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Los fueros de la poesía

Por 18 de junio de 2014 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Sergio Ramírez

En tiempos del modernismo los poetas se volvieron populares, eran leídos y recitados, popular Rubén Darío y no había quien no se supiera la Marcha Triunfal o recitara Los motivos del lobo, popular Lorca que había entrado hasta en las páginas de El Tesoro del Declamador, quién no sabía de la muerte de Antoñito el Camborio, populares los veinte poemas de amor de Neruda entre los enamorados en los internados escolares, me gustas cuando callas porque estás como ausente, y luego la poesía empieza a pasar de moda, un fenómeno que llega a parecerse a la extinción, nadie lee poesía, nadie la edita salvo héroes como Chus Visor. Los libros de poesía quedan confinados a la circulación clandestina, editados por las universidades, o por la mano del autor; y escribir poesía llega a estar tan fuera de moda, que no pocos poetas que conozco se pasaron a escribir lo más rentable hoy, que son las novelas; o lo que otorga más fama, en lugar de Darío célebre, García Márquez célebre.

Pero ahora la ola esa venía de vuelta con Mario Benedetti, una poesía de cosas cotidianas y simples, entre ellas el amor que, hay que darse cuenta, no pasa de moda entre los jóvenes, y oyéndolo leer sus poemas antes centenares de jóvenes, me decía que un poeta que triunfa es el que queda en la memoria y es recitado en las mesas de cantina, o al oído de la amada, sin equivocaciones, así mismo como he oído a adolescentes repetir los epigramas de Ernesto Cardenal, al perderte yo a ti, tú y yo hemos perdido, copiándolos también en sus declaraciones de amor, como copian los poemas de Benedetti,  si te quiero es porque sos mi amor mi cómplice y todo y en la calle codo a codo somos mucho más que dos… Porque  un poeta triunfa más, todavía, cuando es plagiado, no por otros poetas de segunda, que es lo menos notable, sino por el enamorado ansioso de hacer creer a su dueña que el amor lo ha elevado a las cumbres de la inspiración más seductora, y toma prestado lo que le parece más efectivo y convincente.

Un poeta que triunfa con el público, como triunfó Benedetti en vida, es el que puede ocupar con holgura el lugar de los baladistas en el corazón de los adolescentes, y robárselo entero. Allí está Jaime Sabines, que arrastró también a los auditorios a los jóvenes que manosean sus libros hasta descuadernarlos. Cantar, se decía antes. Los poetas cantaban a la amada,  y ése era el verdadero sentido de la poesía, la almohada compartida, la celebración de los desencuentros, los amores imposibles, y la esperanza de la recompensa tras muchos trabajos de amor perdidos. La celebración de la vida. Por eso fue tan popular la poesía, como los tangos y los boleros, y ahora parecería que empieza otra vez a serlo. Y como las canciones, esta poesía de Benedetti que llega al territorio afectivo es, valga la insistencia, sencilla y llana, hecha de palabras simples, sin elevaciones estrambóticas, y él bien sabía que no pocos miraban esos poemas con desdén, lo que llega a ser popular causa siempre recelos, qué se le va a hacer, de esas reservas críticas habla con toda propiedad su biógrafa Hortensia Campanella en Benedetti, un mito discretísimo.

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Sergio Ramírez

Sergio Ramírez (Masatepe, Nicaragua, 1942). Premio Cervantes 2017, forma parte de la generación de escritores latinoamericanos que surgió después del boom. Tras un largo exilio voluntario en Costa Rica y Alemania, abandonó por un tiempo su carrera literaria para incorporarse a la revolución sandinista que derrocó a la dictadura del último Somoza. Ganador del Premio Alfaguara de novela 1998 con Margarita, está linda la mar, galardonada también con el Premio Latinoamericano de novela José María Arguedas, es además autor de las novelas Un baile de máscaras (1995, Premio Laure Bataillon a la mejor novela extranjera traducida en Francia), Castigo divino (1988; Premio Dashiell Hammett), Sombras nada más (2002), Mil y una muertes (2005), La fugitiva (2011), Flores oscuras (2013), Sara (2015) y la trilogía protagonizada por el inspector Dolores Morales, formada por El cielo llora por mí (2008), Ya nadie llora por mí (2017) y Tongolele no sabía bailar (2021). Entre sus obras figuran también los volúmenes de cuentos Catalina y Catalina (2001), El reino animal (2007) y Flores oscuras (2013); el ensayo sobre la creación literaria Mentiras verdaderas (2001), y sus memorias de la revolución, Adiós muchachos (1999). Además de los citados, en 2011 recibió en Chile el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso por el conjunto de su obra literaria, y en 2014 el Premio Internacional Carlos Fuentes.

Su web oficial es: http://www.sergioramirez.com

y su página oficial en Facebook: www.facebook.com/escritorsergioramirez

Foto Copyright: Daniel Mordzinski

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