
Sergio Ramírez
El segundo al mando en el Ministerio del Interior del gobierno de Berlusconi, Alfredo Mantovano, a la vez dirigente del partido de la llamada derecha postfacista, Alianza Nacional, ha sido muy explícito al explicar la operación contra los gitanos como un asunto étnico. "Los romaníes son una etnia conectada con cierto tipo de delitos. Robos, asaltos, e incluso, como en el caso de Ponticelli, rapto de personas".
Pero las acciones de estado que alientan la xenofobia, o se aprovechan de ella, no se detienen con los gitanos. Las medidas contra los extranjeros están siendo endurecidas, al punto de considerar a los inmigrantes ilegales como verdaderos delincuentes.
Y como en la noche de los cristales rotos en Alemania, cuando hordas de camisas pardas salieron a destruir los negocios de los judíos, en Italia hay ahora bandas armadas de palos que hacen lo mismo con los negocios de extranjeros que provienen de Asia, o de África, y aún de Europa del Este. Así ha ocurrido en el barrio Pigneto de Roma, ciudad donde también han bajado a la fuerza de los autobuses a mujeres rumanas, acusándolas de ser gitanas, y han agredido también a albaneses, todo ellos gente de bien, y con sus papeles en regla.
Pero al menos hay uno de los niños del colegio de Ponticelli que cuando recuerda lo que vio, dibuja a los gitanos huyendo entre las llamas, y escribe: "nos hemos equivocado, ayudémosles".