Sergio Ramírez
Y el otro Berlín, el Berlín Oriental al otro lado del muro que partía la ciudad zigzagueando con su trazo rojo en el plano malva y magenta, la otra ciudad prohibida y desolada, llena de silencios y de ruinas de la guerra, edificios neoclásicos sobrevivientes de los bombardeos y otros alzados al estilo estalinista, como queques decorados, la otra mitad a la que se podía llegar a pie o en carro a través del Check Point Charlie, en el sector bajo control de Estados Unidos, o en los viejos vagones del tren elevado, o en los pintados de reluciente amarillo del tren subterráneo, para desembarcar en la estación de la Friederichstrasse, que era la extraña y desierta puerta al otro mundo, excursiones pasaporte en mano para ver representar las piezas de Bertol Brecht en la Berliner Ensemble, el Teatro Negro de Praga, el ballet Bolshoi, o para adentrarse en la espléndida biblioteca de la Universidad Humboldt.
Excursiones de uno a otro mundo a través de los pasos vigilados del muro. ¡Cuidado, está dejando usted Berlín Occidental! Sarro sobre el rótulo donde está escrita la advertencia, el monte crecido a los lados de la vía, esqueletos de edificios, ventanas clausuradas con tablones, tapiadas con ladrillos, paredes en ruinas, paredes aún enteras que sobrevivían a la catástrofe como un decorado de teatro, las plataformas armadas con tubos en la Postdamer Platz para asomarse al otro mundo, detrás del muro la tierra de nadie, en el baldío la cerca de obstáculos en cruz, calles partidas por la mitad, las mujeres que se asomaban a los balcones de los edificios grises a cada lado para mirarse de lejos. El muro de cemento que parecía el largo convoy un tren de carga detenido para siempre en las vías, a un lado las torres de vigilancia, al otro la mole sombría del Reichtag.
Bajo el cielo gris, el muro pintarrajeado del lado occidental por manos anónimas, marcado por las cruces que recordaban a quienes quisieron atravesarlo y perecieron asesinados en el intento, queda solamente en la memoria. Y en la memoria Berlín, la ciudad dividida de mi juventud, y de mi escritura.