Sergio Ramírez
Soldados que se comían los sesos de los niños después que sus cabezas habían sido partidas a golpes contra las rocas. Niños lanzados al aire y ensartados en bayonetas. Vientres de mujeres abiertos a cuchillo para sacarles a los hijos en gestación. Niños quemados vivos.
Francisco Velasco cuenta que mataron a once familiares suyos y a su hija de doce años la encontró tirada en el piso de su vivienda con el pecho abierto y sin corazón. "Los soldados le sacaron el corazón, no sé si con cuchillo o machete. ¿Mi niña qué delito tenía? ¿Mi mamá qué delito tenía?"
Nicolás Toma, de San Juan Cotzal, dice que una patrulla de soldados llegó a su aldea Villa Hortencia Antigua y mataron a todos los niños: "Les metieron bala en el pecho que salió por la espalda". No habla español, y necesita del auxilio de un traductor. Los soldados violaron uno tras otro a las mujeres, ancianas y jóvenes, y luego las degollaron.
"No hubo perdón para ancianos, ni niños ni mujeres embarazadas", dice otro, "en ocasiones los niños se iban vivos a las fosas en los rebozos de las madres. Cuando una fosa estaba llena de víctimas, le echaban tierra. Ellos los agarraban del pelo y los puyaban en el pecho, y después los empujaban a la fosa".
Otro testigo declara que cuando fueron a buscar a su hijo Pedro de cinco años de edad, "ahí estaba tirado, mi chiquito muerto". Tuvieron que dejarlo en la huida, y "ahora por fin está enterrado en el cementerio de Cunén", después que los antropólogos forenses identificaron sus restos. Y dice otro: "los soldados primero quemaron las casas y a los niños que estaban allí les cortaron el pescuezo con cuchillo, la cabeza la usaban como pelota, nunca se me ha olvidado y nunca se me va a olvidar".
¿Quién puede olvidar esta guerra de Herodes para acabar con los chocolates?