
Sergio Ramírez
Monseñor Gianfranco Girotti, director del Penitenciario Apostólico, que tiene a cargo los asuntos relacionados con los pecados, tanto capitales como veniales, y la regla de las indulgencias plenarias, ha ensanchado en nombre de la Santa Madre Iglesia el número de los pecados capitales, para adecuarlos al mundo moderno. ¿Recuerdan cuál es la lista clásica, que tiene ya 1.500 años de existencia, desde que fue dictada por el papa Gregorio Magno? Son siete: lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia y soberbia.
Según lo declaró monseñor Girotti a L’Osservatore Romano, hay ahora "nuevas formas del pecado", que desbordan los encierros del alma, y vienen a ser de carácter colectivo; es decir, se tipifica en el código de las culpas a expiar, el pecado social. Una persona no ofende a Dios solamente al robar lo ajeno, con las blasfemias, o al desear a la mujer del prójimo", ha dicho el obispo, ‘más también al causar daños el medio ambiente, al participar en experimentos científicos dudosos, como la manipulación genética…". Pero no para allí la nueva lista agregada: son pecadores también quienes acumulan riquezas en exceso, quienes causan pobreza, injusticia y desigualdad social, y quienes consumen estupefacientes o trafican con ellos.
¿Y los que manipulan las acciones de la bolsa, especulan con el dinero de los ahorrantes, prestan a manos llenas lo que no es suyo a quienes no pueden pagar, para cobrar comisiones y altos sueldos, y causan así las crisis mundiales, como la que estamos viviendo?
Es justo que vayan también ellos al plan de los infiernos.