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La colonia penal

Por 5 de mayo de 2010 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Vicente Molina Foix

Un día soleado de 1950, un pequeño grupo de hombres avanzó por el bosque de Milly, al sur de París, cerca de la casa que allí tenía Jean Cocteau,  llevando una cámara cinematográfica. Era el reducido equipo de filmación de ‘Un chant d´amour’, la película corta (dura 25 minutos) que Jean Genet escribió y pudo dirigir gracias a la producción de su amigo de la ‘mala vida’, y más tarde cineasta, Nico Papatakis. Rodada en 16 mm con actores en su mayoría naturales pero muy bien arropada por un equipo técnico de profesionales que incluía, como director de fotografía, a Jacques Natteau, colaborador en numerosas películas de Renoir, Carné y Autant-Lara, ‘Un chant d´amour’ es quizá el film más descarnado y sublime de algo que ha constituido en el cine un género peculiar y amplio, aunque sin duda Genet era ajeno a él, y sólo trataba de extender a la pantalla sus propias obsesiones y vivencias carcelarias, tan frecuentes en su obra literaria.

     Especialmente cultivado por Hollywood, el género carcelario ha ofrecido recientemente, fuera del contexto norteamericano dos ejemplos de gran calidad, ‘Un prophète’, de Jacques Audiard, y ‘Celda 211′, de Daniel Monzón. Ambas son muy distintas entre sí y radicalmente alejadas del mediometraje de Genet, que cuenta de modo muy escueto (es cine mudo) una historia de pasión (homo)sexual y ensueño erótico, a la vez que, sin subrayarlo, el autor de ‘Las criadas’ ofrece la evidencia más elocuente del implacable sistema de poder imperante en las cárceles (los planos de los muros exteriores de la prisión que se ven al principio y al fin de ‘Un chant d´amour’ fueron rodados, de modo clandestino, frente a La Santé, el centro penitenciario que Genet tan bien conocía por dentro).

      La película de Audiard, que ha sido saludada como una obra maestra desde que concursó el año pasado en el festival de Cannes y empezó allí a ganar los numerosos premios que viene recibiendo, tiene también una sub-trama homosexual, que para mi gusto la enreda y la empeora. La homosexualidad gay y lesbiana es un topos casi inevitable, e incluso en la puritana producción ‘hollywoodiense’ del período clásico afloraba, más o menos veladamente. Dentro del cine español, era esencial en un título reciente, parcialmente fallido, ‘El patio de mi cárcel’, de Belén Macías, situado en una cárcel de mujeres, si bien no aparece más de que refilón en ‘Celda 211′.

    Jacques Audiard, hijo de Michel Audiard, famoso guionista de calidad (una "qualité" que los jóvenes de la ‘nouvelle vague’ francesa execraban), es autor de una excelente película sobre la Resistencia, ‘Un héroe muy discreto’ (1996), y de otra posterior, ‘De latir, mi corazón ha parado’ (2005), cuyo mero título ya indica, a mi juicio, el riesgo de dudoso lirismo que amenaza a este director, por lo demás muy vigoroso en la narración. Partiendo de un guión nítido y bien ordenado de Thomas Bidegain y el propio cineasta, ‘Un profeta’ cuenta la historia de una corrupción moral, la del joven Malik, un magrebí analfabeto condenado a los 19 a una pena de seis años. Malik (un muy convincente, y debutante Tahar Rahim) no es un asesino, ni siquiera una mala persona, pero la cárcel se encargará de cambiar su manera de ser y sus principios, hasta convertirlo en un ‘capo’ tan sanguinario como aquellos encallecidos presos que le reciben con desconfianza y luego le buscan, unos por atracción física y otros por su determinación y su coraje. El relato fluye con precisión y energía, pero la trascendencia digamos profética de la historia, ligada a las visiones y sueños que tiene Malik, emborrona lo que sin ellos no habría dejado de ser una aterradora fábula sobre la imposible inocencia en un medio de violenta lucha por el dominio mafioso, un medio, por cierto, que existe con similar virulencia tanto dentro como fuera de las cárceles.

    Más atractiva me resulta la película de Monzón, antiguo crítico en la revista ‘Fotogramas’ y a mi juicio uno de los directores más estimulantes dentro del cine que ha elegido, el de los géneros tradicionales: la fantasía con toques de ciencia-ficción en su opera prima ‘El corazón del guerrero’ (2000), el ‘thriller’ (‘La caja Novak’, 2006), y la comedia "bête et méchante" en ‘El robo más grande jamás contado’ (2002), que ya contenía brillantísimas escenas de prisión. En esta su cuarta película de enorme éxito popular y amplio reconocimiento, Monzón adapta una novela (que desconozco) y, a excepción de unos desarrollos sentimentales que no acaban de funcionar en la parte final, iguala aquello que hizo grande, en su época dorada, al género penal: acción, tensión, angustia y brotes trepidantes emanados del propio universo concentracionario de la cárcel.

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Vicente Molina Foix

 Vicente Molina Foix nació en Elche y estudió Filosofía en Madrid. Residió ocho años en Inglaterra, donde se graduó en Historia del Arte por la Universidad de Londres y fue tres años profesor de literatura española en la de Oxford. Autor dramático, crítico y director de cine (su primera película Sagitario se estrenó en 2001, la segunda, El dios de madera, en el verano de 2010), su labor literaria se ha desarrollado principalmente -desde su inclusión en la histórica antología de Castellet Nueve novísimos poetas españoles- en el campo de la novela. Sus principales publicaciones narrativas son: Museo provincial de los horrores, Busto (Premio Barral 1973), La comunión de los atletas, Los padres viudos (Premio Azorín 1983), La Quincena Soviética (Premio Herralde 1988), La misa de Baroja, La mujer sin cabeza, El vampiro de la calle Méjico (Premio Alfonso García Ramos 2002) y El abrecartas (Premio Salambó y Premio Nacional de Literatura [Narrativa], 2007);. en  2009 publica una colección de relatos, Con tal de no morir (Anagrama), El hombre que vendió su propia cama (Anagrama, 2011) y en 2014, junto a Luis Cremades, El invitado amargo (Anagrama), Enemigos de los real (Galaxia Gutenberg, 2016), El joven sin alma. Novela romántica (Anagrama, 2017), Kubrick en casa (Anagrama, 2019). Su más reciente libro es Las hermanas Gourmet (Anagrama 2021) . La Fundación José Manuel Lara ha publicado en 2013 su obra poética completa, que va desde 1967 a 2012, La musa furtiva.  Cabe también destacar muy especialmente sus espléndidas traducciones de las piezas de Shakespeare Hamlet, El rey Lear y El mercader de Venecia; sus dos volúmenes memorialísticos El novio del cine y El cine de las sábanas húmedas, sus reseñas de películas reunidas en El cine estilográfico y su ensayo-antología Tintoretto y los escritores (Círculo de Lectores/Galaxia Gutenberg). Foto: Asís G. Ayerbe

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