Víctor Gómez Pin
Experimentaba un sentimiento de fatiga y de espanto al sentir que todo este tiempo tan largo, no sólo había, sin interrupción alguna, sido vivido, pensado, conservado por mí, que constituía mi vida, que era mi propio yo, sino también que debía en todo momento ser mantenerlo atado a mí, que era el soporte de ese mi yo fijado en su vertiginosa cima (…) Sentía vértigo al ver bajo mis pies, y sin embargo en mí, como si tuviera leguas de altura, tanta cantidad de años (IV, 624)