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Escrito por

Víctor Gómez Pin

Victor Gómez Pin se trasladó muy joven a París, iniciando en la Sorbona  estudios de Filosofía hasta el grado de  Doctor de Estado, con una tesis sobre el orden aristotélico.  Tras años de docencia en la universidad  de Dijon,  la Universidad del País Vasco (UPV- EHU) le  confió la cátedra de Filosofía.  Desde 1993 es Catedrático de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), actualmente con estatuto de Emérito. Autor de más de treinta  libros y multiplicidad de artículos, intenta desde hace largos años replantear los viejos problemas ontológicos de los pensadores griegos a la luz del pensamiento actual, interrogándose en concreto  sobre las implicaciones que para el concepto heredado de naturaleza tienen ciertas disciplinas científicas contemporáneas. Esta preocupación le llevó a promover la creación del International Ontology Congress, en cuyo comité científico figuran, junto a filósofos, eminentes científicos y cuyas ediciones bienales han venido realizándose, desde hace un cuarto de siglo, bajo el Patrocinio de la UNESCO. Ha sido Visiting Professor, investigador  y conferenciante en diferentes universidades, entre otras la Venice International University, la Universidad Federal de Rio de Janeiro, la ENS de París, la Université Paris-Diderot, el Queen's College de la CUNY o la Universidad de Santiago. Ha recibido los premios Anagrama y Espasa de Ensayo  y  en 2009 el "Premio Internazionale Per Venezia" del Istituto Veneto di Scienze, Lettere ed Arti. Es miembro numerario de Jakiunde (Academia  de  las Ciencias, de las Artes y de las Letras). En junio de 2015 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad del País Vasco.

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La propuesta heideggeriana de ejercitación filosófica sobre la mecánica cuántica (I)

En el arranque de este texto de Heidegger unas consideraciones no excesivamente trasparentes sobre la coincidencia entre la mecánica cuántica y el procedimiento clásico consistente en objetualizar. En ambos casos, nos dice, habría la necesidad de  referirse  a situación, aspecto, mirada previa, vía y proyecto, y se barrunta que ello sería  un indicio  de  que seguimos en la misma  forma de coordinarse con el mundo, sugiriéndose que sólo un pensar ajeno  a esta coordinación supondría auténtica novedad.

Sin embargo Heidegger acepta una  singularidad de la física cuántica consistente  en el hecho de que " ya no puede eludirse la pregunta de quienes somos "nosotros", para quienes el objeto es en cada caso un objeto" . Y tras este recordatorio una declaración programática: "Es decisivo averiguar cual es la relación sujeto- objeto, en cuanto relación, en su esencia y fundamento esencial, y sacar este preguntar del círculo de la "teoría del conocimiento y de la metafísica del
conocimiento
". Y a continuación, pregunta sobre el título mismo del parágrafo: "Interpretación filosófica de la mecánica cuántica. ¿qué significa eso?"

Mas que una respuesta un listado de tareas encuadradas en dos apartados. El primero se reduce a un enunciado, más bien redundante respecto al título general del parágrafo

1.     "Interpretar la Mecánica Cuántica en lo que se refiere a sus fundamentos filosóficos".

2.     "Exponer la Mecánica Cuántica misma como tipo de [filosofía] y como contribución a la filosofía".

Aquí la concreción es mayor. Siendo la Mecánica Cuántica un tipo de física, se muestra sin embargo tener "relevancia para la filosofía" y de ello se pasa a pregunta: "¿Qué tipo de filosofía es ella [la mecánica cuántica]?"

Desde luego tener relevancia para la filosofía no supone necesariamente constituir un tipo de filosofía. En realidad lo que de entrada se barrunta es que sin querer  ser filosofía, siendo cabalmente física, la Mecánica Cuántica se ve abocada a realizar aseveraciones sobre la physis (incluída en ocasiones la physis del hombre) que chocan con lo que la filosofía convencionalmente asumía.  Más que ser un tipo de filosofía la Mecánica Cuántica-cabría decir- se ve más o menos inesperadamente  envuelta en la filosofía ...lo cual no es poca cosa. Pero sigamos con el texto de Heidegger.

No se aborda la enunciada pregunta sobre el tipo de filosofía que sería la Mecánica Cuántica, sino que se evoca un indeterminado "error fundamental (Grundirrtum)en la actitud de las ciencias ante la 'filosofía' " (entrecomillado del autor), se distingue entre "Filosofía" y "filosofía",  y se denuncia "la exigencia inversa a la filosofía y los criterios inadecuados para enjuiciarla", sin que quede muy claro si se trata de enjuiciamiento de la mecánica cuántica o de la filosofía misma.

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9 de agosto de 2012
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La significación de “fin de los tiempos”

Decía que en esos inviernos de Silesia y Friburg  en el que  la reflexión de un filósofo y la meditación de un músico parecen hacerse guiños  hacía ya decenios que se había iniciado  un proceso que conduce efectivamente al fin de un tiempo. En la terminología convencional de los estudiosos de Heidegger se trataría del fin de la metafísica, entendiendo  por metafísica una larga etapa del pensamiento caracterizada según Heidegger por la reducción del problema de la verdad al problema del conocimiento, la erección de los instrumentos de control de la naturaleza (es decir, la ciencia y su correlato en  la técnica) en paradigma de la actividad del espíritu,  una concepción del lazo entre el hombre y el mundo marcada por la idea de objetividad,  el oscurecimiento del mundo mismo y con ello la  imposibilidad de una comunidad  en el sentido cabal de "ser en el mundo originalmente existente" (die Möglichkeit des Miteinander im  Sinne  des ursprünglich existententen In-der-Welt-seins,  parágrafo 23 ), y sobre todo, a la vez como matriz y expresión de todo ello, el desaparecer (verschwinden) del ser "en objetualidad y la seguridad y el aseguramiento de lo constante (in der Gegenständlichkeit und Sicherheit und der Bestandsicherung Parágrafo 22, proposición 6)" así como el olvido del mismo.

Lo que se estaría acabando es, en suma, aquello que constituiría el "círculo de la técnica" que, incluyendo asimismo a la ciencia (parágrafo 22 proposición 10), determinaría la sustitución del mundo originario por los lazos de subjetividad-objetividad y su tremendos corolarios,  tanto en la relación con el entorno natural como en las relaciones de los hombres entre sí. Pues, "una vez que el ser ha quedado olvidado, el paroxismo y el arrebato del hombre ya pueden comenzar (Der seinsvergessene Taumel und Aufruhr des  Menschen kann beginnen parágrafo 22)"

Paroxismo y arrebato vinculados por Heidegger a la primacía de la subjetividad y a la tendencia en el mundo a considerar todas las cosas como propias de la humanidad. Y así, en un mundo des-mundanizado, solo contaría " la mera cría del hombre y la elaboración y asimilación de la
tierra; el consumo y el gasto como fundamento de la institución y organización incondicional de lo objetual (parágrafo 21 titulado como  "Abandono del ser y visión del mundo  Seinsverlassenheit und Welanschauung").

Estos textos han dado lugar a comentarios discordantes,  incluso en el registro político. Ha habido una lectura que ve en ellos una invitación a elucidar la génesis de la reducción de la naturaleza y la erección de sus frutos  en fetiches, tan sólo aptos para la insaciable carencia  de un ser humano desarraigado del mundo primigenio, un mundo en el que la comunidad en el sentido verídico de la palabra  era posible; se trataría de pensar las raíces de aquello que habría conducido a nuestra civilización al nihilismo, sentando así los cimientos de una nueva etapa.

Esta lectura positiva se vería ciertamente reconfortada si este discurso sobre lo que sería urgente pensar con decisión,  no se hubiera hecho desde la universidad de un país embarcado en un feroz proyecto de aniquilación de las condiciones de posibilidad del pensar mismo, y si el protagonista no hubiera pronunciado unos años atrás y en calidad de rector de esa misma universidad de Friburg  un célebre discurso que mostraba signos inequívocos de connivencia con los aspectos meramente ideológicos del régimen que imponía tal proyecto.

Pero, indicaba Hegel, el órgano de la fertilidad y la  procreación se revela también ser...el órgano de la orina. La "ternura común por las cosas" característica de la disposición  de aquellos que aspiran a un mundo dónde la negatividad  y la quiebra estén ausentes, un mundo donde la serenidad no sea superación de la yaga, donde la conciliación no sea  re-conciliación, tal disposición de ánimo lo único que consigue es que la contradicción a la que el sujeto evita confrontarse y hasta reconocer se filtre por entero en su espíritu, reduciendo su entera subjetividad y convirtiéndola en pasivo juguete.

Mas ese pensamiento de Hegel supone asimismo que la recíproca es cierta, que tras el pensamiento perezoso y obediente puede darse un rescoldo de espíritu que tiende a la veracidad y a la libertad. Y así, al igual que tras las notas   del Cuarteto para el fin de los tiempos ( objetivamente subversivas tanto en el registro político como en el creativo) se  encuentra la subjetividad de un Olivier Messiaen,  no ya esperanzado por el discurso evangélico
sino confiado en aquellos que desde la Cúpula Vaticana instrumentalizaban tal discurso,  haciéndolo compatible con los compromisos políticos más abyectos...el cuando menos equívoco discurso de Martin Heidegger en relación a existencia de jerarquías entre lenguas (llegó  a sugerir que no todas son aptas- o al menos aptas por igual- para la expresión de determinaciones conceptuales) y entre los pueblos que son simiente para la  perseverancia y fertilidad  de las mismas, no es óbice para que en los escritos de esos años negros haya páginas de encomiable veracidad, sobre todo en relación a la puesta sobre el tapete de interrogaciones claves...aunque  no tanto quizás   en los meros esbozos de tangencial respuesta a las mismas.

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7 de agosto de 2012
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Fin de los tiempos y fin de la metafísica

Invierno de 1940: en el STALAG VIII A, campo de prisioneros  cercano a Görlirz, en Silesia, Olivier Messiaen, que había sido  autorizado por las autoridades del centro a componer música, escribe su Quatour pour la fin du Temps, a la vez que  trabaja en las obras de transformación de uno de los barracones en auditorio.  Así describe el propio Olivier Messiaen la atmósfera del día del estreno: "Los cuatro músicos tocábamos con instrumentos rotos...las teclas de mi piano vertical permanecían bajas cuando las presionaba...calzábamos zuecos de madera   suficientemente grandes para que la sangre pudiera circular". Se ha dicho que los recuerdos de Messiaen son
inexactos y que la alusión a los zuecos relativa a la nieve acumulada bajo los pies no se compagina con el hecho de que la interpretación tuviera lugar en el barracón-auditorio. Sea como sea sí es cierto que   el 15 de enero de 1941,  Henri Akoka,  clarinete,  Jean le Boulaire,  violín, y  Etienne Pasquier,  violonchelo, interpretan  junto al propio Messiaen al piano, este Cuarteto para el fin de los tiempos, ante un público compuesto no solo por  prisioneros sino también por un gran número de  guardianes y otros empleados del campo.

Invierno de 1941, en su cátedra de Friburgo, Martin Heidegger esboza para jóvenes alumnos lo que serían las etapas de una  "Ejercitación en el pensamiento filosófico (Einübung in das philosofische Denken )" a la cual ya me he referido aquí. En la tercera parte de esta Ejercitación, se considera el lazo entre el concepto de rectitud  (Richtigkeit) y el concepto de certeza (Gewissheit). En el seno de esta reflexión unas consideraciones muy generales (apenas 16 líneas) bajo el título "La Mecánica cuántica y la objetualización" (Die Quantummechanic und dieVergegenständlichung), seguida de una "Interpretación filosófica de la Mecánica Cuántica (Philosophische Deutung der Quantummechanich)".

En ese invierno en el que  la reflexión de un filósofo y la meditación de un músico   parecen hacerse guiños desde trincheras diferentes hacía ya decenios que se había iniciado  un proceso que conduce efectivamente al fin de un tiempo. En cualquier caso la significación  de ese fin de los tiempos que la estremecedora composición de Messiaen anuncia, quizás  va más allá de la explícita referencia al Mensajero del  Apocalipsis  de San Juan: "Posó el Ángel su pie derecho en el mar, su pie izquierdo en la tierra y erguido sobre ambos levantó la mano hacia el cielo y juró por Aquel que vive por los siglos de los siglos  diciendo: ya no habrá más tiempo el día de a trompeta del séptimo ángel"

 

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2 de agosto de 2012
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De qué se trata en una metafísica que responda al saber de nuestra época

Hemos de entender bien que sigue tratándose de pensar  la naturaleza, sigue tratándose  de una exploración del  entorno físico por la razón y  el lenguaje, sigue tratándose de que  lenguaje y razón  desplieguen  su potencialidad y se reconozca fertilizados  en tal despliegue.

Para este pensar sigue siendo imprescindible que las alforjas estén bien repletas. La nueva metafísica no puede abordarse, por ejemplo,  sin ese  bagaje técnico indispensable para percibirse de lo que está en juego  por ejemplo en el esfuerzo hasta ahora inructuoso de los físicos por alcanzar un teoría unificada del campo o en el de los genetistas para determinar partes del genoma no codificadoras de proteínas que darían mayor luz sobre ese límite del conocimiento que constituye ( y constituía  ya para el biólogo Aristóteles)  la existencia de diferencias  en el seno de una especie que separan a un individuo de otro.

Todo este bagaje técnico sigue siendo no sólo conveniente sino, ahora sobretodo, definitivamente imprescindible. Imprescindible incluso que una introducción a la metafísica pase por un claro establecimiento del estado de la cuestión sobre aquello que el conocimiento científico considera adquirido. Se trata en suma de ser fiel al hecho de que  la metafísica   se forja en cada etapa tras la ciencia natural, lo cual no significa que la ciencia natural sea cronológicamente anterior a ella,  importantísimo asunto que abordaré algo más tarde en esta reflexión.

 

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31 de julio de 2012
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¿Fiesta con anfetaminas? Crisis sistémica y ofensa a sus víctimas (II)

La amalgama,  deliberada o no,  entre denuncia del funcionamiento en un momento y un país concreto del sistema de mercado ( denuncia  hipócrita  o ciega si no se dice que es el mercado mismo es el que adopta tales epifanías) es una ofensa que se viene infringiendo  desde hace años a los trabajadores griegos,  pero también a las víctimas de la descomposición del sistema a la que asistimos en nuestro país

Las primeras  noticias    sobre  la posibilidad de  que el Fondo Monetario Internacional condenara a Grecia a los arcenes del sistema económico de libre mercado coincidían en fecha con  la cita   de "Le Monde" que encabezaba la anterior columna. Las consideraciones sobre España ocupan ese domingo 22 de julio la editorial en primera página  del prestigioso  diario.  La tribuna constituye en principio una crítica de las medidas adoptadas  por el gobierno español para intentar   reconducir la economía. Se afirma así que los recortes en educación,  que comprometerían el futuro de generaciones, son una  injustificable concesión a unos mercados desagradecidos.

Pero el estilo general del escrito no permite  claramente discernir entre carencias del propio sistema, irresponsabilidad de los políticos y actitud del pueblo español, víctima de ambas. Y en un tono paternalista se apela a una Europa que debe ayudarnos a reencontrar la senda de la cordura, olvidando que el sistema social imperante en esa Europa es el que ha llevado a esta locura pretendidamente propia. Trnscribo de nuevo:

" El país paga hoy por sus años de locura[...]La purga durará años[...] Europa ya ha faltado a su deber dejando que España se embriague en un decenio de artificial crecimiento[...]Europa no debe cometer dos veces el mismo error dejando al país perderse como en sus años de fiesta con anfetaminas. No hay que abandonar España a su suerte"

La última frase no estaba citada en la anterior columna  y desde luego es obligación de cualquiera, español, griego, irlandés  o simplemente un ciudadano con sentimiento de dignidad alzarse frente a la misma: España no necesita ayuda para plegarse obedientemente a las reglas de juego de un sistema que día tras día incrementa en toda Europa (Alemania comprendida) el desarraigo social, el embrutecimiento y la barbarie. España, como Francia, necesita en todo caso ayuda fraterna para encontrar una alternativa viable a ese sistema, es decir para construir un orden social en el que la realización del ideario de la revolución francesa no sea una promesa eternamente diferida. 

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26 de julio de 2012
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¿Fiesta con anfetaminas? Crisis sistémica y ofensa a sus víctimas (I)

"El país paga hoy por sus años de locura[...]La purga durará años[...] Europa ya ha faltado a su deber dejando que España se embriague en un decenio de artificial crecimiento[...]Europa no debe cometer dos veces el mismo error dejando al país perderse como en sus años de fiesta con anfetaminas" (Le Monde, domingo 22 de julio, Editorial)

Este blog ha tenido siempre la intención de constituir un lugar de reflexión filosófica, en la que juega papel predominante lo que podemos considerar como filosofía fundamental, es decir, la Ontología.  Pero el pensamiento no surge de la nada ni es producto exclusivo de un sujeto. Hacer abstracción de las condiciones sociales en las que la filosofía ha de forjarse y perdurar es traicionar el hecho esencial de que la filosofía constituye siempre una lucha  contra las condiciones sociales que la dificultan y tienden a erradicarla. Como decía el matemático y filósofo Gilles Chatelêt "la filosofía es una guerra contra la estupidez", pero no contra la estupidez accidental sino contra el orden social para el que nuestra "estupidez", o más bien nuestra alcahuetería genuflexa con sus imperativos   es condición de supervivencia. Por eso en en estas reflexiones metafísicas en el sentido etimológico del término voy introduciendo reflexiones como las que hoy me ocupan.

Al referirse a la llamada  Crisis  se habla a veces de  causas sistémicas y a veces de responsabilidades personales. Estas últimas en ocasiones serían debidas a impericia   y en ocasiones  a comportamiento corrupto, la cosa teniendo entonces  connotaciones morales. La responsabilidad moral no está tampoco ausente en los casos en los que  una persona cuyos poderes aparentemente  ejecutivos están de hecho condicionados por exigencias ocultas, cumple su función por así decirlo sin excesivos remilgos.

Paradigmático  respecto al último extremo es el  "affaire" TELECOM.  El responsable de la multinacional en los años en los que empleados suyos se suicidaban, argumentará sin duda que él se limitaba  hacer lo imprescindible para que su grupo no perdiera posiciones en el duro mercado internacional de las telecomunicaciones, lo cual sin duda es cierto,   pero ello no es óbice para que, en el plano estrictamente subjetivo se diría  que ese responsable realizó su tarea  con la misma diligencia con la que  ciertos torturadores  ( también sometidos a obediencia) cumplen  la suya.

Cabe discutir sobre la matriz del mal ha de buscarse exclusivamente en el sistema , considerando al ejecutivo o al político como  meros subordinados, o si parte de la responsabilidad reside en estos. Y como la moral no concierne a las estructuras sino a las personas, cabe preguntarse hasta qué punto la actual crisis ha de ser abordada en términos morales, o exclusivamente en términos de combate contra  una trama social   intrínsecamente  portadora de calamidad.

Pero lo que no cabe, lo que resulta directamente canallesco, es culpabilizar a aquél mismo que sufre las consecuencias del desastre, atribuyéndole una ciega complacencia en los aspectos miríficos del sistema y una pecaminosa falta de previsión por las cuales de alguna manera lo que ahora le sucede le estaría bien empleado.

Escribo esta columna el domingo día 23 de julio y no puedo saber la dimensión de la noticia que acabo de leer en la radio según la cual el Fondo Monetario Internacional habría ya tomado la decisión de rescindir la participación de la institución en la "ayuda" a Grecia, de tal forma que privado definitivamente  de fuentes crediticias este país se vería abocado a salir del euro. Pero en cualquier caso resulta simplemente ofensivo que comentaristas de la noticia confluyan en considerar que la cosa se veía venir, que desgraciadamente la loca irresponsabilidad de los ciudadanos griegos en los años de "bonanza" artificial a conducido al desastre. 

Al oír a estos comentaristas  uno podría pensar que el caos actual se debe a que (animados ciertamente por   un sistema irresponsable  pero sin precisar  que ese sistema era la concreción para Grecia del sistema mundial de economía de mercado),  hace cinco años los trabajadores griegos estaban en una permanente juerga de cuya resaca la comunidad de los países serios está en la imposibilidad de redimirles, pese a su buena disposición.

Esta visión simplemente es ofensiva para el taxista  de Atenas o el estibador de los cargueros del  Pireo, cuya jornada  hace un lustro era  como ahora de doce horas (ciertamente entonces mejor remuneradas). Ofensa que se infringe también a las víctimas de la crisis en nuestro país y ello en foros en los que cabría esperar un poco menos discursos menos ciegos, por no decir menos alcahuetes con el sistema generador de la presente indigencia. Me ocuparé en la próxima columna de uno de ellos.

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24 de julio de 2012
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¿Fin de la metafísica u otra metafísica?

Es muy posible que la historia de la metafísica, la historia de la disciplina que surge como reflexión conceptual tras la física, la historia de aquello que, desde Aristóteles cuando menos, ha constituido el núcleo de lo que se denomina filosofía, haya llegado con la  Mecánica Cuántica a un punto de inflexión tan radical que de alguna manera sí quepa hablar de final de tal historia. La idea que intento expresar  es relativamente sencilla:

La meta- física  no puede ser lo mismo cuando la física tras la cual se constituye ratifica  los principios rectores de nuestra relación con el orden natural y cuando la física conduce a dudar de la universalidad de tales principios, o más bien: cuando la física puede permitirse hacer abstracción de tales principios.

La metafísica que emerge en el prodigioso edificio de la mecánica cuántica es otra metafísica. Una metafísica para la cual las herramientas conceptuales forjadas en los principios de la metafísica clásica no sirven, Pero forjar unas nuevas supondrá un cambio radical de estrategia, sobre la cual seguiré aquí interrogándome.

 

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19 de julio de 2012
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Heidegger y la subversión cuántica (II)

He insistido ya aquí en que la Mecánica Cuántica ha de ser liberada de su utilización como coartada para actitudes ideológicas tras las que se esconde la quizás inevitable tendencia a salvar el alma. He señalado que el hecho de que las correlaciones cuánticas no autoricen ningún tipo de trasmisión de señal supra-liminar garantiza que esta disciplina  nada en absoluto tiene que ver con la mística y que  su tremendo interés,  más allá del directamente científico, es exclusivamente filosófico.

Mas si algunas veces la Mecánica Cuántica es instrumentalizada ideológicamente  por personas que ni siquiera superficialmente se han acercado a ella, también se da el caso  de verdaderos pensadores que  explicitan suficientemente el encuentro efectivamente mantenido con la disciplina   y el peso que ha tenido  en la elaboración de sus propias reflexiones.

Obviamente entre el Heisenberg que reivindica explícitamente la necesidad de una metafísica entendida como reflexión conceptual posterior a la ciencia natural de la propia época, y el Heidegger que  en el binomio ciencia-técnica ve a la vez el instrumento y la matriz de la actitud espiritual que conduce a la prioridad óntica del cálculo y lo calculable  la diferencia parece
gigantesca. Y sin embargo... muchos son los indicios de que la Mecánica Cuántica no es para Heidegger (no podría serlo) una etapa más  de la  relación del hombre con el mundo bajo las coordenadas de  objetividad, subjetividad, necesidad y universalidad  inherentes a lo que el designa como olvido del ser,  primacía de cuyas consecuencias para Heidegger da cuenta este tremendo párrafo de la Ejercitación:

"Y este dominio de la subjetividad se basa en la obviedad de lo ente y de su ser. En virtud de esta, todo está ya previamente en orden. Una vez que el ser ha quedado olvidado, el paroxismo y el arrebato del hombre ya pueden comenzar. Todos los caminos están abiertos  para explicar todas y cada una de las cosas como propias de la humanidad" [1])

 


[1]             Traducción de Alberto Ciria, edición citada  p. 84 

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17 de julio de 2012
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Heidegger y la subversión cuántica

Ejercitación en el pensamiento filosófico (Einübung in das philosophische Denken). Tal es el título bajo el que se publican en las obras completas de Martín Heidegger[1]los cursos profesados por el filósofo alemán a jóvenes que iniciaban que iniciaban los estudios de filosofía en el semestre de invierno... 1942- 1942.

La fecha es obviamente significativa. Europa está inmersa en una guerra devastadora y la gran cultura alemana gangrenada desde el interior por la recuperación que de ella hace el régimen. Heidegger persevera no obstante en el ejercicio filosófico, cosa que hacen   asimismo otros desde lugares muy diferentes (espacios de reclusión  incluidos) de esa misma Europa "en cuyos
campos al llegar la primavera ya solo florecen tumbas"

No es este sin embargo el momento de retomar la polémica sobre la pasiva  actitud de Heidegger (¡y de tantos otros! en Alemania y fuera de Alemania) ante la peste fascista. El caso es que Heidegger invita  en esta ejercitación a  que sus oyentes retomen por su cuenta el trabajo del pensamiento, que intenten hacer suya la disposición de espíritu de los grandes de la filosofía con paradigma - como en tantos textos del autor- en Heráclito o Nietzsche, pero también cosa que a alguno sorprenderá más... en algunos de los científicos que estaban revolucionando  la ciencia natural, Mecánica Cuántica en primer término.

Ya he tenido ocasión de aludir aquí mismo al interés de algunos físicos cuánticos por  Heidegger, así por ejemplo el británico Chris Ishmann evocando en un manual sobre los fundamentos matemáticos de la teoría el texto de Heidegger titulado La pregunta por la cosa. Pero obviamente es interesante saber que el interés es recíproco.  En su tentativa por acercarse a la esencia de un pensamiento que se iteraría en cada uno de los grandes pensadores, la mecánica cuántica se cruza en su camino. No podía ser de otra manera, y casi es lo de menos que Heidegger haya tenido relación personal e intelectual ( además de prescindibles afinidades ideológicas) con Heisenberg y algún otro de los científicos  que han marcado nuestra época.

 


[1]    Vittorio Klostermann,
Frankfurt am Main Band 88. El volumen
contiene  trabajos que van de 1937 hasta
1942. Hay traducción en Español de , 2011 192 páginas.

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12 de julio de 2012
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Ortega y el reto de su libro inacabado

El compositor veneciano Luigi Nono tiene dos obras  relativas al tema del caminar. La primera para siete grupos instrumentales y vocales y la segunda voces flauta baja órgano, orquesta y dispositivos electrónicos. Nono está obsesionado por el tema machadiano de la existencia de marco que acote y determine la modalidad en el momento  esencial de hacer camino.   Nacido en la ciudad de la laguna el compositor  llega incluso a referirse al que supondría caminar en el seno del agua. Viejo asunto este:  caso de no saber nadar, en lugar de debatirse inútilmente por mantenerse a flote, tocar fondo y correr hacia la orilla. Que este sueño sea contrario a las leyes de la física no es óbice para  que refleje  quizás un fantasma universal.

Me venía a la cabeza esta obsesión de Luigi Nono al reflexionar sobre esta situación de Ortega y Gasset aquí evocada,  en la que el filósofo intenta  remontarse a los principios lógicos, gnoseológicos y ontológicos,  cuya  aceptación sin reflexión previa puede decirse que caracteriza nuestras vidas. Principios que somos y no principios que tenemos,  según la polaridad  utilizada por Ortega.

En su Idea de principio en Leibniz  Ortega ve en el filósofo de Hannover, de quien promete ocuparse sin llegar a hacerlo con sistematicidad, el paradigma de una especie de pulsión del pensamiento a explicitar principios. Y al  intentar decir algo sobre tal pulsión, Ortega se distancia de la misma, su pensamiento ha de apuntar más allá de los principios por cuyo origen se pregunta, Pero, ¿cómo ir más allá del fundamento? ¿cómo andar no ya  fuera de todo camino sino incluso más allá de la matriz de los caminos.? En esta tesitura nos sitúa la reflexión metafísica que sigue a la física cuántica.

Ese problema de los principios que Ortega solo consiguió esbozar en un largo libro entrecortado fue un admirable reto para el pensador español y lo sigue siendo para todo aquel que quiera hoy acercarse a la metafísica.

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10 de julio de 2012
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