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Arúspices

Por 14 de mayo de 2020 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Vicente Molina Foix

Con el corona aún pegado a nuestra sien como un arma letal, no falta día ni entrevista en la que deje de sonar la voz de los arúspices, aquellos sacerdotes de la Roma pagana que en las entrañas del animal leían el porvenir. En los vaticinios del presente se dice que la tragedia nos purificará. Habrá más muertos en la cercanía y desaparecidos en el temporal del mundo del trabajo, pero la solidaridad y la entrega mostradas desde el primer día prevalecerán, y seremos mejores: verle al destino su cara más atroz ablandará la mirada rapaz de nuestros ojos. Ojalá.

Un suelto en el periódico, insignificante al lado de las listas de fallecidos y enfermos, llama sin embargo la atención; la noticia es tétrica, pero con algo de bufonada, como siempre que anda la justicia por medio con la porra en la mano. Más de 380.000 personas han estado delinquiendo tan ricamente, al compartir libros, periódicos y revistas que unos servicios de mensajería, como los que le traen la pizza pre-pagada a tu vecino, les facilitaban instantáneamente, sin bicicleta y con fraude. CEDRO informa de que estos piratas, que se creerán gente honrada, distraían así el confinamiento gracias a Telegram y WhatsApp; la primera ya ha bloqueado la apropiación ilegal de labores de creación con las que subsisten unos cuantos, quizá muchos más en número que esos casi 400.000 infractores desaprensivos. ¿Bloqueo voluntario o fue que les pillaron? 

Nos preguntamos cómo saldrá el arte de esta crisis: los libros, el teatro, las películas, el trabajo de los periodistas y los músicos. La mayoría de arúspices detecta en nuestra entraña la gratitud a los artistas que ahora no tienen voz, ni medio de expresión, ni sueldo. Se les reconocen sus méritos, y el placer que dan. Predican universos posibles, y a cambio piden vivir de su ficción. Ni mucho menos son un conjunto de dioses, ni su casa el olimpo. Pero ahí están los apóstoles del todogratis para bajarles los humos y, de paso, trincar.

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Vicente Molina Foix

 Vicente Molina Foix nació en Elche y estudió Filosofía en Madrid. Residió ocho años en Inglaterra, donde se graduó en Historia del Arte por la Universidad de Londres y fue tres años profesor de literatura española en la de Oxford. Autor dramático, crítico y director de cine (su primera película Sagitario se estrenó en 2001, la segunda, El dios de madera, en el verano de 2010), su labor literaria se ha desarrollado principalmente -desde su inclusión en la histórica antología de Castellet Nueve novísimos poetas españoles- en el campo de la novela. Sus principales publicaciones narrativas son: Museo provincial de los horrores, Busto (Premio Barral 1973), La comunión de los atletas, Los padres viudos (Premio Azorín 1983), La Quincena Soviética (Premio Herralde 1988), La misa de Baroja, La mujer sin cabeza, El vampiro de la calle Méjico (Premio Alfonso García Ramos 2002) y El abrecartas (Premio Salambó y Premio Nacional de Literatura [Narrativa], 2007);. en  2009 publica una colección de relatos, Con tal de no morir (Anagrama), El hombre que vendió su propia cama (Anagrama, 2011) y en 2014, junto a Luis Cremades, El invitado amargo (Anagrama), Enemigos de los real (Galaxia Gutenberg, 2016), El joven sin alma. Novela romántica (Anagrama, 2017), Kubrick en casa (Anagrama, 2019). Su más reciente libro es Las hermanas Gourmet (Anagrama 2021) . La Fundación José Manuel Lara ha publicado en 2013 su obra poética completa, que va desde 1967 a 2012, La musa furtiva.  Cabe también destacar muy especialmente sus espléndidas traducciones de las piezas de Shakespeare Hamlet, El rey Lear y El mercader de Venecia; sus dos volúmenes memorialísticos El novio del cine y El cine de las sábanas húmedas, sus reseñas de películas reunidas en El cine estilográfico y su ensayo-antología Tintoretto y los escritores (Círculo de Lectores/Galaxia Gutenberg). Foto: Asís G. Ayerbe

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