
Eder. Óleo de Irene Gracia
Marcelo Figueras
Hay comienzos de la literatura que hoy son clásicos entre los clásicos. Empezando por la mismísima génesis del asunto: ‘En el principio creó Dios el cielo y la tierra’, dice aquel que es padre y madre de todos los libros. ‘En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor’, arranca el Quijote. ‘Llámenme Ishmael’, invita Melville en Moby Dick, estableciendo una complicidad inmediata entre autor y lector. ‘¡Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte…!’, amenaza el mejor libro de Sarmiento. ‘Si resultaré o no el héroe de mi propia vida, o si esa dignidad le corresponderá a alguien más, estas páginas deberían demostrarlo’, dice Dickens al comienzo de David Copperfield. (Un comienzo que ha sido recreado, con la intención de negarlo, por Salinger en The Catcher in the Rye.) No es el único de los comienzos de Dickens que merece el bronce. Mi favorito, sin ir más lejos, es el primer párrafo de Bleak House.
Pero por supuesto, no hay que irse tan lejos para encontrar frases de esas que tornan imposible dejar la novela. Me gusta el comienzo de The World According to Garp, de John Irving: ‘La madre de Garp, Jenny Fields, fue arrestada en Boston en 1942 por herir a un hombre dentro del cine’. Simple e irresistible: uno muerde el anzuelo de inmediato, y sigue porque no tolera no saber qué fue lo que motivó tan peculiar acto de violencia.
Pero entre los clásicos modernos, pocos comienzos más espectaculares que el de London Fields, de Martin Amis:
‘Esta es una historia verdadera pero no puedo creer que esté ocurriendo de verdad.
Es la historia de un crimen, también. No puedo creer la suerte que tengo.
Y una historia de amor (creo), entre todas las cosas extrañas, de manera tan tardía en el siglo, de manera tan tardía en el maldito día.
Esta es la historia de un crimen. Todavía no ocurrió. Pero ocurrirá. (Más le vale.)’
¿Acaso hay muchos placeres mayores que el de abrir un libro y verse compelido a seguir hasta el final?