Ahora podemos volver la vista a ese pasado, a nuestra guerra y posguerra, y abrir las fosas comunes que faltan por abrir y escribir la historia. La paralización cautelar de las exhumaciones de 19 fosas por parte del Fiscal interrumpe una labor que debería llevarse con toda normalidad. La sociedad ya ha demostrado sobrada y pacientemente que está preparada para saber. Lo que ha ocurrido no se debe ocultar, no es bueno para la salud mental de nuestro país.
Tampoco me parece que se deban ocultar, o no publicar, los nombres de los responsables o victimarios tal como sugiere Santiago Carrillo. Comprendo sus razones: a estas alturas a quienes podría perjudicar es a los hijos y nietos de quienes cometieron aquellas atrocidades. Pero también para este caso la sociedad puede estar preparada. Ahí tenemos, por ejemplo, a los nietos de Franco. Nadie se mete con ellos. De hecho, la nietísima es muy popular y querida por la gente, se pasea por los platós de televisión, interviene en programas millonarios, y no lo hace porque sobresalga en alguna parcela del arte o las ciencias sino precisamente por ser la nieta del dictador. Y así algunos más de esa prole. Después de esto creo que podremos resistir cualquier cosa. La gente es muy comprensiva. Ha llegado el momento de abrir el pasado y acabar con el fantasma de las dos Españas, que es algo que siempre les ha venido muy bien a quienes saben sacar tajada de cualquier situación.
