Skip to main content
Blogs de autor

Las mujeres toman la batuta

Por 12 de mayo de 2021 Sin comentarios

     La directora alemana Anja Bihlmaier

Roberto Herrscher

 Esta primavera se está produciendo en Barcelona un fenómeno inédito en el mundo de la música clásica. Algo que asombra y entusiasma. Pero al mismo tiempo, algo de lo que no tendríamos que estar hablando.

Resulta que en la temporada de conciertos de la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Catalunya vienen seis directores invitados, de los cuales cuatro son mujeres: las alemanas Ruth Reinhardt y Anja Bihlmaier, la coreana Shi-Yeon Sung, y la polaca Marta Gardolinska.

“Esto no debería ser noticia”, dice Reinhardt, quien estrenará una obra nueva de la compositora Cassandra Miller. “Pero tenemos que hablar de ello porque todavía no es normal”.

“Ojalá llegue el momento en que no tenga que contestar esta pregunta”, afirma Shi-Yeon Sung. “Pero sigue habiendo prejuicios, aunque hay ahora muchas excelentes directoras. Espero que haya un cambio y se hable de músicos sin importar el género”.

En términos generales, sí falta muchísimo. Según informó la agencia France Press en setiembre de 2020, solo el 6 por ciento de los directores invitados en Europa eran mujeres.

El director general de L’Auditori Robert Brufau considera que “la fragilidad sigue existiendo porque esta dinámica se tiene que generalizar en el sector”, y no solo en los teatros. “Cuando la oferta de mujeres directoras en los ‘roosters’ de las grandes agencias sea asimilable al de los hombres, estaremos en una situación más normalizada”.

Pero esta noticia que no debería ser marca que algo se está moviendo.

Reinhardt recuerda recorrer las disquerías en su adolescencia y ver las tapas de los CDs con las fotos de los directores, todos hombres.

“Los veía como mandones, arrogantes, desagradables, y yo no quería ser así”. Entonces descubrió que en la ciudad sueca de Malmö había una directora. La única.
“Yo estaba buscando mi camino: tocaba el violín, música de cámara, oboe, componía, me nutría de experiencias musicales… pero un día el director de nuestra orquesta juvenil nos preguntó si alguno quería probar la mano dirigiendo. Yo y dije que sí. Y de pronto… sentí que ese era mi lugar”.

En 2016, en una Charla Ted, la directora estadounidense Sonja Sepúlveda dijo: “No se puede soñar con lo que no se ve. Las chicas tienen que ver pilotas de aviones, doctoras, directoras de diarios, y directoras de orquesta para que sientan que ellas también pueden”.

“Cuando yo empecé”, dice Anja Bihlmaier, “no había ninguna directora. Cuando les expliqué a mis padres que quería dedicarme a dirigir orquestas no lo podían siquiera imaginar. Pero tuve un profesor que creyó en mí”.

Bihlmaier tocaba la flauta dulce en la orquesta del colegio. “El profesor me dio un violín y lo aprendí a tocar rápido, aprendí a tocar piano… pero yo lo veía dirigir con tanta pasión, con todo el cuerpo, y sentía que ahí es donde quería estar. Me preguntó: ¿Quieres dirigir? Me mandó a clases de dirección y me encargó ensayar y dirigir tres funciones de una pequeña ópera. Ahí me atacó el virus de dirigir… ¡bueno, en estos tiempos no hay que decir virus!”, y se muere de la risa.

“Pienso que crecer hasta convertirse en director de orquesta es un camino difícil para cualquiera,” considera Shi-Yeon Sung. “Tuve suerte de ganar competencias, ahora hay más concursos para directores. Y todos cometemos errores, hay que errar para encontrar el camino”.

La directora coreana imagina que, si hubiera sido hombre, “las cosas hubieran sido más fáciles, la montaña hubiera sido menos empinada. Pero aprender a trepar y ascender lentamente tiene también sus ventajas”.

Shi-Yeon Sung, Bilhmaier y Reinhardt son lo más alejado que uno pueda imaginarse al modelo lejano y autoritario de un Arturo Toscanini o un Herbert von Karajan.

Reinhardt piensa que “las orquestas hoy reaccionan a las personas, no en términos de hombre o mujer. Miran la forma en que ensayas, cómo te mueves, la tensión de tu cuerpo tanto como lo que les dices… esto de dirigir requiere no solo ser un músico excelente, que te respeten como tal, sino tener talento para comunicarte, para motivar, para hacer que cada uno toque lo mejor que pueda. He descubierto que el secreto es ser auténtico, no dar órdenes sino explicar lo que quieres con claridad, ser uno mismo”.

“Ahora no necesitamos un líder fuerte, sino empático y con comunicación fluida, que sepa lo que quiere y lo sepa transmitir”, dice Bihlmaier.

“Las orquestas están llenas de artistas que quieren ser libres, con una dirección para saber cómo tocar juntos, pero sacando la música de su propio conocimiento y sus corazones. Todos deben sentir que quieren ir en la misma dirección, y eso el público lo siente.”

Por supuesto que este modo de dirigir más “sensible” y menos imperativo no es privativo de las mujeres. Bihlmaier, quien gusta de ir a conciertos como público (al menos antes de la pandemia) encuentra que algunos directores “tienen gestos más angulares y otros más redondeados, unos son más melódicos y otros más rítmicos. Por ejemplo, Claudio Abbado era muy melódico, elegante, sensual, cualidades que no deben ser vistas solo como femeninas”.

Esta temporada Bihlmaier dirigirá en el Auditori dos obras complejas, la Cuarta Sinfonía de Schumann y el Concierto para Violín de Miekzyslaw Weinberg. Gardolinska dirigirá la endiablada Pequeña suite de Witold Lutoslawsky, y Shiyeon Sung, el difícil concierto para violín, cello y orquesta de Johannes Brahms, con dos solistas femeninas.

¿Será que ya se ha vuelto común que parte de la impresionante legión de eximias directoras entre los 30 y los 40 años, la generación que rompió la cúpula de cristal del podio orquestal, dirijan orquestas en todo el mundo?
“Sí que me gustaría que hubiera real equidad de género en el podio”, exclama Shi-Yeon Sung.

Ruth Reinhardt afirma que “obviamente estamos todavía lejos de la igualdad, y en los programas de la mayoría de las orquestas predominan los hombres. No solo hacen falta más mujeres, sino que para que surjan más que quieras ser directoras hay que cambiar una cultura: hoy todavía una niña sueña con ser directora y le dicen que no es algo apropiado para una mujer. Eso se te pega. Sí pienso que, desde hace unos cinco años, esto ha empezado a cambiar, pero todo cambio profundo lleva tiempo”.

Para Brufau, “en el terreno de la defensa de la igualdad de género en los escenarios, los países escandinavos han marcado el camino. También se ha trabajado a consciencia hace un tiempo en esta misma dirección en el Reino Unido. Desde L’Auditori hemos impulsado un cambio que se inicia en la pasada temporada y que crece cada año para intentar equilibrar un espacio tan desigual como el de las batutas”.

Para el director de esta casa de la música clásica en Barcelona, el predominio de mujeres en esta primavera es circunstancial, porque en todo el año todavía no tienen paridad. Pero “en un sentido global, la temporada 20-21 hubo más mujeres que nunca. En la 21-22 más aún y en la 22-23 seguiremos creciendo”.

Shi-Yeon Sung, Ruth Reinhardt y Anja Bihlmaier piensan que todavía no tienen en las programaciones de conciertos el lugar que han ganado en concursos y en el aprecio de las orquestas.
“Cuando subo al podio para el primer ensayo, en algunas orquestas me miran con inquietud”, dice Reinhardt. “Pero al minuto de hacer música, ya nadie piensa en que soy una mujer”.

En L’Auditori, como señala Brufau, “estamos teniendo muy buenas experiencias. En relación al público, el contexto de pandemia no ayuda a hacer un análisis comparativo con lo que sucedía anteriormente, pero se percibe entusiasmo. En relación a los músicos, han normalizado este hecho y están teniendo reacciones entusiastas”.

No siempre fue así.

El 19 de octubre de 2018, en el Segundo Simposio Internacional de Directoras de Orquesta en Montevideo, Uruguay, la directora uruguaya-israelí Giséle Ben Dor relató una anécdota de una de sus primeras experiencias como directora: al sentir que uno de los músicos no estaba cómodo bajo su dirección, le preguntó cómo se sentía y él le contestó que había estado todo el concierto pensando: “¡qué suegra va a ser usted!”.

El músico la visualizaba como una persona “mandona” e “imperativa”, algo aparentemente indeseable en una mujer.

En los anales del simposio, llamado “Desigualdades de género en la música”, se apunta que esa fue la primera vez que Ben Dor “sintió una disonancia entre su visión de ocupar un lugar de dirección (mandar, ser exigente, ejercer liderazgo) y lo que el contexto esperaba de ella”.

Las mujeres ya llevaban décadas como instrumentistas en las orquestas, aunque todavía son minoría en todos lados: al principio se las veía atrás, en las arpas, tocando la flauta, en la tercera y cuarta fila de los violines.

Poco a poco fueron ocupando el primer atril. La OBC tiene hace años como principal trompetista a Mireia Farrés, quien en más de una ocasión tocó la parte solista en conciertos.

Pero ser directora es otra cosa. Es ocupar un lugar de poder, usualmente reservado a los hombres.

En 2005, por primera vez una mujer fue designada directora titular de una orquesta de Estados Unidos. Unos días después de que Marin Alsop asumiera como directora musical de la Orquesta de Baltimore, el 90 por ciento de los miembros de orquesta presentó una carta de protesta. Aslop se reunió a solas con ellos y los convenció de que le dieran la oportunidad. La orquesta mejoró y aumentó su número de abonados y cinco años después, le renovaron el contrato.

Aslop es vista como la pionera, la que abrió el camino en Estados Unidos.

En Europa, Simone Young hizo historia – también en 2005 – al ser la primera mujer en dirigir a la Filarmónica de Viena tras 174 años de ser dirigida solo por hombres.

En América Latina, este lugar lo ocupa la carismática directora mexicana Alondra de la Parra, la primera mujer en dirigir la mayoría de las orquestas del continente.

Y siguen conquistando lugares.

El 31 de mayo de 2017 la brasileña Ligia Amadio se convirtió en la primera directora titular de una orquesta sudamericana, al Sinfónica de Montevideo.
Amadio fue la primera directora que yo vi, después de cuatro décadas de trajinar salas de conciertos. Cuando vi a Amadio dirigir la monumental Carmina burana de Karl Orff con la Orquesta Nacional de Chile, coro y solistas en Santiago, sentí que redescubría el arte de la dirección.

Fue una noche coreográfica. Los gestos del director parecen estar creados por y para hombres, uno está acostumbrado a esa circunstancia. Recuerdo que cuando la vi, sentí que ella había encontrado una forma de transmitir autoridad y poder de una manera completamente femenina.

Después vi a otras, y siempre encuentro que tienen una forma especial de indicar con un gesto, usualmente más redondo y abarcador que punzante y eléctrico con los brazos, una manera de mostrar estados de ánimo con la mirada que deben transformarse en sonidos.

El año pasado la Filarmónica de París convocó al concurso La Maestra, para premiar y visibilizar a mujeres directoras. El concurso lo ganó Rebecca Tong, indonesia-estadounidense, actual directora titular de la Filarmónica de Yakarta. Se presentaron más de 200 candidatas de 51 países.

El sello Deutsche Grammophon sacó en 2020 un documental en cuatro partes sobre la directora lituana Mirga Gražinytė-Tyla, flamante directora titular de la Orquesta Sinfónica de Birmingham, que tuvo entre sus legendarios predecesores (todos hombres) a Sir Adrian Boult, Andris Nelsons y Simon Rattle.

El documental se llama “Going for the Impossible” (Yendo hacia lo imposible).
¿No será que alcanzar lo imposible es hacerlo, de alguna manera, posible? Una flautista dice que su experiencia con esta y otras directoras es liberadora, que trabajan más desde el convencimiento y el ejemplo que desde la autoridad y el poder del podio.

La propia Mirga Gražinytė-Tyla cuenta que una madre se acercó con sus hijas e hijos y le dijo que estaba muy contenta de que sus hijas vieran a una directora. Cuando contó la experiencia a unas amigas, una le dijo: “No solo para sus hijas. Ver a una directora también fue importante para los hijos”.

Al terminar la entrevista con Anja Bihlmaier, le cuento que en la sección de comentarios de uno de sus videos en Youtube (el tercer concierto para violín de Camile Sanit-Saens), un hombre escribió: “cada vez que veo a una directora al mando de una orquesta, lo tomo como un signo de que el mundo se mueve hacia adelante”.
¿Piensa que es así?”, le pregunto.

Bihlmaier se vuelve a reir.

“Si lo que quiso decir es que esto muestra más equidad, más igualdad, más posibilidades y derechos para todos, no importa con qué sexo o género hayamos nacido… entonces sí pienso que cada vez que una de nosotras toma la batuta, algo sonríe en el universo”.

 

Este reportaje fue publicado en la revista Cultura/s de La Vanguardia el 24 de abril de 2021

profile avatar

Roberto Herrscher

Roberto Herrscher es periodista, escritor, profesor de periodismo. Académico de planta de la Universidad Alberto Hurtado de Chile donde dirige el Diplomado de Escritura Narrativa de No Ficción. Es el director de la colección Periodismo Activo de la Editorial Universidad de Barcelona, en la que se publica Viajar sola, director del Premio Periodismo de Excelencia y editor de El Mejor Periodismo Chileno en la Universidad Alberto Hurtado y maestro de la Fundación Gabo. Herrscher es licenciado en Sociología por la Universidad de Buenos Aires y Máster en Periodismo por Columbia University, Nueva York. Es autor de Los viajes del Penélope (Tusquets, 2007), publicado en inglés por Ed. Südpol en 2010 con el nombre de The Voyages of the Penelope; Periodismo narrativo, publicado en Argentina, España, Chile, Colombia y Costa Rica; y de El arte de escuchar (Editorial de la Universidad de Barcelona, 2015). En septiembre de 2021 publicó Crónicas bananeras (Tusquets) y su primer libro colectivo, Contar desde las cosas (Ed. Carena, España). Sus reportajes, crónicas, perfiles y ensayos han sido publicados The New York Times, The Harvard Review of Latin America, La Vanguardia, Clarín, El Periódico de Catalunya, Ajo Blanco, El Ciervo, Lateral, Gatopardo, Travesías, Etiqueta Negra, Página 12, Perfil, y Puentes, entre otros medios.

 

Obras asociadas
Close Menu