Vicente Molina Foix
En la nueva colección recopilatoria que Anagrama llama "Otra vuelta de tuerca" nos encontramos con viejos conocidos, y para mí, que llevaba años sin leerle, por lamentable falta de ‘material’ tras su muerte temprana, ha sido de nuevo excitante (y perturbador) leer de un tirón las casi 500 páginas de los relatos autobiográficos de Thomas Bernhard originalmente publicados por separado con sus títulos respectivos: ‘El origen’, ‘El sótano’, ‘El aliento, ‘El frío’, ‘Un niño’, y ahora acompañados por un prólogo de su traductor, Miguel Sáenz.
Junto a este libro extenso, el más breve: los (cinco) ‘Sonetos a Grete Gulbransson’ de Rilke, en Visor: un regalo inesperado de otro autor que también creíamos conocer del todo.
Sigo siempre a Cees Noteboom, y su hermoso cuento largo ‘En las montañas de Holanda’ (Siruela) no decepciona. También me ha alegrado ver traducido un pequeño pero intenso relato memorial del joven marroquí Abdelá Taia, ‘Una melancolía árabe’ (Alberdania), que leí el año pasado cuando salió en francés, su lengua literaria.
Y luego está ‘Chile in my mind’, pues en el Chile de Allende sucede el originalísimo thriller político ‘Las manos cortadas’, de uno de los mejores novelistas jóvenes españoles, Luisgé Martín, y chileno es Carlos Franz, autor del magnífico libro de narraciones unitariamente noveladas ‘La prisionera’, publicado por Alfaguara en Chile a fines del año pasado y ahora llegado a mis manos.
Aunque quizá el mejor libro narrativo de los últimos seis meses no se puede leer, sino sólo ver. Se trata de ‘Une semaine de bonté’, el catálogo que Mapfre sacó con motivo de la exposición del conjunto de las páginas de ese extraordinario collage de Max Ernst, que, en uno de mis primeros blogs de El Boomeran(g), llamé "una de las más grandes novelas del siglo XX".