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Estos pelos

Por 26 de noviembre de 2020 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Vicente Molina Foix

Es una foto memorable que cayó en el olvido, quizá por su apariencia anecdótica. Ilustraba, con otras tomadas en la actualidad, la entrevista de Javier Moreno a Barack Obama, y nadie que leyera el periódico el pasado jueves 19 habrá dejado de reparar en esa imagen: el niño negro, vestido de domingo, poniendo su mano en la pelambre corta del entonces presidente, que se agacha: pelo rizoso afro, el de ambos. La historia reciente de Norteamérica se condensa en dos pelos, el genuino e igual que el niño comprobaba en Obama, y el levantisco rubio dudoso de Trump. Eso me llevó a una consideración peluquera de la política, que tiene en Inglaterra ejemplos señeros, la permanente Thatcher y el desmadejado rubio natural por estratos de Boris Johnson. Dos formas de peinarse a lo tory. Ya puesto, hice memoria histórica, aunque el franquismo dio poco juego estético al cabello. En las Cortes el corte era monótono y monocolor, apenas había mujeres, cardadas o no, y solo la primera izquierda aportó novedades: la melena leonada de Rafael Alberti, el inmarcesible flequillo González.

En los últimos años hemos recurrido a menudo al bello plata gastado de Christine Lagarde, y la variedad actual da gusto verla, bastante más que oírla. En Europa la cosa empezó, como ha de ser, con los griegos; las entradas a lo Varoufakis atraían mucho a las mujeres, y la calvicie franca de aquel breve ministro de finanzas produjo, yo diría, un efecto llamada en nuestras cabezas. Podemos o la antítesis: las espesas rastas de Alberto Rodríguez, la coleta mutante de Pablo Iglesias. En los bancos de enfrente, un prototipo: la lacia y rubia fría hitchcockiana representada por Cayetana Alvárez de Toledo.

Una visión muy cruda de la mentira escondida en el tinte capilar y en nuestra sociedad se dio el otro día en Washington, donde los churretes negros caían sin piedad por las mejillas de Giuliani, el abogado de Trump.

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Vicente Molina Foix

 Vicente Molina Foix nació en Elche y estudió Filosofía en Madrid. Residió ocho años en Inglaterra, donde se graduó en Historia del Arte por la Universidad de Londres y fue tres años profesor de literatura española en la de Oxford. Autor dramático, crítico y director de cine (su primera película Sagitario se estrenó en 2001, la segunda, El dios de madera, en el verano de 2010), su labor literaria se ha desarrollado principalmente -desde su inclusión en la histórica antología de Castellet Nueve novísimos poetas españoles- en el campo de la novela. Sus principales publicaciones narrativas son: Museo provincial de los horrores, Busto (Premio Barral 1973), La comunión de los atletas, Los padres viudos (Premio Azorín 1983), La Quincena Soviética (Premio Herralde 1988), La misa de Baroja, La mujer sin cabeza, El vampiro de la calle Méjico (Premio Alfonso García Ramos 2002) y El abrecartas (Premio Salambó y Premio Nacional de Literatura [Narrativa], 2007);. en  2009 publica una colección de relatos, Con tal de no morir (Anagrama), El hombre que vendió su propia cama (Anagrama, 2011) y en 2014, junto a Luis Cremades, El invitado amargo (Anagrama), Enemigos de los real (Galaxia Gutenberg, 2016), El joven sin alma. Novela romántica (Anagrama, 2017), Kubrick en casa (Anagrama, 2019). Su más reciente libro es Las hermanas Gourmet (Anagrama 2021) . La Fundación José Manuel Lara ha publicado en 2013 su obra poética completa, que va desde 1967 a 2012, La musa furtiva.  Cabe también destacar muy especialmente sus espléndidas traducciones de las piezas de Shakespeare Hamlet, El rey Lear y El mercader de Venecia; sus dos volúmenes memorialísticos El novio del cine y El cine de las sábanas húmedas, sus reseñas de películas reunidas en El cine estilográfico y su ensayo-antología Tintoretto y los escritores (Círculo de Lectores/Galaxia Gutenberg). Foto: Asís G. Ayerbe

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