Sergio Ramírez
Nunca se han visto amenazas tan fatales como las que se lanzan contra los fumadores desde las propias cajetillas de cigarrillos. Se comenzó con un tímido "este producto puede ser riesgoso para su salud", y se pasó a un rotundo "este producto te está matando", como lo he visto en Chile, una advertencia funesta ilustrada con la fotografía de un señor doliente llamado don Miguel, que enseña en el cuello un orificio, víctima de cáncer de laringe por fumador empedernido. ¡Dichosos tiempos aquellos para los viciosos, en que los propios médicos, vestidos de gabacha y estetoscopio al cuello, aparecían fumando en los anuncios! Y las películas, Humphrey Bogart envuelto en humo, la voz ronca de nicotina, mientras los galanes de hoy son tan asépticos.
La campaña para disuadir a los fumadores con la imagen de don Miguel hizo en Chile poca mella, y ahora será sustituida por la de una dentadura horriblemente arruinada por la nicotina, un amasijo de dientes y muelas como embebidos en alquitrán, a ver qué suerte corre en asustar a los reacios. Ya se ha probado en todas partes con fotografías de negros pulmones carbonizados, con la señal de la cruz de tibias y la calavera de los venenos matarratas, y podrán agregarse esqueletos, cadáveres, féretros, pero nada parece arredrar a los viciosos…