Vicente Verdú
Sería interminable relatar el número de oportunidades de valor que obtuve por la pérdida de alguna oportunidad que había considerado antes mucho mejor. Esto de que cuando una puerta se cierra otra se abre es poco decir si yo, o muchos más, recordáramos la evidencia de que el fracaso se transforma. a menudo, en libertad y el éxito termina casi siempre en las cocheras. Todo intento de trazar la vida con un principio y un fin, con un paso, dos o tres esbozados en el itinerario se desbarata con una facilidad exagerada. Vivir al día tampoco es una saludable solución pero hay que pensar que cuando algo se tuerce no es necesariamente para estrangularnos. Puede parecerlo, efectivamente, afectivamente, desconsoladoramente pero sólo es mala de verdad la torcedura si de verdad la creemos iinelástica. El NO se hace otro SÍ distinto y sorprendente, mientras el SI suele ser ensordecedor y unidereccional. Prácticamente toda negación lleva a crear o creer algo nuevo. Como también toda aseveración muy terne tiende a envejecer el horizonte.
Todo esto no es ninguna reflexión de autoayuda, es sólo la consignación de una experiencia que de tanto haberla vivido me ha transformado de pesimista nato y taciturno a optimista de ocasión. Ocasión tras ocasión si no cae descorazonadamente en la amargura o la oclusión.