Víctor Gómez Pin
Es posible que durante un tiempo vivamos en la ilusión de que alguno de estos principios no rige, o no rige en todos los casos, pero hay razones para creer que su interiorización más o menos progresiva constituye el proceso por el cual llegamos a mantener un lazo ordenado con el entorno. En cualquier caso el presuponerlos constituye un requisito en la disposición de espíritu que caracteriza al que se dedica a la física, y su eventual puesta en tela de juicio a partir del trabajo de los propios físicos, supondría desde luego una radical revolución.
Y como hemos visto, a los principios propiamente dichos se asocian conceptos sin los cuales ni siquiera serían enunciables. Así, al referirnos a cosas que no se hallan en relación de contigüidad estamos hablando de que mantienen una distancia espacial, y al hablar de causa y efecto estamos presuponiendo una dirección en la secuencia (de la causa al efecto y no a la inversa) que responde a la irreversibilidad que denominamos tiempo. Además todo lo que acontece se lo atribuimos a lo que es substancial o subsistente, es decir, a lo susceptible de movimiento o de reposo, susceptible de cantidad de movimiento, substancias aristotélicas o materiales y no meras abstracciones. El conjunto de todo ello operando de manera subyacente en nuestros juicios y razonamientos posibilita nuestras representaciones y relatos sobre los acontecimientos en el mundo
Los principios expuestos son como los nutrientes que, sin reparar en ellos, posibilitan el funcionamiento de nuestro organismo. Un dispositivo que opera al menos de manera implícita tanto en la actividad ordinaria como en el trabajo del científico volcado sobre el orden natural. Sin embargo la física no explora este bagaje. No lo incluye en su inventario temático porque lo considera algo preliminar y hasta, en cierto modo, una obviedad; considera, por utilizar los términos de Einstein, que si nuestra razón dejara de asumir tales presupuestos "la ciencia física en el sentido usual del término" sería imposible. Por ello será necesario retomar más adelante la cuestión, en especial por lo que se refiere al principio de realismo, que merecerá capítulo aparte, preguntándonos qué se ha hecho de estos principios, qué lugar ocupan en la jerarquía del conocimiento, dada la auténtica conmoción que para nuestras representaciones de la Physis han supuesto la física del siglo XX y en particular la Mecánica Cuántica.