Víctor Gómez Pin
Los estudiosos de Heidegger enfatizan el hecho de que abrirse a la diferencia ontológica exige dejar de pensar el ser sobre el modelo de las cosas ni tampoco sobre el de un sujeto concebido como yo mismo.[1] Avanzo al respecto algo que llegado el momento se abordará en detalle, a saber, que si por cosa se entiende un soporte dotado de propiedades que la singularizan, hay otros ámbitos del pensamiento (pre-socráticos desde luego, pero también contemporáneos) en los que la physis tampoco es concebible ni como cosa ni como correlato subjetivo de la misma. En efecto:
Por un lado, tal como hemos podido ver en estas mismas notas, en el mundo cuántico se diluye la noción de cosa, entendida como algo con caracteres propios que la individualizan y sometida a los principios de contigüidad y determinismo.
Por otro lado, en lo que concierne al sujeto, sin ir más lejos, el sujeto clásico de la ciencia
se haya privado de las características diferenciales que posibilitan hablar de inter-subjetividad y por consiguiente hablar de sujeto como soporte de un yo, pues el sujeto de la ciencia constituye precisamente el resultado de hacer abstracción de esas diferencias. Pero ni siquiera está claro que el correlato pensante de los raros objetos que se determinan en una medida cuántica pueda ser identificad al sujeto de la ciencia en un sentido clásico, ya que este parece ser correlativo de las cosas físicas en la acepción ortodoxa del término.
[1]"La diferencia ontológica, presente ya en Ser y Tiempo, recibe una determinación más precisa cuando, sobre el telón de fondo de la verdad, se percibe que el ser como ámbito de iluminación que hace aparecer a las cosas no es algo de éstas ni de mí mismo, sino un acontecer que, al dejar que los entes se muestren, se retrae a un segundo plano y no aparece como tal. Precisamente por ello no es una cosa ni puede ser pensado sobre el modelo de la cosa. ¿Cómo hay entonces que pensarlo? Este es justamente el problema. Pero la diferencia está ahí, insuperable e irrenunciable." Ramón Rodríguez o.c. p.148.