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Gutiérrez Aragón y el otro

Por 19 de noviembre de 2012 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Vicente Molina Foix

Siempre he creído que Manuel Gutiérrez Aragón era otro, y que por tanto alguien nacido en Torrelavega había logrado el sueño del más grande poeta visionario de todos los tiempos, Arthur Rimbaud, que dijo aquello de "Je est un autre". Esa impresión la tenía yo antes de conocerle, basándome en sus películas, en los guiones que él escribía para otros realizadores, en los artículos suyos publicados en la revista ‘Triunfo’ y el diario ‘El País’, y en el hecho de que fuese el primer director de cine español contemporáneo que hizo teatro, mucho antes de que las crisis llenaran nuestros escenarios dramáticos de cineastas multifuncionales. Luego le conocí, entrada ya la década de los 80, y a día de hoy, casi treinta años después, aún no sé con cual de los ‘gutiérrezaragones’ me trato.
Últimamente, Manolo ha rizado el rizo de su propia ‘otredad’ y sostiene que ya no es del cine, sino de la literatura. Como le admiramos, le seguimos también, y le reconocemos, en su nueva ‘persona’, que ha dado dos novelas de calidad publicadas en tres años y le ha hecho ganar un premio, el Herralde, equivalente, diría yo, a la Concha de Plata de San Sebastián, si el Oro se lo dejamos al Planeta.
Algunos maliciosos insinúan que esa transubstanciación novelesca de Gutiérrez Aragón se debe a la pereza y a la manía; la pereza que le daría, a punto ya de entrar en su segunda madurez, localizar y filmar exteriores en su querido territorio mítico -y maniático- de los bosques umbríos entre Santander y Asturias, donde, cuando hacía películas, se iba a rodar siempre que le dejaban. La novela, que también dicen que está en crisis, ofrece sin embargo escenarios exóticos y repartos de masas con el simple uso de la imaginación y el teclado. Y sin tener que hacer ‘cásting’.
Mi vaticinio es que Manolo nunca resolverá del todo su contienda de ‘alter egos’, y como siempre ha sido un inquieto, volverá, sin abandonar sus otras encarnaciones, a dirigir películas. Sería una lástima que alguien que ha realizado, a mi juicio, un buen puñado de los mejores títulos de la historia de la cinematografía española, creando una manera propia de reflejar nuestra realidad con lo irreal, no siguiera por ese camino. Sólo se me ocurre, como inconveniente, un problema de nomenclatura. Al cine le gustan las grandes marcas: lo berlanguiano, lo almodovariano, lo buñuelesco. Hay que reconocer que lo gutierrezaragoniano, o lo gutierrezaragonesco, suena menos contundente, y es algo que Manolo comparte con otros cineastas no menos distinguidos y de difícil adjetivación: Trueba y lo truebesco (o truebano), Borau y lo borauesco, Garci y lo garciano, Coixet y lo coixetesco, por no hablar de la figura de otro antiguo presidente de esta casa, que obliga a hablar de lo delaiglesiano. Difícil de decir pero fácil de apreciar. Así que mientras Manuel Gutiérrez Aragón se decide a volver o no a ponerse detrás de una cámara, nosotros, sus amigos y ‘fans’, podemos ocuparnos en la disquisición de encontrarle un adjetivo que defina uno de los estilos más singulares del cine europeo contemporáneo.

(Texto publicado en el programa del acto de entrega a M. Gutiérrez Aragón de la Medalla de Oro de la Academia de las Ciencias y las Artes Cinematográficas de España) 

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Vicente Molina Foix

 Vicente Molina Foix nació en Elche y estudió Filosofía en Madrid. Residió ocho años en Inglaterra, donde se graduó en Historia del Arte por la Universidad de Londres y fue tres años profesor de literatura española en la de Oxford. Autor dramático, crítico y director de cine (su primera película Sagitario se estrenó en 2001, la segunda, El dios de madera, en el verano de 2010), su labor literaria se ha desarrollado principalmente -desde su inclusión en la histórica antología de Castellet Nueve novísimos poetas españoles- en el campo de la novela. Sus principales publicaciones narrativas son: Museo provincial de los horrores, Busto (Premio Barral 1973), La comunión de los atletas, Los padres viudos (Premio Azorín 1983), La Quincena Soviética (Premio Herralde 1988), La misa de Baroja, La mujer sin cabeza, El vampiro de la calle Méjico (Premio Alfonso García Ramos 2002) y El abrecartas (Premio Salambó y Premio Nacional de Literatura [Narrativa], 2007);. en  2009 publica una colección de relatos, Con tal de no morir (Anagrama), El hombre que vendió su propia cama (Anagrama, 2011) y en 2014, junto a Luis Cremades, El invitado amargo (Anagrama), Enemigos de los real (Galaxia Gutenberg, 2016), El joven sin alma. Novela romántica (Anagrama, 2017), Kubrick en casa (Anagrama, 2019). Su más reciente libro es Las hermanas Gourmet (Anagrama 2021) . La Fundación José Manuel Lara ha publicado en 2013 su obra poética completa, que va desde 1967 a 2012, La musa furtiva.  Cabe también destacar muy especialmente sus espléndidas traducciones de las piezas de Shakespeare Hamlet, El rey Lear y El mercader de Venecia; sus dos volúmenes memorialísticos El novio del cine y El cine de las sábanas húmedas, sus reseñas de películas reunidas en El cine estilográfico y su ensayo-antología Tintoretto y los escritores (Círculo de Lectores/Galaxia Gutenberg). Foto: Asís G. Ayerbe

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