Víctor Gómez Pin
Mi amigo el doctor Federico Menéndez de la Unidad de Salud Mental Infantil del Centro hospitalario Juan Canalejo de la Coruña, me hace llegar un espléndido trabajo en el que comenta textos del patólogo gallego Roberto Novoa Santos, a uno de los cuales pertenece la frase que da título a este comentario. Novoa Santos crítica con gran radicalidad la doble moral en la materia que nos ocupa. Retomo aquí dos de los textos que Federico recoge y me transmite:
"Se nos concede el derecho a disponer de nuestras prendas y propiedades que forman como una prolongación jurídica de nuestra propiedad y en cambio todavía no se ha declarado solemnemente, en nombre de un sistema, el derecho a disponer de la única prenda que nos pertenece por entero… ¿En nombre de qué o de quién se nos cercena ese derecho?… en nombre del Creador o de la Humanidad, que nos tiene a su servicio… Niégasenos el derecho a disponer de lo único verdaderamente nuestro y no obstante la sociedad cree tener derecho, y lo ejerce muchas veces violentamente, a disponer de nuestra vida ejerciendo ese derecho de muy variadas maneras. Si no es la pena capital para los criminales y los enemigos políticos, es el imperativo que nos violenta a disponer de nuestra vida enviándonos a la conquista de territorios, o a combatir contra hermanos de otra religión, o de otra lengua, o de ideales políticos que no son los nuestros… El combatiente que marcha seguro de entregar su vida en el campo de batalla es un héroe, voluntario o forzado, convencido o sin fe en la causa que defiende; pero el hombre que la rinde a su propia voluntad es un cobarde, o un miserable, o un impío. ¡Oh lenguaje engañoso y falacia humana!"