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Fantaciencia

Por 19 de marzo de 2020 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Vicente Molina Foix

Mi rutina en la epidemia tiene buenas compañías, dentro de lo permitido. Me despierto con el café robusta, el más fuerte, mientras leo papel prensa. Después del desayuno sigo leyendo, y esta primera semana de alarma estoy con el papel biblia: el tomo I de la llamada Biblia del Oso, traducida por un gran personaje del siglo XVI, Casiodoro de Reina, en los llorados Clásicos Alfaguara. Retengo el pasaje del Éxodo que cuenta la tercera plaga de Egipto: "Todo el polvo de la tierra se tornó en piojos". Tras un almuerzo a la hora española teletrabajo en casa, lo cual no tiene mérito cívico: trabajar en remoto y en solitario es propio de mi gremio. Eso sí, dedico cada tarde un pensamiento solidario a José Hierro, al que sólo le visitaba la musa en los bares abigarrados de su barrio.

Pero queda la larga noche. Mi costumbre en tiempos de normalidad es ver cine en los cines, a diario, la última sesión. Imposible ahora. Menos mal que, precavido ante la vejez, fui una hormiguita cinéfila de más joven, por lo que guardo una reserva de deuvedés aún por ver. Domingo y lunes me puse antes de ir a dormir dos clásicos de Hollywood. Cuando ruge la marabunta, que tanto miedo me dio en la niñez, ahora resulta ser educativa y sostenible. En La humanidad en peligro, obra maestra de la ciencia-ficción premonitoria, una explosión atómica muta a las laboriosas hormigas en monstruitos. Hablando de organismos letales. No sé qué cara ponerle al Covid19. En los telediarios lo representan como un erizo de mar con púas de trompetilla: una figura entre la animación y el asco. Los virus no fotografían bien.

Las dos películas tienen final feliz, pero nos avisan. Las marabuntas son quejas de una naturaleza desplazada que se rebela. "Ellas" (Them!, título original de la segunda) causan el mal sin quererlo; un doctor sabio y un ejército bien pertrechado hacen que el cataclismo se quede solo en azote.

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Vicente Molina Foix

 Vicente Molina Foix nació en Elche y estudió Filosofía en Madrid. Residió ocho años en Inglaterra, donde se graduó en Historia del Arte por la Universidad de Londres y fue tres años profesor de literatura española en la de Oxford. Autor dramático, crítico y director de cine (su primera película Sagitario se estrenó en 2001, la segunda, El dios de madera, en el verano de 2010), su labor literaria se ha desarrollado principalmente -desde su inclusión en la histórica antología de Castellet Nueve novísimos poetas españoles- en el campo de la novela. Sus principales publicaciones narrativas son: Museo provincial de los horrores, Busto (Premio Barral 1973), La comunión de los atletas, Los padres viudos (Premio Azorín 1983), La Quincena Soviética (Premio Herralde 1988), La misa de Baroja, La mujer sin cabeza, El vampiro de la calle Méjico (Premio Alfonso García Ramos 2002) y El abrecartas (Premio Salambó y Premio Nacional de Literatura [Narrativa], 2007);. en  2009 publica una colección de relatos, Con tal de no morir (Anagrama), El hombre que vendió su propia cama (Anagrama, 2011) y en 2014, junto a Luis Cremades, El invitado amargo (Anagrama), Enemigos de los real (Galaxia Gutenberg, 2016), El joven sin alma. Novela romántica (Anagrama, 2017), Kubrick en casa (Anagrama, 2019). Su más reciente libro es Las hermanas Gourmet (Anagrama 2021) . La Fundación José Manuel Lara ha publicado en 2013 su obra poética completa, que va desde 1967 a 2012, La musa furtiva.  Cabe también destacar muy especialmente sus espléndidas traducciones de las piezas de Shakespeare Hamlet, El rey Lear y El mercader de Venecia; sus dos volúmenes memorialísticos El novio del cine y El cine de las sábanas húmedas, sus reseñas de películas reunidas en El cine estilográfico y su ensayo-antología Tintoretto y los escritores (Círculo de Lectores/Galaxia Gutenberg). Foto: Asís G. Ayerbe

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