Víctor Gómez Pin
Citaba hace un tiempo el siguiente párrafo de Karl Marx relativo a la sociedad que surgiría de la abolición positiva de la propiedad privada:
"los sentidos y el goce de los otros hombres se han convertido en mi propia apropiación. Además de estos órganos inmediatos se constituyen de este modo órganos sociales, en la forma de la sociedad; así, por ejemplo, la actividad inmediatamente en sociedad con otros, etc., se convierte en un órgano de mi manifestación vital y en modo de apropiación de la vida humana"
Cabe enfatizar en este texto la referencia a órganos sociales que trascienden y enriquecen los órganos sensibles inmediatos y que, al igual que estos, tienden a actualizar toda su potencialidad. Añadiré por mi parte que concreción y testimonio de esta aspiración irreductible a la individualidad es simplemente la inclinación a hablar, y sobre todo la aspiración a que el lenguaje se despliegue en plenitud. Pues aunque uno pueda "hablar consigo mismo", aprender a hablar no es posible sin intrínseco lazo con otro ser de palabra, lazo que refleja toda la entera articulación del lenguaje. De nuevo esa afortunada expresión de Steven Pinker, de nuevo el "instinto del lenguaje". Dar todo su peso a la exigencia de hablar con plenitud, presente en todos y cada uno de los seres humanos, es lo que en realidad designa ese proyecto de "actividad inmediatamente en sociedad con otros", esa apuesta por la "apropiación de la vida humana" a la que el pensador se refiere.