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Otras voces a 50 años del Golpe de Estado en Chile

Por 29 de septiembre de 2023 octubre 2nd, 2023 Sin comentarios

Anteojos rotos de Salvador Allende frente al Palacio de La Moneda

Roberto Herrscher

Las librerías, las páginas de los diarios, las noches de la televisión y los sitios web periodísticos de Chile se han llenado este mes con recuerdos, opiniones, nuevas revelaciones y ficciones sobre el gobierno de Salvador Allende, la dictadura de Augusto Pinochet y el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, que dividió las aguas y la historia del país trasandino.
Un hecho relevante para la discusión sosegada y a la distancia: los dos libros más vendidos en estos días provienen de voces que son críticas con la situación antes del golpe, sin por eso justificar la barbarie de la dictadura.
Son foco de discusión en ámbitos académicos, políticos y periodísticos el ensayo Allende, la izquierda chilena y la Unidad Popular, del filósofo y habitual comentaristas y divulgador de derecha Daniel Mansuy, que se centra en los discursos y debates previos al golpe, y el libro póstumo del primer presidente de la transición, el demócrata cristiano Patricio Aylwin, La experiencia política de la Unidad Popular, donde relata el quiebre de la democracia desde su posición de líder de la oposición centrista y reflexiona con autocrítica sobre lo que la clase política no pudo hacer para evitar el levantamiento militar.
Como sucede desde que se recuperó la democracia en 1990, muchos relatos son sobre las víctimas, los desaparecidos, fusilados y torturados, y las búsquedas de sus familias. Unos días antes del aniversario, el joven cronista Richard Sandoval presentó en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos Amor, te sigo buscando, que rescata este recorrido de familiares.
Esta última contribución a la voz de las víctimas va en la línea de las recientes biografías de algunos de los muertos más conocidos: Víctor Jara: La vida es eterna, de Mario Amorós; Batuta rebelde, sobre el músico Jorge Peña Hen, asesinado en La Serena en la llamada “caravana de la muerte”, de Patricia Politzer; y Rodrigo Rojas Denegri, hijo del exilio, donde Pascale Bonnefoy reconstruye la vida del joven de 19 años quemado vivo por militares en 1986.
Pero en este nuevo aniversario surgieron y tomaron fuerza otras voces, otras investigaciones y relatos que hacen más complejo y otorgan otras capas de comprensión a los hechos de hace medio siglo, que todavía dividen a los chilenos.
Estos son cuatro caminos donde las voces y miradas de los “otros” nos ayudan a entender un tiempo doloroso y ayudan a la sociedad chilena a enfrentar su pasado y las formas en que sigue vivo en el presente.

Desde Estados Unidos: las investigaciones de John Dinges y los documentos desclasificados de Peter Kornbluh
El director del Centro de Documentación de Chile del National Security Archive en Washington Peter Kornbluh trajo a Santiago su último libro: Pinochet desclasificado. Allí revela, explica y analiza los últimos documentos desclasificados por el gobierno de Estados Unidos a pedido de las autoridades chilenas. Son miles de mensajes intercambiados entre la CIA, la embajada de Washington en Santiago, las distintas oficinas del gobierno de Richard Nixon y, sobre todo, la transcripción de conversaciones entre Nixon y su Asesor de Seguridad Nacional, Henry Kissinger.
Al mismo tiempo, vino al país el periodista de investigación John Dinges, autor del libro clave para entender el intercambio de información y prisioneros ilegales entre las dictaduras del Cono Sur Operación Cóndor y la investigación central sobre el asesinato que la dictadura de Pinochet realizó en la capital de Estados Unidos en 1976 a Orlando Letelier, ex canciller de Salvador Allende (Asesinato en Washington). Su último libro, Chile en el corazón, indaga en el secuestro y homicidio de dos estadounidenses por las fuerzas de Pinochet en los primeros días de la dictadura, y sobre qué sabían y cómo reaccionaron los funcionarios de su país a estos crímenes.
En sus libros y en numerosas conferencias y entrevistas en Santiago, Kornbluh y Dinges revelaron el “otro lado” del golpe: las conversaciones entre altos funcionarios, políticos poderosos y empresarios con intereses en la zona. Lo más interesante es la forma en que Kissinger convence a Nixon de que deben actuar para evitar la subida al gobierno de Allende en 1970, después de su triunfo electoral, y la forma muy distinta en que, en la época de Ronald Reagan, en 1988, Estados Unidos interviene para asegurarse de que Pinochet respetará los resultados del plebiscito, que termina por certificar el fin de su régimen.
Presencié la charla que ambos investigadores dieron para funcionarios del Instituto Nacional de Derechos Humanos. Fue impactante escuchar cómo en el excelente castellano con fuerte acento “gringo” de estos veteranos hurgadores de la verdad, cobraban vida antiguos documentos que certificaban la participación – pero no el protagonismo – de Estados Unidos en la campaña contra Allende en el contexto de la Guerra Fría, y el interesante debate con especialistas chilenos.
Dinges les dijo que, para él, como acucioso investigador, es importante buscar y considerar los datos que pueden echar por tierra sus propias teorías y sus datos anteriores.
Una de las conclusiones centrales de esta visión desde Estados Unidos es por qué era tan importante para Kissinger y sus colaboradores el que no triunfara la vía democrática al socialismo en Chile: en plena guerra ideológica con la Unión Soviética, este ejemplo podía cundir en el resto de Latinoamérica y en Europa, sobre todo en Italia y Francia.

Cómo se veían: Juan Cristóbal Peña y Juan Pablo Figueroa revelan las miradas de un Rasputín de la dictadura y un torturador
Álvaro Puga fue un intelectual en las sombras al servicio de Pinochet desde el mismo momento en que se planificó el Golpe. Redactó comunicados, planificó actos de apoyo al régimen, sugirió y escribió mentiras en los medios adictos al gobierno militar, como el inexistente Plan Z, un supuesto plan de la Unidad Popular de Allende para desatar una guerra bacteriológica, o las noticias falsas que aseguraban que los muertos habían sido víctimas de sus propios camaradas. Es de inspiración suya un infausto título del diario La Segunda: Exterminados como ratones.
El periodista Juan Cristóbal Peña, autor de La secreta vida literaria de Augusto Pinochet y Los fusileros, sobre el comando que intentó sin éxito matar al dictador en 1987, publicó en Anfibia Chile un trabajo sobre Puga, El primer civil de la dictadura, que contiene su perfil, relatos, análisis, documentos liberados, fotos, videos, podcast, historietas con la colaboración de su colega Francisca Skoknic. En su presentación, el actor Rodolfo Pulgar interpretó el “personaje” de Puga, una voz extraída de las entrevistas que le hizo Peña antes de su muerte y de numerosos papeles, documentos y cartas con los que el colaborador de Pinochet pretendía ser reconocido por sus servicios.
En la reivindicación de su trabajo para lograr convencer a la población de la maldad de Allende y sus seguidores, Puga deja al descubierto una labor en las sombras que permite entender la otra cara de la dictadura.
Por los mismos días, el reportero de investigación y director de la carrera de Periodismo de la Universidad Alberto Hurtado Juan Pablo Figueroa publicó en la revista digital CIPER la voz de otro colaborador en las sombras en la cara más tétrica y violenta de la dictadura: Los cuadernos inéditos de Osvaldo “El Guatón” Romo, uno de los más activos torturadores de los setenta. Romo fue sentenciado y cumplió su pena en la cárcel especial para violadores de los derechos humanos, Punta Peuco.
Allí Romo redactó en 2.500 páginas de confusos y auto-justificativos cuadernos, relatos en los que cuenta las operaciones de secuestro y lo que se hizo a los detenidos. No dice lo que hizo él, pero entre líneas se entiende. De este fárrago de anécdotas que pasan de míseros conflictos de poder entre los represores a expresiones de admiración por la valentía de enemigos que aún están desaparecidos, Figueroa rescata la voz más tosca de Romo.
Pasado el disgusto que pueda causar la lectura de sus miradas sobre sus propios actos, las voces de Romo y Puga surgen en estas páginas como los necesarios contrapuntos a los relatos de sus víctimas.

La mirada de la niña: el diario de Francisca Márquez
Otra voz, otra mirada: la hoy antropóloga y autora de numerosos estudios sobre urbanismo desde un punto de vista social en Latinoamérica Francisca Márquez tenía 12 años en 1973, y llevaba un diario donde minuciosamente reflejaba lo que le iba pasando a su familia de clase media, lo que escuchaba que sucedía durante la convulsa época de la Unidad Popular y el miedo en las calles, en la escuela y en su casa tras el Golpe de Estado.
La editorial Hueders publicó el facsímil y la transcripción de El diario de Francisca, y una serie de artículos académicos que analizan esta mirada infantil y la forma en que los hechos históricos son vividos y recordados: cómo los chicos escuchan y se apropian de lo que se habla en la radio, entre sus padres, con sus compañeras y compañeros.
En la comuna de Recoleta un grupo aficionado de teatro montó El diario de Francisca como una obra sobre la memoria; la revista The New Yorker publicó extractos del texto en inglés; y copias de sus páginas son hoy exhibidas en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos en Santiago.
En paralelo a esta novedosa idea de “usar” este diario para reflexionar sobre el pasado (se lo ha comparado con el de Ana Frank, aunque a Márquez no le gusta esta vinculación, entre otras razones porque ella no fue en ningún sentido víctima), surgieron en Chile otros relatos desde este punto de vista: la dramaturga y novelista Nona Fernández publicó y transformó en vibrante obra teatral Space Invaders, basado en recuerdos de su período escolar en dictadura.
También la directora argentina Lola Arias estrenó con éxito en Chile El año en que nací, que como su proyecto similar en Argentina, Mi vida después, junta en el escenario a jóvenes que eran niños en distintos lados de la grieta que supuso la dictadura en cada país.

Los jóvenes de hoy: estudiantes de primer año de Periodismo van a sitios de memoria
La última de estas miradas tiene que ver con un trabajo realizado en el aula, con estudiantes de Periodismo que nacieron en el siglo XXI, para quienes el Golpe de 1973 puede sonar tan lejano como la Primera Guerra Mundial, la Independencia de América o la Revolución Francesa. Y tiene que ver conmigo: es parte de mi trabajo como profesor de Introducción al Periodismo en la Universidad Alberto Hurtado.
En plena pandemia, organizamos con los alumnos un especial en la revista de nuestra carrera, Puroperiodismo, en el que cada estudiante entrevistaba a sus padres, abuelos, tíos, familiares cercanos que hubieran vivido el Golpe y tuvieran recuerdos personales. Escribieron los testimonios de sus “mayores”, en primera persona, como les mostré que hacían las escritoras Svetlana Alexiévich en Bielorrusia o Elena Poniatowska en México.
Se acercaron así a historias de miedo, de valentía, de traición, de dolor, de una época oscura de la que muchos nunca habían preguntado.
Con la generación de este año hicimos una visita en micros por Sitios de memoria, lugares donde sucedieron los eventos principales de esa época, organizado por el Instituto Nacional de Derechos Humanos para el día del Patrimonio. Y a partir de allí, volvieron en grupos a Villa Grimaldi, Londres 38, Venda Sexy, Clínica Santa Lucía, los lugares de tortura que hoy preserva el Estado. Y al Museo de la Memoria, Centro Gabriela Mistral, el Cementerio General, el Estadio Nacional y el que hoy lleva el nombre de una de las víctimas más célebres, el cantautor Víctor Jara.
La mayoría de estos jóvenes nunca habían visitado estos lugares que guardan la memoria de las atrocidades ilegales de la dictadura. Algunos sí, y en un par de casos, me sorprendió dolorosamente y también me reafirmó en la decisión de usar las aulas para hablar con tranquilidad y con datos fidedignos de los que pasó.
Al centro de detención y hoy museo de Villa Grimaldi fueron los estudiantes Emilio y Dominique. Emilio fue con su abuelo, que había sido torturado allí, y Dominique, con la memoria del suyo, desde hace años sin contacto con la familia, quien había sido parte del aparato del terror.
Desde esas memorias familiares dispares, ambos se encontraron con las imágenes y las voces de un pasado que en estos días se piensa y se recuerda en Chile.

Publicado en Ideas del diario La Nación de Argentina el 16 de septiembre de 2023

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Roberto Herrscher

Roberto Herrscher es periodista, escritor, profesor de periodismo. Académico de planta de la Universidad Alberto Hurtado de Chile donde dirige el Diplomado de Escritura Narrativa de No Ficción. Es el director de la colección Periodismo Activo de la Editorial Universidad de Barcelona, en la que se publica Viajar sola, director del Premio Periodismo de Excelencia y editor de El Mejor Periodismo Chileno en la Universidad Alberto Hurtado y maestro de la Fundación Gabo. Herrscher es licenciado en Sociología por la Universidad de Buenos Aires y Máster en Periodismo por Columbia University, Nueva York. Es autor de Los viajes del Penélope (Tusquets, 2007), publicado en inglés por Ed. Südpol en 2010 con el nombre de The Voyages of the Penelope; Periodismo narrativo, publicado en Argentina, España, Chile, Colombia y Costa Rica; y de El arte de escuchar (Editorial de la Universidad de Barcelona, 2015). En septiembre de 2021 publicó Crónicas bananeras (Tusquets) y su primer libro colectivo, Contar desde las cosas (Ed. Carena, España). Sus reportajes, crónicas, perfiles y ensayos han sido publicados The New York Times, The Harvard Review of Latin America, La Vanguardia, Clarín, El Periódico de Catalunya, Ajo Blanco, El Ciervo, Lateral, Gatopardo, Travesías, Etiqueta Negra, Página 12, Perfil, y Puentes, entre otros medios.

 

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