Vicente Molina Foix
Después de hablar aquí la semana pasada de los libros ‘epocales’ de mi juventud, reproduzco a continuación la más modesta lista de mis mejores libros del 2010 enviada y publicada en Babelia, con dos advertencias. Me decidí en esta ocasión, y así será ya siempre que participe en listados de ese tipo, por un conjunto en el que no figurasen autores vivos en lenguas hispanas. La cercanía de novelistas y poetas amigos (o enemigos) no opera en mí, quisiera yo pensar, a la hora de juzgar la valía de los libros, pero puede despertar sospechas ajenas. La numeración es una cláusula obligatoria para el cómputo que luego hace el suplemento de libros de El País, pero aquí, sin esa constricción, elimino el orden prelativo.
Hombre y camello Poemas, de Mark Strand (Visor)
Hotel de Dream, de Edmund White (Lumen)
Sunset Park, de Paul Auster (Anagrama)
Esencia y hermosura, de María Zambrano (Galaxia Gutenberg)
Brooklyn, de Colm Tóibín (Lumen)
Teatro completo, de Juan Benet (Siglo XXI)
Carnaval y otros cuentos, de Isak Dinesen (Nórdica)
Cuerpos divinos, de G. Cabrera Infante (Galaxia Gutenberg)
Memorias de un esteta, de Harold Acton (PreTextos)
Nocturnos, de Kazuo Ishiguro (Anagrama)
De una mitad al menos de esos diez libros he publicado (o publicaré en breve) comentarios en este blog. Respecto al libro de Isak Dinesen, uno de mis grandes amores literarios, no es que sea una de sus obras capitales; simplemente quería señalar que cualquier novedad suya en el mercado constituye un acontecimiento. Y el canadiense (residente desde niño en los Estados Unidos) Mark Strand, que descubrí tardíamente cuando Visor publicó su libro ‘Tormenta de uno’, en magnífica traducción, como la última, de Dámaso López García, me parece, sencillamente, el mejor poeta del momento. Excluyendo, naturalmente, a mis compatriotas y ‘sharers’ de las lenguas de España y América Latina.