
Víctor Gómez Pin
Un erudito internacionalmente reconocido y comisario de un importantísimo evento bienal con sede en Sevilla declaraba en su toma de posición que entre sus prioridades contaba el proyecto de consultar a los ciudadanos digamos de a pié sobre las razones de que ciertas obras plásticas o arquitectónicas sean consideradas respetables o emblemáticas.
Todo muy normal si no fuera que el comisario precisaba que no se trataba en absoluto de efectuar una encuesta tendiente a medir el pulso de la ciudadanía, plegándose eventualmente a la misma a la hora de programar contenidos. La consulta vendría a constituir un elemento más del conjunto que constituiría el evento BIACS 2006; vendría a ser en sí misma una obra artística.
Ante anécdotas de este tipo es habitual escuchar la frase: "esto es una tomadura de pelo", al igual que en presencia de ciertas obras directamente plásticas, se oye decir "esto lo hace cualquiera" o "esto lo hago hasta yo", mostrando así la convicción de que en el arte contemporáneo primaría la arbitrariedad, cuando no la mera tontería o aun la pura estafa. El asunto es, sin embargo, un tanto más complicado y sobre todo más grave para el destino del arte en particular y del trabajo del espíritu en general. Seguiré Mañana con el tema.