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Olivier Latry, organista de Notre Dame: “Todo músico tiene una dimensión espiritual, aunque no lo sepa”

Por 13 de junio de 2021 Sin comentarios

Roberto Herrscher

“Yo acababa de llegar a Viena para dar un concierto y hacer una grabación. De pronto, recibo un SMS de mis amigos en París”, dice Olivier Latry, el organista de la catedral de Notre Dame desde hace 36 años.
Era la tarde del 19 de abril de 2019, y la catedral se estaba quemando.
Latry corrió al televisor más cercano. “Era catastrófico, en la pantalla veía como el fuego avanzaba rápido, era tan doloroso no poder estar ahí”.
Gran parte de la madera de los siglos XIII y XVI fue devorada por el fuego, cayeron la aguja y el tejado. Latry tuvo que continuar su gira con un ojo en las noticias, pero seis días después del incendio, volvió a Paris en tren. Al entrar a la estación, desde la ventanilla del vagón vio, entre los árboles floridos de la primavera parisina, el lado que no se había quemado.
“Era como si quisiera esconder sus heridas con pudor”, dice hoy el organista. Para él Notre Dame es como una persona con actitudes y sentimientos. Es su casa, su refugio. “Estuvo ahí 800 años, nunca me imaginé que podía destruirse”.
Desde entonces espera que reabran su templo. Milagrosamente, el órgano no sufrió daños. “Yo estaba seguro que con el fuego, o con el intenso calor, o con el agua a chorros, se dañarían los tubos. Pero quedó intacto”, dice Latry.
Se anuncia que en 2024 podría reabrirse.

«Yo quiero tocar eso» 
Así cuenta el músico su acercamiento al órgano: “Cuando tenía 12 años y ya estaba aprendiendo piano, me invitaron a la boda de un amigo de mi hermano mayor. Me pidieron que tocara y vi que había un órgano pequeño. Dije: ‘yo quiero tocar eso’, pero nunca lo había hecho. Me cautivó de inmediato. Todas esas posibilidades, esos colores sonoros, poder hacer tanto ruido, tan potente… era fascinante para un niño. Volví a ese órgano cada día… y todavía no paré”.
Hoy es uno de los más reputados maestros del instrumento más complejo y acrobático. Se toca en cuatro o cinco teclados para las manos más un teclado completo para los pies, que ejecutan su propio baile. Sin embargo, el organista considera que lo esencial de su arte está en el espíritu: “Todo músico tiene una dimensión religiosa, espiritual, aunque no lo sepa”.
Latry nació en Boulogne-sur-mer, donde no había órgano: estudió con el cura de una iglesia cercana, en un conservatorio provincial y luego en la Academia de París. En 1985, a los 23 años se presentó a un concurso para organistas de iglesias parisinas.
“Sabía que quedaba vacante el de Notre Dame tras la muerte de Pierre Cochereau, pero imaginé que contratarían a un veterano de otra iglesia parisina y que yo iría ahí… por eso estaba tan relajado en el concurso. Toqué tres piezas, una de ellas de Bach, y después 15 minutos de improvisación”.
Latry fue contratado con otros tres colegas. Era el más joven. Ahora es el principal.
Desde el comienzo realizó muchas giras por los cinco continentes, grabó numerosos discos (entre otras, las obras completas para órgano de Olivier Messiaen) y brindó conciertos con las principales orquestas de Estados Unidos y Europa, incluyendo dos en Barcelona.
En Europa combina recitales en iglesias y salas de concierto; en Asia, predominan sus interpretaciones en auditorios por falta de grandes templos con órganos de calidad. “Es muy distinto actuar en una iglesia y en un auditorio, porque en los lugares de culto la música está al servicio de la religión. Incluso, en varias el organista da la espalda al público y éste puede cerrar los ojos y concentrarse en la música. En los teatros uno está al centro, es el protagonista”.

Una relación telepática 
Latry piensa que no siempre es bueno ver al ejecutante. Cierta vez, en Los Angeles tocando una obra especialmente abstracta y espiritual de Messiaen, La ascensión, veía que muchos cerraban los ojos para no verlo, para conectar con una región profunda e íntima. Cuando el público no lo ve, el organista piensa que alcanza con quienes lo escuchan una “relación telepática”.
Una de sus grabaciones en video más audaces se llama Bach to the Future (un juego con el título original de la película Volver al futuro): música de Johann Sebastian Bach en el gran órgano de Notre Dame. Cámaras de última generación, drones y efectos visuales hacen que el espectador vea al organista utilizar con pericia sus manos y pies, mientras las cámaras sobrevuelan la gigantesca estructura, entran por los tubos y las poleas, y se desplazan por la inmensa nave de la catedral iluminada con fantasmagóricos azules, al ritmo de las fugas bachianas.
Es ineludible: Bach está en el corazón de todo concierto de órgano, y el programa de Latry en el Palau de la Música de Barcelona no será la excepción. Pero vendrá con reelaboraciones y visiones francesas de sus obras clásicas y de uno de los grandes compositores románticos para el órgano, Franz Liszt.
Después del complejo Ricercare a seis voces de Bach, el programa incluirá tres obras de Bach arregladas y transformadas por Liszt, por Charles Widor (el conocido coral Wachet Auf), y por Eugène Gigout.
Hay dos obras del mismo Liszt: junto con su Consolación en Re bemol mayor, una obra suya arreglada y reinterpretada por Marcel Durpe.
Para coronar el concierto, una reinterpretación de Jean Guillou del famoso Preludio y fuga de Liszt sobre las notas si bemol, la, do y si natural, que en alemán se escriben como B, A, C y H, y forman un anagrama musical del nombre del genio de Eisenach.

Siempre algo nuevo 
A Olivier Latry le gustan estos juegos, estas idas y vueltas de influencias e interpretaciones. Cierta vez en plena faena religiosa en Notre Dame interpretó una variación sobre La Marsellesa, para regocijo de los feligreses que identificaron de inmediato la melodía.
“Traigo la escuela francesa de improvisar sobre clásicos. Siempre estoy pensando en algo nuevo, la música debe estar en movimiento, Bach y Liszt usaron muchas melodías del pasado y de otros compositores para apropiarse de ellas y darnos nuevas obras”.
El 20 de junio Olivier Latry llegará muy temprano al Palau de la Música. A diferencia de un pianista o un violinista, dice, el organista debe probar y familiarizarse con el instrumento, hurgar en sus sonidos y secretos, ponerlo a punto. “Es como pasar de conducir un Mercedes Benz a un Jaguar, debes preparar los sonidos y acostumbrarte. Por ejemplo, el órgano del Palau es suave, rico, delicado, de tradición alemana. Un bello instrumento.”
Le llevará entre ocho y veinte horas iniciar una relación personal con este órgano. Ya tocó más de 2.000 conciertos… pero cada vez quiere encontrar el sonido que lo haga vibrar como aquella primera vez, a los 12 años, en el casamiento del amigo de su hermano en una modesta iglesia de Boulogne-sur-mer, cuando ni soñaba que se convertiría en el famoso organista de Notre Dame.

Esta entrevista-perfil fue publicada en Cultura/s de La Vanguardia el 5 de junio de 2021. Latry tocará en el Palau de la Música de Barcelona el 20 de junio.

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Roberto Herrscher

Roberto Herrscher es periodista, escritor, profesor de periodismo. Académico de planta de la Universidad Alberto Hurtado de Chile donde dirige el Diplomado de Escritura Narrativa de No Ficción. Es el director de la colección Periodismo Activo de la Editorial Universidad de Barcelona, en la que se publica Viajar sola, director del Premio Periodismo de Excelencia y editor de El Mejor Periodismo Chileno en la Universidad Alberto Hurtado y maestro de la Fundación Gabo. Herrscher es licenciado en Sociología por la Universidad de Buenos Aires y Máster en Periodismo por Columbia University, Nueva York. Es autor de Los viajes del Penélope (Tusquets, 2007), publicado en inglés por Ed. Südpol en 2010 con el nombre de The Voyages of the Penelope; Periodismo narrativo, publicado en Argentina, España, Chile, Colombia y Costa Rica; y de El arte de escuchar (Editorial de la Universidad de Barcelona, 2015). En septiembre de 2021 publicó Crónicas bananeras (Tusquets) y su primer libro colectivo, Contar desde las cosas (Ed. Carena, España). Sus reportajes, crónicas, perfiles y ensayos han sido publicados The New York Times, The Harvard Review of Latin America, La Vanguardia, Clarín, El Periódico de Catalunya, Ajo Blanco, El Ciervo, Lateral, Gatopardo, Travesías, Etiqueta Negra, Página 12, Perfil, y Puentes, entre otros medios.

 

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