Víctor Gómez Pin
Stephan Mallarmé muere preparando una edición especial de su poema
"Un coup de dés jamais n’abolira le hasard"
(Una tirada de dados nunca abolirá el azar)
En esta edición el autor introducía nuevas precisiones en el Prefacio que acompaña al poema, el cual, nos dice, prefiere que no leamos. Siga o no siga el lector de Mallarmé este consejo, es útil recordar aquí algunas de las indicaciones sobre la estructura del trabajo que en el prefacio nos avanza:
Hay entre las líneas irregulares vacíos que introducen un alargamiento espacial ("espacement") de la lectura, que va más allá de los blancos exigidos por la versificación tradicional como silence alentour, entorno de silencio. Pues, en este caso, el blanco del papel determinará la entrada o salida de una imagen dada, a distancias variables del hilo conductor latente.
El evocado recurso, completado entre otros por diferenciación de los caracteres de imprenta según la jerarquía de motivos, hará, nos dice el autor, que el poema "venga a ser para aquel que quiera leer en voz alta una partitura".
Mallarmé señala más tarde que de sus procedimientos puede que nada a la larga resulte, pero que cabe también "un nuevo arte", del cual serían premonitorias las tentativas ya entonces avanzadas de conciliar el verso con la libertad y el poema con la prosa (le vers libre et le poème en prose), conciliación que se realizaría bajo la influencia, que alguno tendería a considerar ilegítima, de la música… música escuchada, es decir, no reducida al esqueleto de una partitura.
En cualquier caso esta musicalización no supone ninguna subordinación de la Poesía…"única fuente", enfatiza el autor en el cierre del texto. Siendo única es obvio que se trata de fuente cuyo caudal no es aumentado con el proveniente de otras fuentes (aunque si pueda ser derivado de su originaria rectitud y perturbado en su composición por las singularidades del terreno); fuente entonces absoluta o primigenia. Mas ¿qué fluye en realidad y cuál es la interna topología de esta fuente única? Intentaré abordar esta doble interrogación retomando un relato, que me conducirá, espero, por una reflexión antropológica a la que nadie en realidad nadie puede sustraerse.