Víctor Gómez Pin
El tiempo se ha hecho pequeño para la distancia.
Al pasar el tren sin detenerse por la estación E, se desencadena en el andén una señal, (acontecimiento A) anunciadora de que en un intervalo de tiempo determinado en la estación E’ ocurrirá un acontecimiento B. Obviamente, para el jefe de estación, A y B son eventos distanciados tanto en el espacio como en el tiempo. Sin embargo no está excluido que para el viajero asomado al exterior ambos estén muy próximos en el tiempo y eventualmente sean simultáneos, de tal manera que al pasar por E percibiría ya en la distancia, el anunciado evento B. Todo depende de que en el andén el intervalo temporal T0 entre A y B sea pequeño en relación a la distancia espacial entre ellos. ¿Y qué quiere decir pequeño? Pues por ejemplo que en ese intervalo la luz fuera incapaz de cubrir la distancia espacial. Si así es, entonces hay una determinada velocidad V0 tal que, si el tren va a esa velocidad, A y B ocurrirán para el viajero en un mismo instante. Cabe incluso que para nuestro hombre B preceda a A. Basta para ello que la velocidad de su tren sea superior a V0. En general, dada una velocidad V mayor que cero, existe un continuo de eventos que el operario de la estación considera aun por venir y que para el viajero son contemporáneos.
Y el espectro de los acontecimientos simultáneos para el viajero, se adentra en el pasado del operario de la estación, y (al igual que en el caso del futuro) esta inmersión es tanto más profunda cuanto que el evento está más alejado en el espacio. Pues (limitándose ahora a una coordinada espacial y una temporal), para todo instante t del pasado del ferroviario existe una distancia x en el sentido contrario a la marcha del tren, tal que lo que acontece a esa distancia es para el viajero presente. Complementariamente, acontecimientos que son simultáneos para el viajero ( por ejemplo todos los ocurridos en el instante t=0 en el cual el tren alcanzó la estación) están para el ferroviario en momentos diferentes. Pues resulta que la contemporaneidad es ahora dependiente de la velocidad, y en consecuencia relativa no sólo al tiempo sino también al espacio. Y de hecho sólo hay eventos simultáneos para ambos protagonistas en el momento en el que el centro de coordinadas del tren coincide con el centro de coordenadas de la estación, es decir en ese instante de cada uno en el que la distancia respecto al acontecimiento que el otro constituye es nula.
Pues bien, éste es el momento de retornar a Galileo para ver que tratándose de medir distancias espaciales que no están en el propio sistema (por ejemplo medir desde el tren la distancia entre los extremos A B de un componente del rail) es imprescindible cumplir la condición de medir al mismo tiempo la ubicación de ambos extremos,es decir considerarlo como acontecimientos espacio temporales simultáneos.