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Flotante rizo

Por 22 de septiembre de 2011 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Vicente Molina Foix

Hay dos romanticismos en los relatos inéditos de Juan Benet que ahora se rescatan. El primero lo pone la imagen memorable del mechón de pelo de la larga melena de un librero y periodista español afincado en México, Cipriano de las Cagigas, amigo y protector de José Zorrilla en su larga estancia centroamericana. La amistad, los viajes conjuntos y la muerte, atacado por el "vómito negro", de Cagigas, ocupan una parte importante de las extraordinarias memorias de Zorrilla, ‘Recuerdos del tiempo viejo’, contando el poeta cómo ese mechón de Cagigas quedó fuera por descuido al cierre del ataúd y se fue meciendo al viento en el largo trayecto hasta el cementerio, donde el autor de ‘Don Juan Tenorio’ no pudo contenerse más y cortó, antes del sepelio, "aquel flotante rizo". Y añade Zorrilla: "Sobre mí lo he llevado mucho tiempo, y aún lo conservo".

    El ‘tema’ del título del libro, ‘Variaciones sobre un tema romántico’ (que lleva como pórtico la escena del pelo suelto y cortado de Cagigas) es la breve historia, una sola página, de una pareja de novios a la que un macabro accidente de moto impedirá casarse. Y a continuación empieza a sonar el teclado romántico de Benet, componiendo las cinco variaciones del libro, al que le falta una, encontrada entre sus papeles de un modo demasiado fragmentario como para aconsejar su inclusión. Hay que decir, sin embargo, que esa ausencia, por mucho que nos pese o intrigue, de ningún modo deja insatisfecho al lector; la última variación, ‘El legado’, no sólo es, junto a la primera y única conocida de antemano, ‘Amor Vacui’, la mejor, sino que cierra perfectamente, en su final asombroso y esclarecedor, el bucle narrativo de la obra. Las cinco variaciones son, en todo caso, un maravilloso ejercicio de virtuosismo, a la altura de las mejores páginas ‘benetianas’ del período en que este libro se fue escribiendo y guardando en una carpeta, los años 1975-1985, es decir, entre otras, las de ‘En el estado’, ‘El aire de un crimen’, ‘Saúl ante Samuel’, ‘Trece fábulas y media’ y las dos primeras entregas de ‘Herrumbrosas lanzas’. La brevedad de los movimientos, la alegre soltura del impromptu, así como la auto-impuesta plantilla de la variación temática a partir del motivo fúnebre y capilar de Cagigas, permiten al autor el juego de un intérprete inspirado que se desmelena sin perder de ojo las notas de su aleatoria partitura.

     Es particularmente apropiado por ello que Lumen haya hecho coincidir, en elegantes volúmenes de tapa dura, las ‘Variaciones’ con los ‘Ensayos de incertidumbre’, una antología al cuidado y criterio de Ignacio Echevarría, quien además de haber elegido inteligentemente las piezas (todas posteriores al libro ensayístico seminal de Benet, ‘La inspiración y el estilo’) la prologa y la culmina con un prontuario de opiniones y dichos ‘benetianos’ sin duda útil para lectores curiosos y neófitos, aunque tal vez impertinente al espíritu del novelista madrileño. Echevarría retoma los cuatro ensayos capitales de la que a mi juicio es la obra de pensamiento artístico más radical y vigente de Benet, ‘En ciernes’ (1976), donde destacan dos conferencias originalmente dictadas en Salamanca y Berlín, y que leídas ahora, en conjunción con la escritura alada, de pérfida belleza, que caracteriza estas ‘Variaciones’, alumbran y sostienen vigorosamente la naturaleza del arte literario del creador de Región, su singular potencia verbal, la poética del eterno retorno de la metáfora, la comicidad entre sublime y astracanada, que alcanza un hito en las páginas 104-106 del libro al describir los preparativos y efectos, inducidos por el bicarbonato francés, de un eructo en el vestíbulo de techo neomudéjar de una sede provincial de Correos:  el Benet del rechazo a "la determinación y la funcionalidad" de la novela, y la defensa del "componente de arbitrariedad de toda creación artística".

     Esta segunda cita procede de otro texto recogido y resaltado por Echevarría en sugestiva comparación con un pronunciamiento de Gil de Biedma sobre Juan Ramón, la carta abierta de Benet a Pedro Altares, entonces director de ‘Cuadernos para el diálogo’, a propósito de Galdós, una proclama de 1970 que no tiene desperdicio, en sus brillantes invectivas contra la "novela asertórica" y de "levantamiento catastral" y en sus manifiestas veleidades (Benet reconoce haber frecuentado poco la vasta obra de Don Benito), no por ello desprovistas de gracia, como al hablar de la "imaginación litográfica" del autor de ‘Fortunata y Jacinta’.

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Vicente Molina Foix

 Vicente Molina Foix nació en Elche y estudió Filosofía en Madrid. Residió ocho años en Inglaterra, donde se graduó en Historia del Arte por la Universidad de Londres y fue tres años profesor de literatura española en la de Oxford. Autor dramático, crítico y director de cine (su primera película Sagitario se estrenó en 2001, la segunda, El dios de madera, en el verano de 2010), su labor literaria se ha desarrollado principalmente -desde su inclusión en la histórica antología de Castellet Nueve novísimos poetas españoles- en el campo de la novela. Sus principales publicaciones narrativas son: Museo provincial de los horrores, Busto (Premio Barral 1973), La comunión de los atletas, Los padres viudos (Premio Azorín 1983), La Quincena Soviética (Premio Herralde 1988), La misa de Baroja, La mujer sin cabeza, El vampiro de la calle Méjico (Premio Alfonso García Ramos 2002) y El abrecartas (Premio Salambó y Premio Nacional de Literatura [Narrativa], 2007);. en  2009 publica una colección de relatos, Con tal de no morir (Anagrama), El hombre que vendió su propia cama (Anagrama, 2011) y en 2014, junto a Luis Cremades, El invitado amargo (Anagrama), Enemigos de los real (Galaxia Gutenberg, 2016), El joven sin alma. Novela romántica (Anagrama, 2017), Kubrick en casa (Anagrama, 2019). Su más reciente libro es Las hermanas Gourmet (Anagrama 2021) . La Fundación José Manuel Lara ha publicado en 2013 su obra poética completa, que va desde 1967 a 2012, La musa furtiva.  Cabe también destacar muy especialmente sus espléndidas traducciones de las piezas de Shakespeare Hamlet, El rey Lear y El mercader de Venecia; sus dos volúmenes memorialísticos El novio del cine y El cine de las sábanas húmedas, sus reseñas de películas reunidas en El cine estilográfico y su ensayo-antología Tintoretto y los escritores (Círculo de Lectores/Galaxia Gutenberg). Foto: Asís G. Ayerbe

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