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Otra apertura a los múltiples mundos

Por 29 de enero de 2010 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Víctor Gómez Pin

Embarcado en estas reflexiones sobre Everett y seguidores, leo un excelente artículo de Javier Sampedro en el que la hipótesis  de la pluralidad de mundos se vincula a otras ramas de la física. Al parecer habría novedades en relación al  llamado principio antrópico. Controvertido principio, de importantes implicaciones filosóficas,  que partiendo de constatar que el ser humano  se  interroga sobre la estructura  y la evolución del universo, colige que las  únicas respuestas válidas a tales interrogantes son  las compatibles  con la aparición de ese mismo  ser que se interroga. La unicidad del mundo se inferiría entonces de lo siguiente:

 Ciertas constantes físicas (entre otras la vida media del neutrón, la masa del electrón, o la masa respectiva de protón y neutrón) son   necesarias para la aparición de   átomos en general, luego para la formación de estrellas o galaxias, y átomos de carbono en particular, condición  de la vida. La tesis tradicional es que el margen de diferencia en estas constantes es tan estrecho que no deja abierta la posibilidad de otro universo. En definitiva: si entre las notas propias del mundo se incluye la existencia de un ser que se interroga sobre el mismo, entonces sólo habría un mundo posible.

 Ciertamente, se dirá el lector,  nada obliga a priori a casarse con la premisa principal  del principio antrópico, nada obliga, en suma, a sostener  que toda  teoría sobre la naturaleza del universo debe ser compatible con las condiciones de posibilidad y necesidad de nuestra existencia como seres biológicos racionales, empezando por la emergencia del carbono en el que nos sustentamos. Pero dejo esta discusión para otro momento, volviendo ahora al hecho de que, aun asumiendo el principio antrópico, potencialmente podrían darse múltiples mundos.

Un equipo israelí y otro americano  habrían en efecto probado la posibilidad de mundos que reflejaran una relación diferente en la magnitud de las variables aludidas. Por ejemplo,  la formación del átomo de hidrógeno no sería posible si se invirtiera la relación entre  la masa del protón y la del neutrón, pero tal no sería forzosamente el caso si consideráramos isótopos del hidrógeno como el deuterio (un protón un neutrón) o el tritio (un protón dos neutrones). Habría formas estables de átomos de carbono e hidrógeno y asimismo de oxígeno que posibilitarían  la emergencia de la vida en un mundo…raro, un mundo  en el que los océanos serían de agua pesada. 

Por otro lado, en la hipótesis de que no se diera la  llamada fuerza nuclear débil (responsable de los fenómenos de radioactividad) se mantendrían las condiciones de posibilidad de la formación de estrellas  y la formación de una tabla reducida de los  elementos, por lo que podría también darse un mundo, e incluso un mundo habitado. M De nuevo un mundo raro (ya que no habría, por ejemplo, actividad volcánica y las estrellas brillarían menos, por lo que una tierra habitable sería una tierra mucho más cercana  al sol),  pero mundo al fin y al cabo.

 Obviamente lo que estos trabajos nos dicen es que esos otros mundos son posibles,  mientras que real lo es indiscutiblemente este mundo nuestro, en el que sí se da fuerza nuclear débil, hay volcanes que entran en erupción y el sol se halla tan alejado que lo vemos muy pequeño.   Para que el mundo sin fuerza nuclear débil de Perez (tal es el nombre  del director israelí del equipo) adquiera peso ontológico tendríamos que introducir un postulado análogo al que introduje -provisionalmente- cuando en un texto anterior consideraba los múltiples mundos de Everett,  postulado según el cual   todo lo que tiene condiciones de posibilidad tiene asimismo condiciones de necesidad; todo, en suma, lo que es posible sería asimismo necesario.

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Víctor Gómez Pin

Victor Gómez Pin se trasladó muy joven a París, iniciando en la Sorbona  estudios de Filosofía hasta el grado de  Doctor de Estado, con una tesis sobre el orden aristotélico.  Tras años de docencia en la universidad  de Dijon,  la Universidad del País Vasco (UPV- EHU) le  confió la cátedra de Filosofía.  Desde 1993 es Catedrático de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), actualmente con estatuto de Emérito. Autor de más de treinta  libros y multiplicidad de artículos, intenta desde hace largos años replantear los viejos problemas ontológicos de los pensadores griegos a la luz del pensamiento actual, interrogándose en concreto  sobre las implicaciones que para el concepto heredado de naturaleza tienen ciertas disciplinas científicas contemporáneas. Esta preocupación le llevó a promover la creación del International Ontology Congress, en cuyo comité científico figuran, junto a filósofos, eminentes científicos y cuyas ediciones bienales han venido realizándose, desde hace un cuarto de siglo, bajo el Patrocinio de la UNESCO. Ha sido Visiting Professor, investigador  y conferenciante en diferentes universidades, entre otras la Venice International University, la Universidad Federal de Rio de Janeiro, la ENS de París, la Université Paris-Diderot, el Queen's College de la CUNY o la Universidad de Santiago. Ha recibido los premios Anagrama y Espasa de Ensayo  y  en 2009 el "Premio Internazionale Per Venezia" del Istituto Veneto di Scienze, Lettere ed Arti. Es miembro numerario de Jakiunde (Academia  de  las Ciencias, de las Artes y de las Letras). En junio de 2015 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad del País Vasco.

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