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Un pintor que escribe

Por 10 de julio de 2014 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Vicente Molina Foix

Francisco de Goya le escribió cartas muy vivaces (llenas de faltas de ortografía) a su amigo Martín Zapater, pero no se puede decir que los genios de la pintura clásica española supieran escribir. Todo cambió (y no sólo en España) a partir del siglo XX: Picasso, Solana, Dalí, Ramón Gaya, y una nómina de grandes plásticos que tuvieron la curiosidad literaria, la base cultural y el deseo de extender con palabras sus pinceladas. La lista es substancial, y a los nombres de, por ejemplo, Tàpies, Lucio Muñoz o Pérez Villalta, se puede sumar hoy la de José Caballero, fallecido en 1991. En el mes de junio de 2015 se cumplirá el centenario de su nacimiento, pero un año antes publica la Editorial Síntesis un libro fascinante, ‘La aventura de la creación’, en el que se recogen numerosos escritos y entrevistas con el pintor onubense.

 

     José Caballero vivió al menos dos vidas artísticas, una, aunque históricamente muy destacada, más breve que la otra. En la primera, siendo aún adolescente, llega a Madrid, estudia con Vázquez Díaz, frecuenta la Residencia de Estudiantes y traba amistad con Neruda, con los hermanos Buñuel y con García Lorca, quien le incorpora a La Barraca. Para ese legendario grupo teatral, Caballero haría sus primeras escenografías y diseños de vestuario, una labor que tuvo después continuación en los pioneros montajes lorquianos (‘Yerma’, ‘Bodas de sangre’) de los años 1960, cuando el nombre del autor de ‘Romancero gitano’ aún era sospechoso en la España de Franco. Caballero fue por tanto un artista de espíritu republicano y concomitante con la Generación del 27, aunque, movilizado a la fuerza en 1937 por el ejército rebelde, tuvo la suerte de ser protegido por Dionisio Ridruejo, quien, conociendo sus méritos pero también su ideología, le dio empleo de dibujante en los servicios de prensa del Movimiento.

    La segunda vida de José Caballero pasó por fases de ostracismo y silencio, a la vez que maduraba y se configuraba como un pintor de materias y trazo abstracto, algo que él describe en uno de los aforismos recogidos en este libro: "El blanco muro de España, que a veces es negro…a mí me interesa una barbaridad". Fue también un gran aficionado a los toros, y antes de la guerra coqueteó con la lidia, hasta que se le apagaron los humos taurinos al ser bautizado por Federico, en una de sus chispeantes bromas, como "Pepito Lagarto, banderillero". Pero no hay en la obra pictórica de Caballero color local ni pintoresquismo. "Me gusta pintar en Andalucía, sí. Pero no pintar a Andalucía", aunque es evidente que el blanco de sus pueblos, su "luz hiriente" y sus nobles paredes desconchadas le sirven de inspiración.

       ‘La aventura de la creación’ tiene varias lecturas posibles. En sus páginas se reconstruye una trayectoria artística de gran envergadura, se conoce el ideario de Caballero, su mirada de crítico y de observador, a la vez que se disfruta de su poder de evocación. El extenso apartado final de semblanzas ofrece así varios retratos inolvidables: Balenciaga, Neruda, Picasso, Jaime del Valle-Inclán, y uno, muy divertido, de Luis Buñuel en París, el día en que, en pleno franquismo, paseando el pintor con su esposa María Fernanda por Saint-Germain-des-Près, se lo encontraron con un libro en la mano, una biografía del cineasta que acababa de publicarse en Francia. Buñuel la abrió por la página en la que una foto de los años 30 mostraba al jovencísimo José Caballero rodeado de intelectuales de la República, mientras le decía: "Voy a enviársela a Franco para que te fusile".

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Vicente Molina Foix

 Vicente Molina Foix nació en Elche y estudió Filosofía en Madrid. Residió ocho años en Inglaterra, donde se graduó en Historia del Arte por la Universidad de Londres y fue tres años profesor de literatura española en la de Oxford. Autor dramático, crítico y director de cine (su primera película Sagitario se estrenó en 2001, la segunda, El dios de madera, en el verano de 2010), su labor literaria se ha desarrollado principalmente -desde su inclusión en la histórica antología de Castellet Nueve novísimos poetas españoles- en el campo de la novela. Sus principales publicaciones narrativas son: Museo provincial de los horrores, Busto (Premio Barral 1973), La comunión de los atletas, Los padres viudos (Premio Azorín 1983), La Quincena Soviética (Premio Herralde 1988), La misa de Baroja, La mujer sin cabeza, El vampiro de la calle Méjico (Premio Alfonso García Ramos 2002) y El abrecartas (Premio Salambó y Premio Nacional de Literatura [Narrativa], 2007);. en  2009 publica una colección de relatos, Con tal de no morir (Anagrama), El hombre que vendió su propia cama (Anagrama, 2011) y en 2014, junto a Luis Cremades, El invitado amargo (Anagrama), Enemigos de los real (Galaxia Gutenberg, 2016), El joven sin alma. Novela romántica (Anagrama, 2017), Kubrick en casa (Anagrama, 2019). Su más reciente libro es Las hermanas Gourmet (Anagrama 2021) . La Fundación José Manuel Lara ha publicado en 2013 su obra poética completa, que va desde 1967 a 2012, La musa furtiva.  Cabe también destacar muy especialmente sus espléndidas traducciones de las piezas de Shakespeare Hamlet, El rey Lear y El mercader de Venecia; sus dos volúmenes memorialísticos El novio del cine y El cine de las sábanas húmedas, sus reseñas de películas reunidas en El cine estilográfico y su ensayo-antología Tintoretto y los escritores (Círculo de Lectores/Galaxia Gutenberg). Foto: Asís G. Ayerbe

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