Víctor Gómez Pin
"He recibido su nuevo libro contra el género humano. Se lo agradezco (…) Pinta usted con colores verídicos los horrores de la sociedad humana que por ignorancia y debilidad se pliega a las dulzuras de la vida. Nunca realmente se había utilizado tal cantidad de talento para la causa de intentar bestializarnos (nous rendre Bêtes). Al leer su obra surgen ganas de marchar a cuatro patas. Sin embargo como hace más de sesenta años que he perdido ese hábito desgraciadamente creo que me será difícil retomarlo (…)"
Quiero subrayar la última frase, que nunca un campesino iletrado escribiría, buscando una analogía: Los pastores de Córcega cantaban a Dante sin saberlo, y probablemente sin ser capaces de leerlo, pero obviamente no tenían nostalgia de ese estado que era el suyo y desde luego no les pasaba por la cabeza que tal estado era jerárquicamente superior al de quien, además de recitarlo, se recrea en la lectura del poeta. Quizás los cantos de Homero (o simplemente los del Romancero) pierden peso al pasar a la escritura, pero esta reflexión sólo se hace desde la escritura misma. La "primera vocación" de Rousseau (no aprender a leer ni a escribir) se entiende perfectamente…desde la escritura, no previamente a ella.