Vicente Verdú
Contra la idea del orden, el esquema, la sistematización, David Weinberger ha escrito un libro, Everything is miscellaneous, que defiende la desestructuración y la entrega de informaciones sin organización. La realidad es múltiple, contradictoria, polimorfa, ¿cómo esperar que una representación unívoca y primorosa sea consecuente con ella?
La idea vale tanto para los libros de ensayo como para la narrativa. Persistir en la novela con presentación, nudo y desenlace dentro de la pretensión de coherencia y finalidad es responder al trasnochado concepto de la primera modernidad cuando la razón era la medida de todas las cosas y la lógica la suprema fuente de sentido.
La conciencia de la complejidad requiere imágenes complejas, la posmodernidad se decide en la variedad, la mixtificación, el tutti fruti del mundo intercomunicado, radiado, grabado y televisado bajo la inspiración del mosaico. Todo es ya misceláneo y este universo de centro comercial, viajes a todos los puntos del mundo, capillas de todas las confesiones, organizaciones de todas las razas y todos los sexos, establece la regla de la lasitud, la lasitud de la irregularidad y la irregularidad del sumario sincrónico y policromado de la heterogeneidad.