Sergio Ramírez
El New York Times reduce drásticamente su planta de periodistas, y en los últimos años, 3.600 de ellos han perdido sus puestos de trabajo en los medios de comunicación tradicionales, sólo en Estados Unidos. Le Monde pierde lectores y pierde dinero cada mes. El Boston Globe cesa a todos sus corresponsales en el extranjero para ahorrar recursos económicos. En América Latina hay un descenso de un diez por ciento anual de la publicidad que va a los diarios impresos, y un treinta por ciento de los anuncios clasificados.
El viejo buque de los diarios de papel parece hundirse al chocar con el iceberg de la información electrónica, que como todos los icebergs, apenas asoma la punta en un oscuro y helado mar de incertidumbres.
Sobre este choque que provoca ya las primeras fisuras en el barco, hablaron en la Casa de América de Madrid, en un encuentro patrocinado por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano y la Fundación Carolina, tres maestros del tema: Rosental Alves, de Brasil, Jean-François Fogel, de Francia, y Gumersindo Lafuente, de España.
Algunos periódicos de extensa circulación tardan en acusar el golpe porque halagan constantemente a la clientela con ofertas, desde música, películas y libros, a aparatos electrónicos con descuentos; pero los expertos nos dicen que no todos los que compran el periódico porque se les da también algo barato, se convierte en lectores. Son periódicos que aumentan su circulación halagando al consumidor, pero no por eso se leen más.