
Sergio Ramírez
Hay otro libro clave para entender este fenómeno del crecimiento de la ignorancia, y de la felicidad que semejante estado de vaciedad engendra, y es La edad de la sinrazón americana, de Susan Jacoby, quien previene contra la triunfante divisa "mucho saber es peligroso", basada en la idea de que no existen ni las evidencias ni los hechos, tan solo las opiniones.
Poner en duda las verdades absolutas ha sido el motor crítico de la renovación del conocimiento, y de la ciencia; pero las opiniones de hoy, que cuestionan de manera pasiva los hechos, son cada vez más superficiales, y pervertidas.
Susan explica que no sólo los ciudadanos lo ignoran todo hoy día acerca de la ciencia elemental, y desprecian el conocimiento cultural, sino, que lo peor, piensan que no importa. El salvaje feliz, dichoso en su ignorancia, para quienes otros fabrican la tecnología que necesita su dicha. Les ha dejado el todo a los sabios, mientras se conforma con una parte propia cada vez más pequeña: una encuesta de Nacional Geographic señala que entre los jóvenes en Estados Unidos, la mitad considera que no es necesario ni importante conocer la ubicación geográfica de los países. Y sólo un 28% pudo localizar a Irán, Arabia Saudita e Irak en el mapa, un país donde Estados Unidos tiene miles de soldados de ocupación.
Llegamos entonces, por fin, al reinado de la felicidad perfecta, la de las reinas de bellezas bajo los focos ardientes.