Vicente Molina Foix
Metido ya en los caprichos del juego, doy también la lista de mis películas preferidas del año 2011, que hice y comenté muy brevemente a petición de mi amigo el novelista Juan Francisco Ferré, con destino a su propio blog. Hay en la que aquí publico una pequeña alteración, debida al hecho de que, pidiendo Ferré que sus invitados incluyeran títulos no estrenados que hubiesen visto fuera de España, yo encabecé la mía con Essential Killing, de Jerzy Skolimowski, presentada fuera de concurso en el pasado Festival de Cine de Las Palmas (donde yo la vi) pero inédita hasta ahora en nuestras pantallas.
He aquí mis diez, listadas con un cierto aunque no taxativo orden de preferencia:
La Morte Rouge, de Víctor Erice, Los misterios de Lisboa de Raúl Ruiz, Las razones del corazón, de Arturo Ripstein, Pina, de Wim Wenders, La piel que habito, de Pedro Almodóvar, Una mujer en África, de Claire Denis, Blackthorn, de Mateo Gil, Tokyo Blues, de Tran Anh Hung, La mitad de Oscar, de Manuel Martín Cuenca, Los pasos dobles, de Isaki Lacuesta.
En un año en el que las películas más aclamadas por la crítica, tanto la oficialista como la independiente, me han parecido insufribles bodrios (El árbol de la vida, de Malick, Un dios salvaje, de Polanski), obras fallidas en buena parte (Melancholia, de Von Trier, Valor de ley, de los Coen), faena de rutina de un gran director (Un método peligroso, de Cronenberg), nadería de un maestro (El extraño caso de Angélica, de Oliveira), cursilada habilidosa de otro que lleva ya un cierto tiempo en baja forma (Midnight in Paris, de Allen) o ‘trouvaille’ ingeniosa de fondo sensiblero (The Artist, de Hazanavicius), es para mí elocuente, y también alarmante, que lo mejor sea un título que no ha encontrado distribución, la obra maestra de Skolimowski, y un material, 45 minutos en total, que sólo ha aparecido, hace cuatro meses, en DVD, La Morte Rouge (año de producción, 2006) y Alumbramiento (2002).