Vicente Verdú
Una y otra vez las bolsas caen cuado las autoridades aprueban medidas de suministros crediticios y dinero fresco para que suban. ¿Subirían las cotizaciones si las autoridades adoptaran medidas dirigidas, por el contrario, a escatimar recursos, a hundir decididamente los valores, a promover la pretensión contraria a la actual?
En el campo científico sus profesionales no dudarían, verificado el resultado negativo de las inyecciones de liquidez, en experimentar con la opuesta opción de inculcar sequía puesto que la concatenación de esta clase de hacer con el deshacer acaso encierre una ignorada conexión que conduzca acaso del deshacer al hacer.
¿Podrían, pues, las autoridades políticas, financieras o económicas en general considerarse parte decisiva del problema y hasta el núcleo mismo del mal? Porque ¿quién no recela de que el desplome que se registra ya en todo el mundo, el gran colapso global procede con seguridad de terribles perversiones, endiablados factores y oscuras potencias que, a la fuerza, devoran la razón, la directriz, la provisión y en su carrera de hambre insaciable se alimentarán tanto más cuanto más sustancia de liquidez se les suministre y así hasta el engullimiento final de cuerpos y almas en la gran bouffer des briques de la destrucción Final?