Skip to main content
Escrito por

Víctor Gómez Pin

Victor Gómez Pin se trasladó muy joven a París, iniciando en la Sorbona  estudios de Filosofía hasta el grado de  Doctor de Estado, con una tesis sobre el orden aristotélico.  Tras años de docencia en la universidad  de Dijon,  la Universidad del País Vasco (UPV- EHU) le  confió la cátedra de Filosofía.  Desde 1993 es Catedrático de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), actualmente con estatuto de Emérito. Autor de más de treinta  libros y multiplicidad de artículos, intenta desde hace largos años replantear los viejos problemas ontológicos de los pensadores griegos a la luz del pensamiento actual, interrogándose en concreto  sobre las implicaciones que para el concepto heredado de naturaleza tienen ciertas disciplinas científicas contemporáneas. Esta preocupación le llevó a promover la creación del International Ontology Congress, en cuyo comité científico figuran, junto a filósofos, eminentes científicos y cuyas ediciones bienales han venido realizándose, desde hace un cuarto de siglo, bajo el Patrocinio de la UNESCO. Ha sido Visiting Professor, investigador  y conferenciante en diferentes universidades, entre otras la Venice International University, la Universidad Federal de Rio de Janeiro, la ENS de París, la Université Paris-Diderot, el Queen's College de la CUNY o la Universidad de Santiago. Ha recibido los premios Anagrama y Espasa de Ensayo  y  en 2009 el "Premio Internazionale Per Venezia" del Istituto Veneto di Scienze, Lettere ed Arti. Es miembro numerario de Jakiunde (Academia  de  las Ciencias, de las Artes y de las Letras). En junio de 2015 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad del País Vasco.

Blogs de autor

La andreia repudiada

Escribía hace unos días que cuando el artista y el científico se hayan atravesados por esa radicalidad espiritual que designaba como disposición filosófica, entonces su tarea alcanza connotaciones que han sido tradicionalmente vinculadas a la figura del héroe, la figura del ser que alcanza la libertad no de sí mismo, sino precisamente sobreponiéndose a sí mismo. Mas la tarea del arte no está nunca definida de manera unívoca. El ser humano se encuentra en ocasiones inclinado a combates que el protagonista vive como capitales, como susceptibles de ejemplaridad moral, por lo cual, con toda legitimidad, reivindica para su entereza un reconocimiento. Hace unas semanas en primera página de periódicos (no todos españoles), caracterizados por sus posiciones ilustradas, pudo verse la imagen de un hombre al que miles de personas aclamaban como un libertador en razón de que en un coso de Madrid había rozado la frontera de la inmolación. Pues bien:

Esta atención resultaba tanto más sorprendente cuanto que todo, en el sistema de valores imperante, empuja a negar la condición de héroe al protagonista del ascético combate, la sobria confrontación, a la que en ocasiones da lugar el encuentro entre un torero y un toro. La primera razón de ello es que la ética, como racional aspiración a una paz entre humanos (que sería corolario de una situación social que garantizase la dignidad material y espiritual) ha sido sustituida por una exigencia de universal conciliación con el común de los seres animados, entre los que el hombre carecería de papel jerárquico. Esta nueva ética tiene para el orden establecido la ventaja de ser perfectamente inoperante, pues, de hecho, nada amenaza la relación social de fuerzas que hace inevitable el despilfarro de recursos, y degradación de la naturaleza. Mas la virtud que no se practica es virtud que mayormente se predica.

Y así desde los países mismos donde se gestiona el sistema de universal rapiña se expande urbi et orbi el nuevo evangelio que erige en criterio central de bondad el no ser especeista, equiparando la instrumentalización de un ser meramente vivo a la de un ser humano. Hace un par de años, en una feria ecologista de Barcelona, se ilustraba el eslogan "racismo=sexismo=especeismo" con la foto de un africano, una mujer y un chimpancé. Cuando esta amalgama no provoca respuesta...en algún registro esencial hemos sido vencidos: la vida a secas ha empezado realmente a primar sobre la vida del ser de palabra. Relativizar el peso de la propia vida sigue ¡siendo socialmente lícito (¡y hasta obligatorio¡) cuando se trata de quemar la vida en un trabajo embrutecedor, mas pasa a ser considerado una vileza cuando se vincula a la vida y muerte de un animal de otra especie.

Leer más
profile avatar
11 de julio de 2008
Blogs de autor

El cerco de Acho

En la ciudad de Lima hay un cerro conocido como San Cristóbal, en las laderas del cual, ya cerca del centro monumental e histórico, se encuentra la plaza de toros de Acho, una de las más antiguas del mundo y lugar emblemático en la historia cultural y social de la ciudad. En la plaza de toros de Acho se han fraguado pactos y ajustado cuentas determinantes para el país andino, todo ello con motivo de la fiesta del Señor de los Milagros, mientras los más grandes espadas se enfrentaban a las más seleccionadas reses españolas o americanas.

Las calles que circundan la plaza, prolongación hacia el cerro de la ciudad colonial, tienen casas de color albero y, por un prestigio de la imaginación, cabe ubicar en sus plantas establecimientos de comida, donde, antes de los espectáculos, el pueblo de Lima se congratularía por la simple promesa de una fiesta. Me complazco en la imagen, cuando menos anacrónica, de  una hostería popular, tentadora para cualquier segmento de la población, con profusión de ceviche de carne, de pescado o mixto, tiradito, cocoto, y la cerveza Malta (cuya fábrica se encuentra -o se encontraba hace unos años- en la zona) pisco y hasta vino de Ica; una hostería limpia y alegre, en un barrio cuyas calles de albero tendrían todas matriz en el templo en el que alcanza significado pleno la expresión Señor de los Milagros... Imagen sin duda dolorosamente mirífica:

No hay fiesta compartida en la ciudad de Lima; no hay el análogo de ese teatro en el que  los campesinos áticos contemplaban lo que les unía en destino a los ciudadanos más privilegiados de su ciudad. En Acho, las laderas del cerro San Cristóbal se han llenado (como las laderas de todos los cerros de Lima y prácticamente de todas las ciudades de la América Ibérica) de esas parodias crueles de las cabañas de los indígenas serranos a las que antes me refería, donde el plástico ha sustituido a la arcilla y la rata al lama.

Por las laderas del cerro, quizás un tiempo sobria referencia protectora, desciende sobre el entorno del templo de Acho un desolador caudal de indigencia material, generador, inevitablemente, de penuria espiritual. Y así, durante los festejos del Señor de los Milagros, un policiaco cordón, llamado a proteger a los que asisten al festejo de la amenaza colindante (y de la paranoia a la que sirve de coartada) separa la plaza de toros más vieja de América de las gentes del pueblo que le hubieran dado plenamente vida y para quienes la tauromaquia es hoy día, por la fuerza de la alienación social que no por los argumentos de los anti-taurinos, algo profundamente ajeno.  

Leer más
profile avatar
10 de julio de 2008
Blogs de autor

Campesinos en el teatro griego

"La sociedad de formación natural ofrece al individuo no sólo el espacio vital sino también un contenido de vida. El campesino ático que cultivaba campos y viñas lejos de la ciudad, rara vez podía encontrar tiempo para asistir a la asamblea popular. Eso no quita que políticamente fuese no, digamos, de Maratón o de Acarne sino un Ateniense, tuviese el conocimiento que le permitía (en las elecciones importantes, que le concernían personalmente porque afectaban a todos) aportar su contribución de hombre libre. La ciudad de Atenas, además, no era para él simple mercado para sus ventas y sus compras: allí, sobre la Acrópolis, dominaba también Palas Atenea, que protegía con mano fuerte, su polis y a él mismo. Y ni siquiera el campesino más simple se descuidaba de asistir a las representaciones del teatro de Dionisos, gloria de su ciudad patria."

/upload/fotos/blogs_entradas/la_libert_greca_med.jpgTuve hace poco ocasión de escuchar en la ciudad de Murcia un comentario sobre este espléndido párrafo del libro de M. Pohlentz La libertá greca (Paideia Brescia, 1963). Quisiera resaltar aquí las últimas líneas, relativas al hecho de que el teatro era espacio en el que convergían ciudadanos de todos los estamentos, y en el que concretamente los campesinos reconocían el espacio propio de su espiritualidad.

Piénsese por contraste en esas sociedades literalmente quebradas de América Latina, donde las clases sociales europeizadas viven en barrios aislados y villas cercadas, tanto en razón de amenaza real como de la inevitable paranoia, compartiendo referencias culturales o festivas vedadas absolutamente a una población reducida a la indigencia y a la que todo ha sido arrebatado, incluidas en primer lugar las formas auténticamente festivas de su cultura, las cuales en algún caso llegaron a ser compartidas por la entera población, como resultado que eran de un fértil mestizaje.

Como resultado de este auténtico apartheid, en las capitales latinoamericanas perduran espacios para conciertos de eminentes pianistas, pero sólo el fútbol constituye la referencia espiritual para los niños de los inmensos suburbios, para esos hijos de los que, abandonando el medio rural, han sustituido la cabaña de arcilla o madera y la convivencia con lamas o vacas por la chabola de bidón infectada de ratas. En estos paisajes, amenizados (¡eso sí!) a intervalos por la parabólica, dónde los niños se ven abocados a los ocho años a la condición de pirañitas, no cabe fiesta ni rito. Pero sólo por una radical ceguera pueden los privilegiados sentirse ‘narcisísticamente' próximos a los valores de una Europa tan aséptica como mirífica; Europa que a sus ojos laboraría en orden y tendría en Mahler una referencia compartida.

Leer más
profile avatar
9 de julio de 2008
Blogs de autor

La filosofía como heroicidad

Sea cual sea el estado de una sociedad, ya se trate de momentos de exaltación o de quiebra, hay personas que se erigen para los demás en referencia ética, es decir, en modelo para esa dimensión de nosotros mismos que sólo ve satisfacción en la realización de un ideal de libertad. .Un animal es libre cuando nada coarta su instinto de lucha por la actualización de sus potencialidades, es decir, por la realización plena de su naturaleza, y el hombre no es en este sentido una excepción. Mas la naturaleza humana tiene entre sus rasgos esa singularidad absoluta que constituyen las capacidades racional y lingüística, las cuales tienen objetivos no siempre determinados por el imperativo de la subsistencia individual y específica, objetivos traducidos en esa máxima que incita a no conformarse con una vida reducida a genuflexión. En toda circunstancia se ha considerado que héroe es quien, aleccionado por tal imperativo, se alza contra las fuerzas inerciales (la pusilanimidad, la costumbre, la abulia, el puro miedo) que en su propio seno le impiden enfrentarse a la tarea que sabe primordial. Mas, luchando contra si mismo, el héroe no sólo aspira a conquistar su libertad, sino a ser visto por los demás como promesa de libertad propia. Pues bien:

Héroe en esta acepción de la palabra es aquel que tiene la fortuna de experimentar que su propio espíritu explorador es sobrepasado, absorbido, por aquello mismo que se trata de explorar, de tal manera que como escribe el Narrador de la Recherche "el investigador es por entero el oscuro país en el que debe investigar, y su bagaje ya de nada sirve". En tal ascesis (consecuencia de la superación de la "cobardía que aparta de toda tarea difícil, de toda obra importante") sólo cuenta el delimitar la dificultad, es decir despejar las brumas que dificultan la nítida percepción de la misma y el mantenimiento en todo momento de la vigencia del juicio, es decir: sólo cuenta el contenido mismo de lo que he designado como disposición filosófica.

Mas como corolario surge también entonces la exigencia que conduce al arte digno de tal nombre. Y digo "digno de tal nombre" porque desgraciadamente, tanto en su uso cotidiano como en el específico de los eruditos, el término arte designa a menudo un conjunto de tareas que apuntan tan sólo a lo superfluo, a ornamentar nuestras vidas. En sus modalidades convencionales, el arte es excesivamente respetuoso con los parapetos que la cultura ha fraguado para evitar que aflore la exigencia de verdad, exigencia de desvelamiento, exigencia indisociable de una radical confrontación, la cual es de hecho el motor originario de la obra de arte y lo único que le otorga legitimidad.

Leer más
profile avatar
8 de julio de 2008
Blogs de autor

Estéril para la viña…

Reflexionaba hace unas semanas sobre la sombra que cae sobre una persona que deja de sentirse llamada por esa singularísima disposición del alma a la que apunta la palabra filosofía. Lo que de alguna manera estaba sugiriendo es que las disciplinas científicas, literarias o artísticas sólo representan cabalmente la riqueza del espíritu en la medida en la que fermenta tras ellas la exigencia radical de lucidez. Sólo entonces cabe practicarlas esperando de ellas que sirvan de peldaño para la única "cita capital con uno mismo" que todo ser humano tiene contraída con anterioridad a la de la muerte. Cita que el sistema social que reduce a indigencia la cotidianeidad de nuestras vidas nos mueva a diferir una y otra vez. Ello cuando no nos conduce al supremo nihilismo de pensar que la vida del espíritu es cosa de finos, y que carece de base la afirmación aristotélica de que es intrínseca a la naturaleza humana la exigencia de saber, o sea, que efectivamente la filosofía a todos concierne.

No estoy en absoluto indicando que la literatura o la ciencia han de presentar una suerte de fachada filosófica, o algún tipo de ingrediente conceptual explícito para responder con veracidad a su función. Por el contrario: precisamente porque subyace tras ellos la exigencia radical que denomino filosofía, el arte y la ciencia valen por sí mismos, y juegan plenamente su papel dignificador y hasta moralizador de nuestras vidas.

Pero en ocasiones una tarea como la de la escritura apunta simplemente a paliar el vacío al que se hallan abocadas las vidas carentes de filosofía. Mas que acto de fertilidad creativo, tal ejercicio es entonces más bien un síndrome: síndrome de la ausencia de fuerzas, síndrome de que el alma, aun resistiéndose a abismarse en la renuncia, sólo encuentra un sustitutivo de vida espiritual. Hay todavía un temblor frágil, pero nada realmente conmueve, "...como una tierra ya estéril para la viña sirve aun para el cultivo de la remolacha".

Leer más
profile avatar
7 de julio de 2008
Blogs de autor

… A la formación profesional

Criterios empresariales: sí eso va a ser lo determinante en los nuestros de enseñanza universitaria; determinante en la ordenación en esos departamentos considerados espirituales por esas víctimas de la ternura común por las cosas que son los designados por Hegel como almas bellas. La escuela de Bellas Artes, el Conservatorio, o la Facultad de Matemáticas tendrán en la nueva Universidad el lugar que la exigencia social les depare. Y como se acepta como un corolario que la exigencia social ha de plegarse a la salud del mercado -criterio de la salud social en general- habrá numerus clausus de pintores o futuros músicos, en función de la cuenta de resultados de galeristas y gerentes de auditorios. Y desde luego que nadie pretenda ahondar, por ejemplo, en singularidades topológicas si lo que éstas tengan de operativo ya está recubierto por una disciplina más genérica.

Pues bien: ¿por qué lo designado con el término Bolonia sustituye al modelo kantiano-hunboldtiano de la Universidad de Berlín? Aquí viene a colación lo que indicaba al principio del anterior escrito sobre la ausencia de referencias a la sociología marxista, la cual podría eventualmente revelarse errónea, pero que tenía la enorme ventaja de ir siempre con la razón por delante, intentando poner sobre el tapete las causas (a veces expresión de un fracaso en los idearios de emancipación) y no remitirse sea a la mera suerte, sea a una historia de buenos y malos.

Leer más
profile avatar
4 de julio de 2008
Blogs de autor

De la Universidad de Berlín

Indicaba en el escrito anterior que las referencias a la sociología marxista han desaparecido prácticamente de la boca de analistas de prensa, profesores de ciencias humanas, economistas, profesores de filosofía etcétera. Y con ello obviamente tampoco aparecen en los discursos con los que los pocos estudiantes revoltosos justifican su oposición, por ejemplo al modelo europeo de universidades conocido como Bolonia.

Se ha argumentado, acertadamente, que Bolonia acaba con un concepto de universidad que tiene expresión teórica en el Conflicto de las Facultades de Immanuel Kant y concreción práctica en la Universidad de Berlín. Kant y Humboldt veían la universidad esencialmente como un tribunal de la razón, donde la causa final del esfuerzo a realizar eran objetivos de inteligibilidad. La lucidez respecto a las cuestiones fundamentales que atraviesan el alma humana era la meta y los intereses prácticos surgirían como eventuales corolarios: l'intendance suivra -los problemas de intendencia se resolverán por añadidura- espetó el general de Gaulle a un ayudante que, ante su estrategia en la Resistencia, objetó que había problemas de suministro. Pues bien:

En la base de esa conversión de un tribunal de la razón en escuela de formación profesional que supone el proyecto Bolonia, se encuentra la estimación de que los problemas de intendencia no pueden ser diferidos, simplemente porque, resquebrajado, el horno no está para bollos, y lo primero que hay que hacer es repararlo. Los llamados ciclos cortos y sobre todo el énfasis que ponen los legisladores en la necesidad de que de los mismos se salga con un perfil que facilite la plena adaptación a las exigencias del mercado, serían la etapa primera en esta tarea reparadora. Una vez eliminada toda veleidad de que siga habiendo disciplinas marcadas por puras exigencias de inteligibilidad; eliminada en consecuencia la kantiana (¡y peregrina! exclamaría el legislador actual) idea de que el departamento de filosofía perdurara como "un departamento administrativo entre otros y sin embargo toda la universidad" ; eliminada, en suma, la idea de que la razón una e indivisible ha de ser reivindicada en la pluralidad de esas manifestaciones suyas que son las disciplinas científicas o artísticas especializadas... la universidad -pública o privada- empezará realmente a funcionar, al igual que funcionan las cosas cuando nos dejamos de filosofadas y aplicamos criterios empresariales.

Leer más
profile avatar
3 de julio de 2008
Blogs de autor

Maldad absoluta y trivialización de la maldad concreta

/upload/fotos/blogs_entradas/benito_mussolini_and_adolf_hitler_med.jpgEn los años que siguieron a la llamada Gran Depresión se fueron consolidando en Europa partidos de extrema derecha que, con diversos matices, e instalados o no en el poder, convergieron en la alianza constituida en torno a Alemania e Italia durante la segunda guerra mundial. Obviamente el Nacional-Catolicismo español no presentaba los mismos contenidos programáticos que el Fascismo italiano y sobre todo no podía sino diferir grandemente del totalitarismo racista de la Alemania hitleriana. Lo mismo cabe decir si se compara el régimen petainista de Francia con el abominable régimen ultranacionalista que sembró el terror en Croacia, o con el de Oliveira Salazar -en gran parte fiel a la alianza secular con Inglaterra- y así sucesivamente.

La diversidad interna no impedía sin embargo que un hilo conductor los vinculara estrechamente. Ante la pregunta por tal hilo conductor no había, hasta hace quince años, duda en la respuesta: estas formas de ultra-nacionalismo constituían la reacción defensiva (adecuada a las circunstancias de cada país) a la amenaza que para un capitalismo en crisis suponía la resistencia del movimiento obrero. Pues este último era susceptible de aprovechar los puntos vulnerables del sistema democrático, es decir, precisamente aquellos por los cuales la democracia era algo más que exclusivamente formal. El petainismo, el franquismo y el fascismo, como regimenes nacionalistas de vocación imperialista, eran entre sí contradictorios, pero los unificaba su condición de vehículos para frenar la expansión de idearios de emancipación social con origen en la Revolución Francesa y prolongación en la Revolución de Octubre. Desde el punto de vista de que todos eran modalidades extremas de defender los intereses del capital, se trataba efectivamente de análogos perros con diferentes collares. Por eso surgieron todos en una época determinada y como consecuencia de que el capitalismo se sentía profundamente amenazado. Pues bien:

/upload/fotos/blogs_entradas/nacis_med.jpgAhora resulta que tan cristalina explicación no es de recibo, y además no es políticamente correcta. Mas como no aparece ninguna otra explicación alternativa, simplemente se renuncia a encontrar en ese embrollo algún elemento de racionalidad. Como consecuencia surge una pasmosa teoría de la maldad absoluta de los unos, complementada necesariamente con una trivialización de lo que representan los otros. Y así el nazismo era la reencarnación la voluntad de mal que por arte de birbiriloque (¿o de intrínseca maldad de la raza alemana?) habría tomado cuerpo en Alemania. El franquismo, el musolinismo etcétera, serían tan sólo regímenes autoritarios, en gran parte legitimados por los excesos a que podía llegar a dar pie el sistema de libertades formales.

En suma, se sumerge esa época en una tiniebla, se avanzan hipótesis ofensivas para el pueblo alemán, y se insulta la memoria de las víctimas de los demás regímenes: víctimas de un poder capitalista que encontraba en cada país los secuaces adecuados, es decir: personas dispuestas a erigir en máxima subjetiva de su acción, la erección de estructuras políticas que conducían inevitablemente al aviso del débil. Las consecuencias fueron sin duda más graves en el caso de unos que de otros, pero la significación de tales regímenes y las motivaciones a las que respondieron los encargados de apuntalarlos eran exactamente igual de inmundas.

Leer más
profile avatar
2 de julio de 2008
Blogs de autor

Del asunto de las sesenta y cinco horas y otras miserias (2)

La total impunidad con la que los ministros europeos han podido avanzar una medida tan vejatoria como esta ley de las 65 horas vuelve a hacer perceptible algo que durante un tiempo resultaba una evidencia, a saber: que una sociedad donde el mercado carece de polo moderador no garantiza, en última instancia, más libertad que la del mercado mismo. Mientras esta última no sea vulnerada, el respeto a las demás es de buen tono... pero no requisito para ocupar un lugar en el sol de la respetabilidad. Una reflexión sobre asuntos análogos me permitía, hace un tiempo, denunciar lo intrínsicamente injusto, y hasta ofensivo de la amalgama consistente en homologar la miseria objetiva a que condujo el estalinismo, a las miserias del franquismo o del fascismo. Sostenía, y sostengo, que la primera es reflejo de un trágico fracaso en el proyecto ilustrado de alcanzar una sociedad que permitiera al hombre la plena realización de su naturaleza, mientras que la segunda es, por el contrario, expresión directa de la resistencia más feroz a tal ideario.

Recordaba aquí mismo que al final de los años 60 (en los que la isla de Cuba constituía para la causa de la dignidad del hombre un lugar faro) empezó a circular en los medios de izquierdas de París, ciudad donde yo entonces residía, el rumor de que el régimen estaba procediendo a una persecución sistemática de los homosexuales. La primera reacción era en general de incredulidad (tenía que tratarse de una falacia imperialista). Mas ante la iteración de testimonios fuera de toda sospecha, la incredulidad dio paso al estupor, y sobre todo a la desolación. Pues el hecho de que, por estúpidas, cobardes y oportunistas razones ideológicas, el régimen cubano persiguiera a un colectivo social en situación de penuria como eran los homosexuales, era vivido como una traición al ideario mismo que se hallaba en el origen del alzamiento de los cubanos contra la tiranía imperante.

Por el contrario, como ya he tenido ocasión de escribir, que los jerifaltes franquistas erigieran leyes como la llamada de peligrosidad social (que amalgamaba a vagabundos, drogadictos, homosexuales, subversivos y un rosario de "vagos y maleantes"), no constituye sino una muestra de fidelidad a un proyecto que tiene en el abuso del débil sino un directo ingrediente de la máxima de acción subjetiva (que en ocasiones también) sí, al menos, un auténtico corolario del entramado social que tal ideario supone.

Desgraciadamente tampoco había muchas razones objetivas para sentirse decepcionado cuando hace dos años el clerical régimen (democráticamente elegido) de los pintorescos hermanos gemelos polacos persiguiera hasta la expulsión a funcionarios cuya única falta era la de tener inclinaciones sexuales no acordes con la moral impuesta por la religión de estado. A nadie podía dejar tampoco estupefacto el que se hurgara en el pasado de modestísimos ciudadanos en busca de rasgos estigmatizadores, que conducían a precarizarlos económicamente y marginarlos socialmente. Como máximo (por aquello de las barbas del vecino) nos inquietaba que ello pudiera ocurrir en el seno de la liberal Europa, cuya imagen de parapeto contra modalidades encubiertas de totalitarismo queda seriamente dañada.

Modalidad apenas encubierta de efectivo totalitarismo es el sólo anuncio de que se dejara a los patrones la posibilidad de acordar libremente (a la indecencia se añade el sarcasmo) con un trabajador amenazado por el paro una jornada laboral de sesenta y cinco horas.

Leer más
profile avatar
1 de julio de 2008
Blogs de autor

Del asunto de las sesenta y cinco horas y otras miserias

El pasado invierno varios diarios europeos recordaban en editoriales la indecencia de aprovechar actos cometidos por un individuo para lanzar un anatema sobre el conjunto de los miembros de la comunidad a la que pertenece. Lo más alarmante del caso era, sin embargo, el origen de esta amalgama entre delincuencia y perteneciente a un colectivo cultural o nacional. Pues las palabras más radicales respecto al asesinato por parte de un ciudadano rumano de una mujer en Roma eran pronunciadas por el alcalde de la ciudad "Roma era la ciudad más segura de Europa antes de la entrada de Rumania en la Comunidad Europea", había dicho textualmente. Posteriormente el entonces ministro del Interior Amato no tenía empacho en declarar que en su país había entre la población un alto grado de hostilidad contra los rumanos. Ante las preguntas del entrevistador precisaba que no se trataba en particular de los "rom" (comunidad gitana), puesto que esta se limitaría a "robos sin violencia", sugiriendo así que había razones para ver en los rumanos como tales potenciales autores de crímenes con violencia.

Ni el alcalde de Roma Veltroni, ni el ministro Amato pertenecían a ninguno de los grupos políticos cuya esencia es canalizar la agresividad de los ciudadanos hacia el abuso del débil. Concretamente Walter Veltroni fue dirigente del Partido Comunista y el 14 de octubre del pasado año había sido elegido secretario general del Partido Demócrata, visto por más de uno como única izquierda viable.

Es en esta misma Europa dónde se ha dado el primer paso hacia una ley por la que sería posible que empleador y empleado acordaran libremente que este último llegara a trabajar hasta 65 horas. No es detalle menor el que un social demócrata como Gordon Brown fuera uno de los mayores impulsores de la misma, de tal manera que Sarkozy y Merkel incluso se libraran del trabajo sucio. Cuando se piensa que la social-democracia europea luchaba hace apenas veinte años por las 35 horas, nos damos cuenta del abismo que supone tener o no tener como polaridad real un sistema (¡y un ejército que lo defendía!) en el que quedaba un rescoldo de la Revolución de Octubre.

Se ha dicho muchas veces, con mayor o menor frivolidad, que la persistencia del régimen soviético, podía ser opresor para gran parte la población del Este, pero que una impagable garantía para los trabajadores de Occidente. Pues bien: todos aquellos que se sumaron a las congratulaciones de los poderosos del mundo con motivo de la caída del muro de Berlín, tienen ahora ocasión de comprobar hasta que punto la promesa de libertad que creyeron ver constituía efectivamente un espejismo.

No puede desgraciadamente ser motivo de sorpresa el que los jerifaltes europeos actuales tengan el desparpajo de proponer leyes tan indecentes como la mencionada de las sesenta y cinco horas, o como la de la expulsión de emigrantes, que han llegado a nuestros países por meras exigencias del sistema productivo y con absoluta complicidad de autoridades que- obedeciendo ahora a exigencias complementarias del mismo sistema- han dejado provisionalmente de abrir la mano. Las medidas se toman obedeciendo a imperativos mayores y el ministro Corbacho (a la vez que tranquiliza su conciencia declarando que lo de las sesenta y cinco horas es un retorno a la esclavitud del siglo diecinueve) ni siquiera estuvo en condiciones de votar en contra. Su vergonzosa abstención es una excelente muestra de obediencia a lo que impera: por ejemplo obediencia a la idea de que hay que estar en condiciones de competir con países como India o Brasil y dejarse de coñas, es decir, dejarse de hablar de trabajar 40 horas.

Ahora que hay crisis del petróleo y puede, en consecuencia, ser muy rentable el carbón un amigo me recordaba que los diminutos cuerpos de niños de siete años eran en el siglo 19 muy útiles para penetrar en las galerías más recónditas...

Leer más
profile avatar
30 de junio de 2008
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.