Víctor Gómez Pin
Las hipótesis de una teoría científica tienen a veces que compartir el terreno con hipótesis que no casan con las mismas, pero que no es posible sacrificar a fin de poder explicar fenómenos diferentes de los que se explican con las primeras. El paradigma es la hipótesis de la naturaleza corpuscular de la luz, que no logra desterrar la hipótesis de la luz como continuo ondulatorio. Pero en las columnas anteriores planteaba una cuestión muy diferente. Se trata de un problema filosófico, quizás el problema filosófico por antonomasia para cuyo abordaje es absolutamente imprescindible buscar anclaje en la ciencia, la cual sin embargo nos conduce a una aporía.
La teoría cuántica de la medida y la teoría evolucionista (hoy sustentada en la genética) no tienen entre ellas problema alguno en el terreno estrictamente científico. Lo tienen sin embargo en el terreno filosófico y concretamente en el de la antropología filosófica. Pues la segunda disciplina naturaliza al hombre mientras que la primera conduce a preguntarse si tal naturalización es compatible con el comportamiento ordenado de esa misma de la que el hombre sería exhaustivamente fruto.