Skip to main content
Escrito por

Basilio Baltasar

Basilio Baltasar (Palma de Mallorca, 1955) es escritor y editor. Autor de Todos los días del mundo (Bitzoc, 1994), Críticas ejemplares (BB ed; Bitzoc), Pastoral iraquí (Alfaguara), El intelectual rampante (KRK), El Apocalipsis según San Goliat (KRK) y Crítica de la razón maquinal (KRK). Ha sido director editorial de Bitzoc y de Seix Barral. Fue director del periódico El día del Mundo, de la Fundación Bartolomé March y de la Fundación Santillana. Dirigió el programa de exposiciones de arte y antropología Culturas del mundo (1989-1996). Colabora con La Vanguardia y con Jot Down. Preside el jurado del Prix Formentor y es director de la Fundación Formentor.

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Preámbulo a Formentor

 

Una dolida ingenuidad, de larga tradición entre nosotros, se muestra siempre dispuesta a dar por buenos los dilemas del pensamiento útil. Así, cuando se quiere afrontar el estado de la literatura se golpea con fuerza el yunque de las proposiciones disyuntivas. La literatura como enfermedad o la literatura como medicina. La literatura como realidad o como universal antropológico de la imaginación. La literatura como experiencia o la literatura como invención. La literatura como tradición o como vanguardia. La literatura como entretenimiento o como conocimiento. La literatura hermética o la literatura didáctica. La literatura como ensoñación estética o como aliento brutal. La literatura como voz del espíritu, de la razón o del estómago. Literatura de la élite o literatura popular. Literatura de autor o literatura de redactor.

¿Qué habrá de cierto en estos dilemas?

Prosigamos, sin fatiga. ¿Esto o aquello? O, quizá y justamente, todo al mismo tiempo.

La novela de la novela: pantagruélica digestión de todos los mundos que hay en éste.

 



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
22 de septiembre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Como si nada hubiera pasado

Leyendo los recuerdos que hilvanaba Barral a cuento de los días pasados en Formentor es difícil no verse envuelto por la melancolía en la que siempre supo ser un consumado maestro. Pues ya no importaba, cuando escribía Años sin excusa, si había pasado mucho o poco tiempo por encima de los amigos que la edad dispersaba o perdía de vista, sino la perecedera naturaleza de aquel memorable episodio literario.

Las cosas, entonces, se cometían: conspiraciones literarias, rivalidades larvadas en el regazo de la amistad, amoríos impertinentes. Desde las vehementes y geniales declamaciones pronunciadas a favor o en contra de una obra literaria decisiva, hasta la trágica humillación infligida por funcionarios policiales, las risas y los llantos que todavía hoy contagian a un lector conmovido, germinaban y se agostaban en una única jornada de esplendor. Como si los actores de nuestra literatura convocados en Formentor se conformaran ensayando una obra de teatro a cuyo estreno no podrían asistir.

Nunca más tendría lugar un encuentro como el iniciado por los poetas y escritores españoles en 1959 y fisgando las fotos en blanco y negro hechas en aquellos días de primavera, vemos en los rostros la grave atención que se prestaban los unos a los otros o el gesto de alegría ante unos cuerpos sazonados en la orilla del mar, cuando lo usual sería verlos en sus respectivas armaduras de rango, posición y prestigio, pero también se distingue en las miradas el brillo de una sutilísima impaciencia, una intranquilidad que ayudaba a consumar lo que no podía durar demasiado.

¿Qué puede significar la memoria de Formentor cincuenta años después? Conmemoramos la forja de una disidencia literaria, la ruptura estética y moral con la mediocridad de un Régimen agotado (por mucho que luego fuera a languidecer). Pero sobre todo nos hemos propuesto recuperar la cita de Formentor y prolongar la conversación de aquellos editores, escritores y poetas como si nada hubiera pasado: ni siquiera el tiempo.

(A finales de septiembre nos veremos en Formentor con José Saramago, Juan Goytisolo, Félix de Azúa, Josep Ramoneda, Javier Fernández de Castro  y numerosos amigos impacientes...)



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
7 de septiembre de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

La urgencia de lo Real

 

Sin más demora debo pedir disculpas a los lectores amables o displicentes de este blog por haber postergado la cita a la que me había comprometido. Tareas que a veces me parecen descomunales me han tenido alejado de este espacio de reflexión al que sin dudar dedicaría el grueso de mis energías. No conozco otro lugar mejor para forjar la conciencia del presente. La inmediatez del blog -el golpe de una comprensión súbita, inmediatamente leída y replicada- conforma este inconmensurable éter de discursos y relatos contemporáneos colgados en la red. Cuando elijo al azar alguno de los textos almacenados en nuestro archivo y compruebo la imposibilidad de recordar en qué estado de ánimo fueron escritos, confirmo lo que en verdad queda de este ejercicio de confrontación: el juicio sobre lo que cada día se hace más urgente. Hay que evitar la reverencia impuesta por siglos de autoridad -y la inevitable impertinencia que esta excita entre los que se consideran ofendidos- para instalarse en la exigente fluidez de la conversación universal estrenada por el blog: ideas y argumentos circulan para perfeccionar las estructuras y relaciones del pensamiento libre. Algunos cacarean desde su blog lo evidente, dando placer a los ociosos que se complacen recibiendo elogios encubiertos (ese lector llamado "fiel" que sólo atiende al escritor que confirma sus lugares comunes y consuela sus heridas comunes); otros, imitan desde su blog la grandilocuencia de una cultura que ya no existe; muchísimos procuran entretenimiento o información útil a los mil menesteres de la existencia. Lo mejor de la blogosfera, sin embargo, son aquellos que pensando, como suele decirse, en voz alta disciernen y enseñan a formular la gran pregunta: y esto ¿qué significa? Todavía no podemos calibrar la envergadura histórica de una construcción en absoluto virtual: al contrario, una incalculable legión de pensadores ejerce a diario un deber tangible: comprender el significado de lo Real.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
28 de julio de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Contra el espejismo

 

Apunte urgente para un nuevo tratado de historia y antropología: en lugar de considerar el presente como la conclusión del pasado, modificar la perspectiva lineal que domina el relato historiográfico y concebir un modelo de desarrollo en espiral.

Los acontecimientos no se extinguen para dar paso a sus consecuencias ni los efectos son la eclosión renovadora del pasado, tan solo reproducen un formato institucional fundado al principio de los tiempos.

Definir el caso español y obtener las pruebas que confirman la continuidad de los episodios institucionales de la nación: reinados godos, taifas musulmanas, reinos feudales y autonomías. La fuerza de esta pregnancia histórica, que ata al país a una espiral ciega, no puede ser impugnada por la fuerza de la voluntad.

En España no puede existir la Política, tan solo la identidad.

Deshacer con estas notas el espejismo que entusiasma a los ciudadanos y a su clase política



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
20 de julio de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

El misterio bufo

 

En los jardines de Sabatini el actor italiano parece uno de aquellos bufones contratados por la Corte para matar el aburrimiento de los cortesanos. Es un prodigio de locuacidad desbordada y no deja de zaherir a los mandatarios de nuestro tiempo. Unos gerifaltes que, curiosamente, no soportan  el atrevimiento de los cómicos.

Cuando vemos a Berlusconi arrugar el ceño y blasfemar contra los actores que ridiculizan sus modos de galán napolitano, nos extraña la mutación que los ha hecho tan susceptibles. A diferencia del monarca dueño de tierras y hombres, que se rodeaba de cáusticos y burlones personajes, los actuales poderosos de la tierra exigen respeto. ¡Ese protocolo! No dejan de hacer el payaso, por otro lado, pero reclaman ser tratados con veneración.

Roberto Benigni dedica la primera parte de su espectáculo a las orgías sexuales que consuma Berlusconi y hace reír a un auditorio que no siempre capta los giros de la sutil lengua italiana. Cuando interrumpe la festiva e insidiosa difamación -un consuelo espiritual para los escandalizados- su número teatral cambia de registro y del sarcasmo denigrante pasa al admirable legado de la alta cultura italiana, acentuando con su voz temblorosa la grave y monumental grandeza del gran Dante. El contraste sentencia la verdadera intención de la obra: la actualidad manoseada por mediocres individuos se arruga ante el sublime don de la palabra.

El patetismo veraz del actor es una intensa evocación emocional, consternada por la belleza y majestuosa profundidad de unos versos escritos y recitados como visiones creadoras de hombres y revelaciones sobre la geografía del alma. El entusiasmo de Benigni por el Dante es un homenaje conmovedor. Sus comentarios escénicos al Canto V del Infierno -amor, sexo y lujuria- edifican una interpretación tan profunda como la de Auerbach y nos llevan hacia la verdad del misterio bufo.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
7 de julio de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Siempre nos quedará Toulouse

 

Grandes lienzos decoran la primera planta del palacio municipal con escenas históricas y costumbristas entumecidas por el paso del tiempo. Las escaleras que un día ascendieron mandatarios presuntuosos, hoy las suben algunos curiosos despistados. Contemplan el antiguo salón de baile como si fuera el decorado de una vieja película y se miran de reojo en los descomunales espejos temiendo dejar en ellos una huella demasiado clara de su figura. Sin muebles ni boato, los altos techos y las volutas ornamentales que se rizan sobre nuestra cabeza resaltan la nimiedad del visitante, como si fuera un intruso consentido por el repentino desfallecimiento de la Historia. Aún así, le pregunta a la amable muchacha encargada de vigilar el Capitol: ¿dónde está Jean Jaurés? Ahí mismo, responde sin dejar de sonreír, en el Paseo de los Soñadores, el que lleva gabardina y canotier. El visitante retrocede para abarcar de un lado a otro el gran mural: en la orilla del Garona se levanta la fachada neoclásica de la Escuela de Bellas Artes, el poderoso contrafuerte que previene las crecidas del río y la frondosa arboleda. A este lado, junto al apacible discurrir de las aguas, pasean concentrados en sus pensamientos algunos ciudadanos ilustres de la ciudad, librepensadores ensimismados, alimentando con el susurro de una conversación siempre inquisitiva la fortaleza de su discurso político. Entre ellos, Jean Jaurés, el socialista que injertó en la República Francesa el nervio de su modernidad: la ley de laicidad que separó definitivamente a la Iglesia del Estado y convirtió al país vecino en esa república de maestros que tanto hemos admirado.

Las extrañas simetrías que impone el tiempo han querido que la misma orilla del río sea desde el pasado sábado el Quai de l'exil republicain espagnol. En la evocadora resonancia mucho tienen que ver los concejales socialistas de Toulousse, algunos de ellos hijos de los republicanos españoles que con su alcalde Pierre Cohen a la cabeza recuerdan lo que el descuido podría condenar a una penoso olvido: 1. la hospitalidad de la villa tolosana convirtió en ciudadanos a los perseguidos españoles (¡casi un 10% de su población); 2. Los republicanos vivieron el largo exilio como un refugio temporal, no como una derrota.

Se lo digo a Domingo García Cañedo, director del Instituto Cervantes, mientras almorzamos en casa de nuestros comunes amigos tolosanos, Catherine y Jöel, a la derrotada España sí le convendría examinar la dignidad moral con que puede sostenerse un legado existencial durante 70 años para calibrar la magnitud de lo perdido en el interior del país. Es cierto, que el sistema parlamentario restaurado en la España de los 70 supone una cierta retribución a la generación de nuestros padres y abuelos, pero la adocenada y destartalada cultura política de una ciudadanía entregada al jolgorio del consumo... ¿qué tiene eso que ver con la tradición de la enseñanza pública republicana?

En la fiesta que se celebra en el Quai de l'exile republicain espagnol, después de los vibrantes discursos (Alfonso Guerra recuerda a los anarquistas, socialistas y comunistas españoles que encontraron cobijo en Toulouse pero que ganaron su ciudadanía a pulso como miembros activísimos de la Resistencia) tengo ocasión de escuchar por primera vez en directo a Vicente Pradal, compositor y cantante, a su hijo Rafael, pianista virtuoso que recuerda con su ejecución las evocadoras digresiones musicales de Keith Jarret y de Chano Domínguez, y la conmovedora voz de su hija Paloma. Un prodigio sinfónico que surge de la reinvención del flamenco exento al fin de esa desgarradora queja implorante del drama español.

Podrá rastrearse la estela de los artistas españoles criados en Francia en la elegante bailora Fany Fuster, elaborada síntesis (como me dice la madre de Vicente Pradal, Claire, la viuda del pintor Carlos Pradal) de técnica tradicional, humor y creatividad.

Más tarde recordaré que al elegir Toulouse, las columnas de los perseguidos españoles seguían el rastro de un ilustre predecesor: Francisco Sánchez (1551-1623) judío español, médico y filósofo que, huyendo de la insaciable Inquisición española, desarrolló en su elocuente obra una de las más certeras y subversivas corrientes del pensamiento filosófico, el escepticismo que constituiría uno de los pilares reflexivos de la Modernidad. Francisco Sánchez enseñó en la misma Universidad de Medicina de Toulouse donde poco antes estuvo otro español, Miguel Servet.

Siempre nos quedará Toulouse.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
5 de julio de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

In memoriam

 

Baltasar Porcel ha muerto a causa de un tumor cerebral y nadie podrá ponerse en su lugar. La voluptuosidad narrativa que alimenta su obra completa es inimitable y eso basta para sancionarlo como una pieza única en nuestra memoria literaria. Leo en La Vanguardia el amplio despliegue dedicado al autor de Solnegre, Cavalls cap a la fosca, El cor del senglar y no sin melancolía advierto cuánta unanimidad concita la muerte y cuánta generosidad convoca el deceso de los que se van para siempre. Miquel de Palol (El Mundo) cuenta en su necrológica lo que le dijo Porcel: "escribe sobre mí, aunque sea para ponerme verde". La anécdota revela el cainismo de la sociedad literaria catalana: una versión acerada de la tradición española. No por exceso de ferocidad sino por dictado demográfico: las comunidades pequeñas (la catalana y la mallorquina) elaboran con más dilecta destreza el arte de silenciar a los rivales. Contra esta beatería Porcel golpeó con saña: fue un individualista, un egotista, un provocador dotado, además, de un singular instinto de poder. Con la rara habilidad de granjearse enemistades eternas. La más notable, la de Juan Marsé, no es la única. Pero nada podía herir a este nietzscheano mallorquín cuando embestía con su pantagruélica voracidad periodística, literaria, política. Le fascinaba la figura del coloso en combate contra la naturaleza hostil. Y nunca creyó que la cultura hubiera apaciguado entre los hombres el fervoroso afán de dominar a los demás. En su biblioteca de San Cugat colgaba un único retrato: el de Bakunin. Aunque no creo que le interesara tanto la doctrina del aristócrata anarquista como la vocación aventurera del hombre único, osado y dispuesto a todo.

Ahora recupero una escena fugaz: estamos juntos en algún lugar cerca de la plaza de Sant Jaume, en Barcelona, en un centro cultural, en 1975, Baltasar cuelga el teléfono y me dice que le han dado el Premio Prudenci Bertrana por Cavalls cap a la fosca. Me lo cuenta con una leve sonrisa dibujada bajo su perfilada barba de perilla. En sus ojos brilla la satisfacción y al mismo tiempo la certeza de una tramposa banalidad: como si en aquél momento hubiera percibido un fugaz destello del destino y se descubriera condenado a conquistar el siguiente galardón literario. Ya no quedaba otra opción: o ganar indefinidamente o hundirse en el olvido. Este vértigo no lo abandonó jamás.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
2 de julio de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

La chica que no creía en los hombres

 

Sostiene el Presidente Berlusconi que no se acuerda de Patrizia d'Addario. Hay tantas chicas en su vida que no es fácil recordar a otra rubia despampanante. Pero la prostituta da muchos detalles acerca de las fiestas privadas organizadas por el Cavalliere. Acudió a dos en el Palacio Grazioli y formó parte del grupo de veinte chicas invitadas a reír los chistes del anfitrión, cenar tallarines con setas y tarta de yogur. "No era una cena de gourmet" dice. Berlusconi se refiere a Patrizia como "la chica que no cree en los hombres" y le promete resucitar su fe perdida. Luego reparte regalos: las típicas mariposas, dice Patrizia, tortuguitas, pulseritas, collarcitos y sortijas. Bailan muy agarrados: sonaba My Way (se supone que la canta Frank Sinatra). Y luego llega el que parece ser el gran momento de la orgía berlusconiana, la proyección del potente afrodisíaco que tanto agrada al Presidente. Se apaga la luz del salón, las chicas se sientan en los sofás y se enciende la pantalla: un vídeo larguísimo en donde el Presidente aparece en sus posturas predilectas: ante la multitud que corea aclamaciones fervorosas, con los líderes internacionales, en entrevistas o en disputas parlamentarias. Mientras las chicas hacen la ola, Berlusconi, servicial, se levanta para pedir champán y pizzas.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
26 de junio de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

La ficción del éxito

 

Lluïsa Forrellad recibió el Premio Nadal en 1953. La autora de Siempre en capilla tenía 26 años y, según confiesa hoy en La Vanguardia, no supo llevar a cuestas el peso de su éxito. La autora, que regresa al mercado editorial, recuerda aquella angustiosa sensación de agobio y denuncia haber padecido  una auténtica "persecución": ser el centro de las miradas, que te atosiguen...  tenía que atenderlos a todos...

Como si hiciera el inventario de las penalidades más espantosas que pueden tocarle en suerte a un ser humano, Forrellad lamenta haber sido víctima de lo que al principio parecía un logro. Pero en lugar de preguntarse si la efímera gloria de un premio justifica 50 años de silencio literario, la autora no se resiste a dedicarnos un suave reproche. Como si hubiéramos formado parte de aquéllas hordas de lectores entusiastas.

Obviamente, estas experiencias dependen de la peculiar sensibilidad de cada uno y es digna de admirar la rabia de esta mujer indignada por igual con los anónimos amenazantes y los cronistas de sociedad que en aquél tiempo vigilaban los detalles de su vestuario. Inmersos en el actual espectáculo mediático -en donde todos se pirran por existir a través de la imagen pública- nos parece entrañable la resistencia de aquella joven al jolgorio de la fama.

Pero detrás de tan elogiable delicadeza percibimos una desmesura igualmente reseñable: la noción de éxito que preside nuestras relaciones sociales. ¿De qué triunfo se trata? ¿Qué éxito se celebra? La verdadera perturbación no la producen los vítores ni la aclamación sino descubrir que el logro nos deja solos frente al vacío de la verdad personal. La pregunta entonces, al borde del abismo interior, será: ¿para qué sirve todo esto? Los premios literarios forman parte de un juego de notoriedad y prestigio cuyas bazas se deben manejar con una ironía elegante. De lo contrario cualquier premiado se arriesga a sufrir un mutismo existencial que irá más allá de la esterilidad literaria.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
10 de junio de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Una corrosiva decepción

 

Nos lamentamos por los lectores que se distancian fríamente de nuestros periódicos de papel pero no hacemos nada para corregir una de las causas de ésta desafección. El desarrollo institucional europeo ha puesto en evidencia hasta qué punto la prensa apoya incondicionalmente el calendario de gestión impuesto por la clase política. Y éste concubinato es el que esparce, difunde y consolida el doble absentismo que hoy nos desconcierta: desmovilización ciudadana ante las urnas europeas y reticencia a leer los órganos civiles de la opinión.

La prensa puede actuar como feroz opositor a sus gobiernos nacionales pero por algún motivo prefiere aplaudir las directrices adoptadas por Bruselas. Cualquier reserva ante la llamada construcción comunitaria, cualquier crítica frontal al mecanismo burocrático bruselense, se considera una señal de mal gusto político y son muy pocos los que en estas condiciones de consenso generalizado se permiten el lujo de disentir. ¿Quién desea ser confundido con los reaccionarios o los anti sistema?

La insólita identidad entre prensa e instituciones europeas -asombroso brote caciquil en el seno de la Europa de la Ilustración- ha sembrado entre los lectores una corrosiva decepción cuya creciente amenaza nadie está dispuesto a reconocer. Los ciudadanos se distancian de sus periódicos y de las urnas europeas con la misma cautela. En lugar de prestarse a entender la deriva de la opinión ciudadana (incluso la de aquellos europeístas como yo), o dar forma a los irregulares estados de ánimo que inspira la complejidad y la lejanía de las instituciones europeas, los periódicos se muestran partidarios eufóricos del proceso, contribuyen a orquestar las opiniones institucionales y asumen la responsabilidad de una pedagogía que, en realidad, no les corresponde.

Está por ver en qué desemboca esta inesperada complicidad (tan extraña al comportamiento del periodismo), pero por el momento fructifica ante nuestra impotencia la semilla de un recelo invisible.

Ahora asistimos a un nuevo capítulo de esta amarga comedia: la consagración de Tony Blair como primer presidente de la Unión Europea. Su precipitada carrera de sonoros fracasos no impide que alguien -¿Quién? ¿Cómo?- lo considere el mejor candidato al que pueden aspirar los europeos. Blair impulsó decisivamente la catastrófica Guerra de Irak, se vio obligado a abandonar su jefatura por ser el más impopular de los gobernantes británicos y se ha mostrado como un mediador perfectamente inútil en Oriente Medio. Sin embargo, este currículo no impide que alguien le recompense nuevamente con un cargo que, al parecer, le hace mucha ilusión.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
2 de junio de 2009
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.