Skip to main content
Escrito por

Joana Bonet

Joana Bonet es periodista y filóloga, escribe en prensa desde los 18 años sobre literatura, moda, tendencias sociales, feminismo, política y paradojas contemporáneas. Especializada en la creación de nuevas cabeceras y formatos editoriales, ha impulsado a lo largo de su carrera diversos proyectos editoriales. En 2016, crea el suplemento mensual Fashion&Arts Magazine (La Vanguardia y Prensa Ibérica), que también dirige. Dos años antes diseñó el lanzamiento de la revista Icon para El País. Entre 1996 y 2012 dirigió la revista Marie Claire, y antes, en 1992, creó y dirigió la revista Woman (Grupo Z), que refrescó y actualizó el género de las revistas femeninas. Durante este tiempo ha colaborado también con medios escritos, radiofónicos y televisivos (de El País o Vogue París a Hoy por Hoy de la cadena SER y Julia en la onda de Onda Cero a El Club de TV3 o Humanos y Divinos de TVE) y publicado diversos ensayos, entre los que destacan Hombres, material sensible, Las metrosesenta, Generación paréntesis, Fabulosas y rebeldes y la biografía Chacón. La mujer que pudo gobernar. Desde 2006 tiene una columna de opinión en La Vanguardia. 

Blogs de autor

Pecados capitales

La primera vez que visité Amsterdam no reparé en uno de sus numerosos carriles para bicicletas, y avanzaba con la misma parsimonia que traía la radiante mañana junto a los muelles hasta que el avinagrado timbre de una aún más avinagrada mujer me increpó para que desalojara su vía. A nadie le gusta sentirse echado, recibir una bofetada imaginaria o un mohín de desprecio; cuando ocurre nuestro instinto se rebela y se protege, llegando a creer que tenemos razón aunque estemos infringiendo una norma. A menudo necesitamos contar hasta diez para reconocer que en verdad molestábamos. Porque irrita tanto que una bicicleta pase rauda por encima de la acera como que una familia con niños ocupe el carril bici y esté dispuesta a llegar a las manos si les tocas el timbre ?y no digamos si rozas a sus retoños?. La división entre quienes van sobre dos ruedas y quienes prefieren sus dos piernas ha encendido una controversia que, lejos de fomentar una conducta cívica y respetuosa, agranda intransigencias y fobias. La convivencia es uno de los asuntos más sagrados de la vida en comunidad. Nos educan en el respeto, pero la búsqueda de un beneficio inmediato a menudo significa que nos olvidemos del otro y perdamos el sentido de «espacio público». No hay peor acercamiento humano que el de la desconsideración. Eso pienso cuando entro en un taxi con la radio a todo gas y una peste a porcino. O cuando en un restaurante el aire acondicionado quiere competir con un iglú, y en pleno verano debes pedir una manta zamorana. Pero eso no es todo, te rodean mesas gritonas que ni perciben la presencia ajena. Y qué decir de aquellos que vociferan a grito pelado asuntos que preferirías desconocer. O de quienes, cuando se sientan a tu lado, en el cine o el tren, empiezan a hacer ruiditos nasales y sin miramientos desalojan tu codo del reposabrazos. También están aquellos que bostezan con la boca abierta mientras te hablan: me pasó una vez en una entrevista de trabajo, y no había nada más impúdico que mirar al personaje, que, mientras resumía su oferta, me mostraba la epiglotis como si se desnudara. Aunque la peor de todas las desconsideraciones a menudo parte de un sentimiento infértil, si bien humano poco admirable: la envidia. Ese punzón que agita y corroe, que mancha reputaciones, crea falsos mitos y convierte la infamia en verdad. Nada que ver con el arte de la crítica, que sostiene que para apreciar lo uno tienes que cargarte lo otro. Sustituye la cortesía por la desconfianza y la amabilidad por los rebuznos. Como si no pudiéramos ser capaces de admirar, respetar o tolerar a nuestros propios contemporáneos. Ni lo niños se chinchan tanto.

(La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
6 de junio de 2012
Blogs de autor

Injusticia al descubierto

Laura, 43 años, latinoamericana, pobre, emigra a Italia porque su familia política le ha conseguido un trabajo. Y ante sí se abre la promesa de un minúsculo futuro. A su llegada la espera otro guión, el de la extorsión y el engaño: le quitan el pasaporte y la obligan a prostituirse, hasta que una noche salta de un coche en marcha y huye a España. Llega a Madrid hecha pedazos y al minuto es identificada como una simpapeles. La recluyen en un centro de internamiento de extranjeros (CIE) y de nada sirve que denuncie la explotación sexual de la que ha sido víctima, ni su disponibilidad a colaborar con las autoridades a fin de desactivar una red que aún opera con soltura. A pesar de la credibilidad de sus acusaciones, es amenazada con la expulsión a su país de origen, donde la espera la banda de proxenetas dispuesta a vengar el honor del clan. La primera pegunta que se hace Women’s Link ?una organización internacional que trabaja en favor de los derechos humanos desde una perspectiva de género? es tan simple como compleja: por qué una mujer víctima de tantas violaciones de derechos fundamentales es encerrada en un precario CIE, en lugar de otorgarle el estatus de refugiada. La segunda pregunta, no menos relevante, trata de averiguar por qué España vulnera el convenio del Consejo Europeo sobre la lucha contra la trata. Esta causa, como tantas, ha sido llevada ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por Women’s Link, que este miércoles celebra en Barcelona la IV edición de sus premios Género y Justicia al Descubierto. Pero aunque se les llame premios, en realidad son el resultado de una investigación que reconoce la excelencia de los pronunciamientos en relación con la equidad dentro de procesos judiciales, pero que también denuncia la excrecencia. Aquellas historias en las que muchas mujeres ven como su dignidad queda anulada (si sobreviven). Recuerdo a Carlos Fuentes, ese autor que fue grande por sus obras pero también por comprometerse con su tiempo, el verano pasado en Formentor, cuando recibió el premio de las Letras. Ante una decena de periodistas se interrogaba acerca de cómo era posible que Centroamérica soportara la ausencia de una política incapaz de frenar esa imparable escalada de violencia estéril que sigue considerando el cuerpo de la mujer como un mero objeto a disposición de la crueldad de sus verdugos. De las razones por las que tantos estados se cruzan de brazos ante un feminicidio tan aleatorio como impune. En realidad, quienes se merecen un premio son las personas que trabajan día a día en esta y otras organizaciones ?como la fundación de Somaly Mam en Camboya o la activista hondureña Dina Meza?, mujeres y hombres que viven amenazados aunque no les mueva la ideología ni un interés personal, sino la reivindicación de la justicia que debería ajustar el mundo. (La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
4 de junio de 2012
Blogs de autor

Traición en Roma

  Me gusta observar a esas personas casi invisibles que asisten a los mandatarios. Son difíciles de identificar, mudos, o en todo caso susurrantes, pero siempre alerta. Su principal función es actuar según la necesidad, desde sostener un bolso hasta abrir una puerta o tener a mano una caja de Gelocatil. Suelen colocarse allí donde literalmente se expande la sombra de su jefe, esquinados y menguantes frente a la corpulencia de los escoltas. A menudo guardan el teléfono del poderoso en cuestión; también recogen los libros que les regalan y son el brazo que sostiene el paraguas, como hacía Paoletto, el mayordomo infiel de Ratzinger. Paolo Gabriele tenía el privilegio de oler la intimidad del Papa al abrir sus sábanas blancas. Desde ayudar a vestirlo a prepararle la infusión o revolver entre sus cajones. Porque Gabriele había sido elegido como depositario de una palabra noble: confianza. En su reverso: traición. En los 25 siglos transcurridos entre el desvío ético de Efialtes, aquel pastor de Tesalia que reveló al rey persa Jerjes I el camino alternativo al paso de las Termópilas, y la deslealtad de Gabriele ?apodado ya Il corvo (el cuervo)?, la traición no ha hecho más que sofisticarse. Tanto es así, que el llamado ya VaticanLeaks parece una fusión del hacker Assange y la trama vaticana del El Padrino III. Y si no, fijémonos en los detalles: desde la nanocámara utilizada para fotografiar los documentos a las sospechas de que Paoletto no es sino la cabeza de turco en un complot organizado por cardenales contrarios a Benedicto XVI, extremo negado por el portavoz de la Santa Sede, el padre Lombardi. Desde la traición de Judas en el huerto de los Olivos; la Divina Comedia, en la que Dante la cataloga como «el pecado más monstruoso de todos los posibles»; o la obra de Shakespeare, cuyo Macbeth la definió con unas palabras que el tiempo ha hecho canónicas ?«hay puñales en las sonrisas de los hombres; cuanto más cercanos, más sangrientos»?, la traición ha sido siempre el puñal que ha amenazado uno de los lazos más preciados y frágiles en las relaciones humanas: la lealtad. Dicen que el Papa está apenado, no tanto por las filtraciones sino por sentir tan cerca el engaño de quien fue su devoto servidor. En una ocasión, Esther Koplowitz comentaba que lo más doloroso de la desaparición de El columpio de Goya no había sido el robo en sí, sino que lo cometiera gente «de confianza». Porque no hay sentimiento más venenoso que la decepción: descubrir que al otro lado, quien creías que te daba cobijo te empujaba hacia la intemperie. Y ni Dios en la tierra se libra.

(La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
30 de mayo de 2012
Blogs de autor

Madrid sin primavera

  Ocurren cosas inexplicables, como vivir durante más de quince años en una ciudad y ser incapaz de definir el carácter de su gente sin recurrir a los tópicos. Estoy hablando de Madrid. De su excitación mórbida y de los garbanzos del cocido, de la hilera de pantalones rojos con mocasín que llenan las terrazas del Bernabeu o del olor a libros de segunda mano de los jóvenes antisistema de Sol, azuzados por los ultracastizos que siguen empeñados en que España se rompe por culpa de vascos y catalanes. ¡Y de los perroflautas! Pero caben muchas ciudades entre el Rastro y el Viso, entre Leganés y la Moraleja. Desde los restos arqueológicos de una corte reaccionaria hasta la militancia obrera o el vuelo libre de los artistas en el irreproducible arte de la tertulia, sea en el Español o en la terraza del Gijón ?hace cinco días amenazada de cierre y antes de ayer declarada bien de interés cultural?. Así es Madrid, un viaje de ida y vuelta. Espléndida y caótica, abierta y enseñoreada, en Madrid siempre se siente la nostalgia del mar. Tan sólo desde sus límites, como el balcón de las Vistillas, puedes tener la ilusión de un horizonte lejano, aunque nunca llegará el salitre. Hace apenas veinte años, la capital de España era una ciudad deslavazada, el mobiliario urbano resultaba un atentado contra la decencia, no existían los gimnasios spa ni los hoteles boutique como en la vanguardista Barcelona, los taxis olían a infierno y los diseñadores huían. Cierto es que ha sufrido en silencio su infernal geografía, el páramo amarillento que la rodea, su alejamiento del flujo marítimo o fluvial, siempre sinónimo de tolerancia y progreso. Arrinconada en ese altiplano ?es la segunda capital más alta de Europa, después de Andorra la Vella? que la hiela en invierno y la recalienta en verano, sin tregua para admirar el paso de las estaciones, hoy Madrid reluce pero de nuevo se queda sin primavera. Y no es una figura literaria, sino una seña de identidad. La capital de España vive su bochorno sin transición: el despeñamiento de Bankia con su oso del madroño y sus banqueros con botones dorados, el hinchado déficit de la comunidad o las declaraciones de una incandescente Aguirre (tan brava que cuando llegó a Sol corrió a feminizar el baño instalando unas bombillas en el espejo, como en un camerino) cuestionan su modelo de neocentralismo patrio. Porque como bien argumenta Enric Juliana en su nuevo libro, Modesta España. Paisaje después de la austeridad (RBA), Madrid arremete contra la arquitectura autonómica ya que, además de capital de la España eterna, quiere ser el centro de todo, a imitación del gran París. Menos mal que ahora podrá endulzar la amarga hiel con el sueño olímpico, entre Tokio y Estambul, y ojalá logre acceder por fin a la primera división. Fuera complejos. Sería la mejor noticia para Madrid, pero también para la periferia.

(La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
28 de mayo de 2012
Blogs de autor

?Mascherano y Keita son mis ?niñitas??

Guardiola, camisa blanca, corbata estrecha, con esos aires mod, se rasca como si eso le ayudara a pensar pero no vacila ni un segundo para decir, acaso con un mohín de provocación: «Son mis niñitas». Umm. Nadie se ríe en la sala de prensa. 5-0 contra el Villarreal. Guardiola habla con su tono bajo, comedido, que se hace más ronco cuando toca asuntos emocionales. O viscerales. Aunque lo visceral en Guardiola siempre es racional. Incluso su «puto amo». Maestro midiendo registros y contextos, rey del aforismo y de las frases con sustancia en esas ruedas de prensa donde el lenguaje suele clonarse, Pep ha creado su marca gracias a sus tácticas futbolistas, pero también a su verbo, su cadencia y su retórica. Sin guiones previsibles. Pero regresemos a sus niñitas. «¿Hablará en serio?». Hay que aguardar sin cachondeo a que continúe la frase. Porque a Guardiola se le consiente hablar como un padrazo. Incluso que se cargue el mito de la virilidad futbolera de un plumazo, excluyendo los sinónimos que siempre señalan a hombretones de alma musculada. No obstante, él mismo parece sorprendido. Vacila, se agarra a los puntos suspensivos y al final remata: «Son… son dos soles de jugadores». Ni cracks ni gladiators. Dos soles. Y ahora viene la pregunta previsible: ¿Guardiola ha feminizado el fútbol? Sus tan glosados valores, como la empatía, el reconocimiento a sus jugadores o el aprendizaje en la humildad (y en la derrota), bien han demostrado que se puede sustituir la testosterona por la inteligencia. También, como algunas mujeres, ha conseguido tener ojos en la espalda. Y en las antípodas de los machotes casposos, el estilizado Guardiola ha construido su discurso sobre la determinación y el espíritu de equipo, sin escudarse en la frialdad del método. Pero a diferencia de gran parte de las mujeres, siempre ha sabido comunicar su mentalidad de ganador: autoconfiado, con una aplastante seguridad que le permite interrumpir su discurso para rascarse la barba o el párpado. La que le hace parecer natural, mesuradamente sensible, eficaz, libre de lastres y códigos de barras. Pero lo más importante no son sus niñitas, ni sus soles, sino la segunda parte de la frase. Que después de 13 títulos siga buscando el «sentido de esta profesión», el sentido de la vida. (La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
26 de mayo de 2012
Blogs de autor

Burbujas con pin

Basta una pulsación para sentir el mundo en tus manos. El roce de la yema de los dedos sobre la pantalla para saber en qué lugar del mapa te encuentras; un movimiento casi de prestidigitador con el índice y pulgar para identificar las calles que van a cruzar tus pasos. Apenas cinco pulsaciones para hablar gratis con tu amigo de Australia, tres golpecitos para escuchar emisoras lejanas, como 95.5 Jazz de Costa Rica. Basta un suspiro para husmear en tu red social. Un ligero tecleo digital para recordarle a tu gente que existes. Dos clics para fotografiar lo que no quieres olvidar. Un calor en la palma de la mano para desconectar y ensimismarte. Los teléfonos inteligentes no sólo han modificado la manera de articular la comunicación y el entretenimiento, sino que han dotado a sus usuarios de una nueva autosuficiencia. Era previsible que el exceso de celo alterara la manera de relacionarse. La gente ya no se mira cortésmente a los ojos porque se refugia en su pantalla. Allí están todos los secretos que uno sólo comparte con quien quiere. Su guarida donde protegerse en medio de la multitud hostil. Ya no le hace falta preguntar al desconocido cuando nos perdemos (un gran avance en la vida de las parejas). Ni cubrir espacios en blanco hablando del tiempo cuando la proximidad del otro intimida. Los nuevos caminantes distraídos transitan por las ciudades ajenos al paisaje, aislados. «La gente se mueve en los espacios comunes como si fueran burbujas privadas», sostiene Tali Hatuka, que dirige el Laboratorio para el Diseño Urbano en la Universidad de Tel Aviv, lamentando el lado más oscuro de la tecnología que amenaza lo público. Tras un estudio sobre hábitos de uso de los smartphones que estos ejercen de territorios privados portátiles. Y es que hoy, cuando los extraviamos, nos quedamos sin brújula. Las cifras abruman: se calcula que cada día se envían mil millones de mensajes gratuitos. El WhatsApp ha destronado al SMS justo cuando se cumplen veinte años del invento de unos ingenieros de comunicación franceses que no cuajaría hasta 1996, cuando los adolescentes accedieron al móvil. Según datos del Pew Research Center, los usuarios norteamericanos de 18 a 24 años intercambian más de cien SMS diarios. Y son mayoría quienes prefieren un mensaje de texto a uno de voz. Es interesante indagar por qué. Identificar la adrenalina, la satisfacción o la credibilidad que merece la palabra escrita (incluso mal escrita). A menudo, más allá de su sentido utilitarista, los mensajes son una declaración de intenciones para avivar el amor o aligerar la soledad. Aunque no sea del todo real, y más cuando tu teléfono tan inteligente escribe por ti y en lugar de estar cansada decida que estás casada.

(La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
23 de mayo de 2012
Blogs de autor

La dolce vita

No tengo duda de que vivimos en el siglo de los sentidos. Y de que buscamos una nueva sensualidad en nuestros pequeños placeres cotidianos. Un cielo azul con banda sonora y una bandada de jilgueros trinando escandalizados. O la primera página de un cuaderno nuevo, planchado, cuando aún eres capaz de escuchar el murmullo de la tinta sobre la hoja en blanco. La memoria agitada al recuperar un viejo aroma, el de los tomates fritos de tu madre, el del primer perfume con el que intentabas ser otra. El masaje que recorre todas las partes de tu cuerpo para que no las olvides, la palma de los pies, la cuarta dorsal, la mandíbula. El vapor del hamam que crea una atmósfera blanquecina como si la humedad cambiara la flecha del tiempo. Una hamaca azul en un pequeño balcón alertando de que desde allí también se ve pasar la vida. O el bullicio de un mercado en la mañana fresca, con sus olores a huerta y mar. Romper el papel de seda que envuelve la camisa deseada. Escuchar la voz que arrastra la noche desde una emisora de radio y te pone la canción que estabas esperando. O cuando una niña te dice: «cuando seas pequeña te dejaré mis zapatos rosas». Oler un buen vino saboreando la uva, el árbol, y las cerezas. Sentir cómo estalla un dim sum crujiente bajo tu paladar mientras piensas que los extremos se tocan. Escuchar Like a Rolling Stone con los pies en la arena? La historia de los sentidos es también la historia de la conciencia, partiendo de cómo han influido en el conocimiento humano y, por extensión, en el arte, la cultura y la vida cotidiana. «No se limitan a darle sentido a la vida mediante actos sutiles o violentos de claridad: desgarran la realidad en tajadas vibrantes y las reacomodan?», escribe Diane Ackerman en su Historia natural de los sentidos, una maravillosa lectura en la que se advierte que ser sensible es, en definitiva, ser consciente. La continua búsqueda de emociones y promesas de intensidad se ha convertido en uno de los valores absolutos de nuestro tiempo. Por ello, la industria, la cosmética y la moda exploran una y otra vez las percepciones que somos capaces de alcanzar a través de los sentidos. No es escapismo, es un método saludable de ejercer el derecho a la felicidad. Y tú tienes la llave. (Marie Claire)

Leer más
profile avatar
22 de mayo de 2012
Blogs de autor

Madres en crisis

Para más de la mitad de las madres occidentales, recibir un abrazo de sus hijos es la mejor forma de compensar sus desvelos. Para la casi totalidad de las madres asiáticas, el ideal del buen hijo consiste en que este saque sobresalientes, toque el violín y consiga una beca para Georgetown. Mano dura, aunque se alcancen métodos rayanos en la tortura. Veamos si no el impacto que tuvo entre nosotros el Himno de batalla la madre tigre, el libro de la profesora de Yale Amy Chua, ante el cual no sólo le respondieron, escandalizados, varios pedagogos occidentales, sino que varias hijas de inmigrantes coreanos o chinos confesaron estar pagando aún terapias a fin de resarcirse de una educación que exaltó hasta el extremo el mito de la meritocracia norteamericana. Nada que ver con la cultura como un medio para elevar el espíritu ni con entender el trabajo como un preciado valor, sino como una lógica en la que ambos son fines en sí mismos. Los estudiantes de la ESO españoles tienen grandes dificultades con las matemáticas, a diferencia de los hijos de las madres tigre a quienes no se les permiten actividades de ocio. Creatividad, para ellas, es una palabra tan inconveniente como pasión; el pensamiento crítico, un precipicio que conduce a la marginalidad, y no hay otro sentido de la vida que no sea el éxito, casi siempre disociado de la felicidad, otra palabra tabú. Creyentes acérrimas en una pedagogía humanista, las indulgentes madres occidentales nos preguntamos acerca de nuestra blandura. Pero cuando los hijos nos dicen llorando que no soportan más ir a clase de piano, no transigimos sólo desde la laxitud sino desde la agitación interior: ¿por qué queremos que nuestros hijos sean todo aquello que nosotros no fuimos? Más allá de los modelos de madre, hoy existe un debate urgente: el impacto de la crisis en la maternidad. Según el informe de Save the Children sobre los mejores países para ser madre, España ha bajado cuatro puntos ?situándose detrás de Francia y Portugal?. Además de la menguante ley de Dependencia, de la congelación de escuelas infantiles públicas, de las ayudas familiares, del permiso de paternidad o la flexibilidad para conciliar, una de cada dos mujeres españolas piensa que su labor como madre se ve dificultada por la situación económica. La desprotección laboral se hace notar ?en Galicia acaban de despedir a tres embarazadas sin más?. Noruega, Islandia y Suecia son los mejores países para ser madre, Níger el peor (un ranking muy parecido al de la igualdad entre se- xos). En el tercer mundo, la educación de las niñas sigue siendo clave para romper el ciclo de la desnutrición, pero aún es un objetivo lejano. Y en España, puestos a posponer, ocurre lo de siempre: el Estado delega en las familias y estas en sus mujeres, cargando sobre sus espaldas la responsabilidad de construir el futuro.

(La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
21 de mayo de 2012
Blogs de autor

London Calling

«Londres estaba precioso aquel verano», así arranca Westwood, de Stella Gibbons, una novela encantadora sobre el amor y la nostalgia bajo las bombas a lo Jane Austen que acaba de editar Impedimenta con su habitual buen gusto. Abro el libro en el salón de té del Brown’s, el hotel más antiguo de la ciudad, célebre porque Franklin y Eleanor Roosevelt se hospedaron allí durante su luna de miel, y porque sus porteros ?con chistera y clavel? utilizan palabras como sensitive y leen a Kipling. La escena podría haber sido preparada al estilo Vila-Matas: tan sólo para poder escribirla después. Pero es casual. Aún no es verano pero en verdad Londres está precioso y capitalino, exultante aunque sobrio a pesar de sus banderas colgando en las calles nobles, en una especie de Navidad patria para celebrar el jubileo de la reina y después los Juegos Olímpicos. Siempre fui más de París que de Londres, de Chanel, Rodin y los macarons de Ladurée, de los perfumistas del Palais Royal, la tumba de Morrison, la Closerie des Lilas o el champán a borbotones en L’Avenue, donde he visto cenar a Polanski ?ya libre? con muchacha, y a Keith Richards en familia. Me parecía antipática la vida londinense bajo un paraguas, las calles antracitas, los días cortos, la dolorosa exhalación de la campiña con su verde violento. Pura ignorancia. Londres, con y sin sol, hoy resplandece desde sus museos, tan magníficos como accesibles, hasta sus reliquias como la zona de Clerkenwell donde vivió Dickens o la insinuante torre de Foster. Sus gentes ejercen un modélico civismo y parecen tolerarlo todo con su atemperado fair play, excepto la vulgaridad. La ciudad preferida por el dinero en la eurozona, y con una oferta cultural desbordante ?«le tout París son 10.000 personas, le tout Londres, 8 millones», señalaba John Carlin en El País Semanal?, ha demostrado su capacidad para renovarse. Esa es su gracia, la combinación de la flema británica anegada en tes y whiskies, y el barniz contracultural, tan consentido, como los ceniceros malolientes de Damien Hirst ahora en la Tate Modern. Porque más allá del famoso tiburón disecado, en esta primera antología del arte bufo destaca la afición del controvertido autor por las colillas de cigarros, de las que dice sentirse atraído por su polaridad: de la perfección del cilindro al asco y la muerte cuando se apaga. La exposición produce mareo, aturde, y tan sólo hay media tregua en la habitación húmeda con fruta madura donde revolotean unas mariposas. Al salir, hay que ir a ver los Turners en la otra Tate para recomponerse. Y seguir paladeando la excentricidad londinense, así como su proverbial elegancia, tan concentrada en los calcetines masculinos. (La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
16 de mayo de 2012
Blogs de autor

Un presidente ?normal?

La socialdemocracia, porosa y agrietada por una crisis de liderazgo, ha empezado a exfoliar sus pieles muertas. Ahí está, al fin, el apoyo al matrimonio gay por parte de Obama que le ha valido el respaldo de los jóvenes y de las celebrities (en casa del galán y activista Clooney recaudó 15 millones de dólares). Aunque todo empezó a finales de abril, en la tradicional cena de corresponsales donde es habitual que el presidente se ría de sí mismo. Acusado por los extremistas republicanos de ser un peligroso «socialista» y «un infiltrado», aprovechó la oportunidad para lanzar un titular al estilo de El Mundo Today: «Barack Obama, el candidato que quiere imponer el socialismo a nuestros perros americanos». Señalado por los conservadores con mohín antimulticultural porque comió carne de perro durante su infancia indonesia, Obama decidió sacarle jugo al asunto: «¿Cuál es la diferencia entre una hockey mom y un pitbull?, se preguntó. Que el pitbull está delicioso». Contaba la anécdota la corresponsal de Le Monde, Corine Lesnes, días después de que el aún candidato Hollande ?antaño flamby, ya saben, softpower? manifestó en Londres que él no era un «hombre peligroso». Y lo remató afirmando que sería un presidente «normal». La expresión nos evocó aquella confesión de Zapatero que alertó a propios y extraños: «¿Tú sabes, Sonsoles, cuántos españoles podrían ser presidentes de gobierno?». Porque presidir un gobierno es una auténtica anomalía. Puede que muchos franceses que se sientan normales y socialistas, como Hollande, y también sientan una especial predilección por Léo Ferré y Benjamin Biolay, que sus colores sean los del Olympique de Marsella o que tengan Germinal como libro de cabecera, pero nunca aspirarían a presidir la V República. Ni un «presidente normal» diría: «Las finanzas son mi enemigo» hasta el punto de hacer palidecer a las grandes fortunas prometiendo unas tasas del 75% para las rentas superiores a un millón de euros. Hoy, el hombre tranquilo, como le apodan algunos, el que aguardó paciente en la sombra, el gordito feliz que adelgazó once kilos y se aligeró las gafas, ha desafiado la austeridad de Merkel afirmando que las finanzas no pueden pretender el dominio de la economía real. Libération ilustró la cruzada del relanzamiento económico a escala europea que anuncia y le dedicó una caricatura en la que, a modo de Sísifo, empujaba una inmensa roca con la bandera de la UE. Pero Hollande aún no ha tenido tiempo de demostrar la astucia de Sísifo, ni, por supuesto, de ser castigado por los dioses; aunque mañana se entrevista con Merkel dispuesto a cambiar la hoja de ruta para gestionar la crisis, y a representar el fin de la era Merkozy. Lo más paradójico es que muchos de sus adversarios ideológicos desean que no fracase en el intento. Qué gran responsabilidad la suya: lograr que la exfoliada piel de la socialdemocracia resplandezca.

(La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
14 de mayo de 2012
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.