Sergio Ramírez
Ese momento, recogido en esa foto, viene a ser lo más "extraliterario" en la vida de Ernesto, o lo que se toma por lo más "extraliterario", capaz de haber incidido tanto tiempo en el reconocimiento de sus méritos como un poeta de su tiempo, y de todos los tiempos.
Con la revolución, que vivió con alma mística, comprometido hasta los huesos, cerró sus cuentas y dejó testimonio en su libro de 2004 La revolución perdida, el último de sus libros de memorias que empieza con Vida perdida, de 1999: "el que pierde su vida por mí, la salvará", dice el Evangelio de San Lucas.
Un poeta siempre cierra cuentas en cada libro, e igual que Ernesto recuerda con nostalgia su juventud perdida en Gethsemaní, Ky, en estas memorias de la revolución recuerda, también con nostalgia, el derrumbe de aquella torre hasta el cielo cuyas piedras aún siguen cayendo con ecos sordos.