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La mirada del inmigrante: más Eneas que Ulises

Por 17 de octubre de 2018 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Roberto Herrscher

Este mes salió a la venta en Chile un libro hermoso e inclasificable: Sudamerican dream, del jóven cronista peruano Eduardo Andrade, es un relato en primera persona de su inmigración, un reportaje con muchos datos y mucha vida y voz de personas sobre los peruanos en Chile, desde los cocineros a las nanas y los que organizan sus fiestas, y es también un ensayo sobre el desarraigo, la identidad, el encuentro y la soledad. Me alegró mucho que Eduardo me pidiera que escriba el prólogo. Es este. 

 Le pregunto a Eduardo Andrade qué le parece importante resaltar sobre su experiencia como inmigrante. Estoy pensando en qué poner en este prólogo.

“Sería bueno decir que, aunque Perú esté tan cerca y barato a veces, suelo viajar menos de lo que quisiera”, me dice. “Hasta ahora solo viajé dos veces en cuatro años y siempre tengo problemas en los aeropuertos”.

Me intriga, no sé cuáles pueden ser los problemas para alguien con papeles en regla. Pienso en mis propios viajes por los aeropuertos de América latina. Claro, yo soy rubio y de ojos celestes, y m pasaporte argentino no causa inquietud. Andrade tiene pinta de peruano típico, lo que allí llaman “cholo”.

“Incluso en la primera vez me detuvieron y me llevaron a una habitación donde desempacaron todas mis cosas”, dice Eduardo. “Pensaron que llevaba drogas. Fueron como dos horas terroríficas”.

¿Qué le pasa a un inmigrante de una nación habituada a expulsar jóvenes por falta de horizontes en otro país como Chile, que en los últimos años está viviendo un aumento rápido y diversificado de inmigrantes económicos y solicitantes de asilo?

Parte de este libro mesurado y sabio en su comprensión de las grandezas y debilidades humanas responde a esta pregunta. Es el relato de un chico peruano que se descubre como extraído de su tierra natal y se reinventa como trasplantado a la tierra fértil de su propia madurez personal y profesional.

Pero Sudamerican Dream es mucho más: es el reportaje de periodista que despliega sus alas, y recorre los territorios donde sus compatriotas inventan una nueva vida y enriquecen las de sus vecinos chilenos: en la cocina y el restorán, en las fiestas y celebraciones de su orgullosa identidad, en la dolida vida de las nanas que dejan atrás a sus niños y cuidan vástagos ajenos.

Y es la crónica, a través de colores, olores, músicas y asperezas, de un camino personal, desde el momento en que el casi adolescente Eduardo se sube a un bus con rumbo a unas “vacaciones” que se convertirían en migración, hasta la maraña burocrática de la obtención de la visa definitiva, como si fuera el santo grial de la tranquilidad y el haber llegado finalmente a buen puerto.

Porque la mayoría de los inmigrantes de hoy no son, pese a las teorías que les endilgan el “síndrome de Ulises”, como el héroe de La Odisea que busca volver a casa. Son más como Eneas, que abandona una Troya saqueada o una Cartago de amores quebrados para iniciar su propia Roma, construir su vida y sus sueños en un lugar nuevo. 

Conocí a Eduardo Andrade hace casi dos años, cuando era ayudante de la revista digital Puroperiodismo que dirige Patricio Contreras en la Escuela de Periodismo de la Universidad Alberto Hurtado. Estaba como pez en el agua, lo recuerdo viniendo cada día a zambullirse en las tareas de organización, edición, búsqueda de datos, entrevistar a figuras emergentes y consagradas del periodismo, proponer temas nuevos, encontrar ángulos distintos.

Desde el comienzo me recordó a esa escena de Todos los hombres del presidente, donde uno de los editores de los jovencísimos Bob Woodward y Carl Bernstein le dice al jefe quisquilloso que se queja de pesados que son los muchachos: “Estos chicos tienen hambre” – hambre de hacerse un lugar en el periodismo, hambre de probarse, de hacer algo creativo, de descubrir verdades, hambre de conocer y comerse el mundo.

Y a continuación, el editor veterano le dice al otro: “¿Recuerdas cuando tú y yo éramos así?”

Una tarde, cumplida ya su jornada laboral, Eduardo quiso venir a escribir una relatoría de un taller que yo daba en la Feria del Libro de Santiago. Se sentó en un rincón y pronto estaba participando como los que más, mencionando libros y autores, anotando con dichosa furia en una libreta. Unos días más tarde publicó su relato de ese taller. Había entendido mejor que yo mismo lo que quise hacer con dos gorras de mi pasado remoto y el arte de preguntarle a los objetos.

Desde que en 2017 estoy encargado de enseñar Introducción al Periodismo a jóvenes con talento, hambre y ojos abiertos, me pareció adecuado proponerles como examen que entrevisten y escriban sobre inmigrantes. Es uno de los más grandes cambios que está experimentando Chile, y detrás de cada uno hay historias potentes, sorpresivas y desconocidas para muchos lectores.

Como preparación para ese ejercicio, ya van tres veces que traigo a Eduardo Andrade a la clase. Me encanta ver cómo explica su propia historia y las historias de otros que ha entrelazado en este libro, y cómo los estudiantes chilenos apenas algo más jóvenes que él se emocionan y entusiasman no solo con los recuerdos de su proceso migratorio sino con la forma ecuánime, empática con la que analiza y evalúa las acciones y reacciones de los chilenos y peruanos que ha ido encontrando en el camino. Hasta es capaz de comprender, aunque le duela mucho, el porqué del miedo y el apego al pasado de los xenófobos.

En este libro brillan estos valores: la pluma certera, la mirada empática, la mente analítica de un joven cronista que mira el fenómeno de la inmigración desde la experiencia, las lecturas y el análisis.     

Así termina el primer capítulo de esta flor valiosa y humilde:  

Me pasa a menudo. Cuando camino por centro o por cualquier lado. El acento, el rostro, siempre hay algo que termina delatándome cuando por en medio de la multitud me encuentro con algún peruano y casi siempre esquivamos la mirada. No hay flashbacks, no hay recuerdos compartidos, y la verdad, no hacen falta. Sobra el placer y la condena de sentirnos inmigrantes, esa vida a la que solemos llamar “allá” y que creemos dejar en pausa como si se tratase de una película que observamos para hacer tiempo en la carretera. Sobra el corazón dividido y desparramado a través de los kilómetros y las ganas inmensas por saber de qué lado de la frontera pesan más esos fragmentos. Sobran las palabras como rezos y los motivos que parecen añorar la calma, la estabilidad y el éxito. “Cuando estés del otro lado”, me dijo Manuel como un juramento inquebrantable, “no vas a querer volver”.

 Al llegar al otro lado de este relato híbrido, complejo e inclasificable, muy propio de esta generación de cronistas latinoamericanos, uno no quiere volver atrás. Recomiendo este encuentro entre crónica, reportaje, memoria y ensayo a lectores chilenos y peruanos, a gentes de cualquier región que emigraron, o que quieren entender a los inmigrantes, o simplemente a los que buscan conocer cómo enriquece el encuentro de culturas.

Y también, por supuesto, a los que busquen una historia bien contada que caliente el alma en una noche de invierno. 

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Roberto Herrscher

Roberto Herrscher es periodista, escritor, profesor de periodismo. Académico de planta de la Universidad Alberto Hurtado de Chile donde dirige el Diplomado de Escritura Narrativa de No Ficción. Es el director de la colección Periodismo Activo de la Editorial Universidad de Barcelona, en la que se publica Viajar sola, director del Premio Periodismo de Excelencia y editor de El Mejor Periodismo Chileno en la Universidad Alberto Hurtado y maestro de la Fundación Gabo. Herrscher es licenciado en Sociología por la Universidad de Buenos Aires y Máster en Periodismo por Columbia University, Nueva York. Es autor de Los viajes del Penélope (Tusquets, 2007), publicado en inglés por Ed. Südpol en 2010 con el nombre de The Voyages of the Penelope; Periodismo narrativo, publicado en Argentina, España, Chile, Colombia y Costa Rica; y de El arte de escuchar (Editorial de la Universidad de Barcelona, 2015). En septiembre de 2021 publicó Crónicas bananeras (Tusquets) y su primer libro colectivo, Contar desde las cosas (Ed. Carena, España). Sus reportajes, crónicas, perfiles y ensayos han sido publicados The New York Times, The Harvard Review of Latin America, La Vanguardia, Clarín, El Periódico de Catalunya, Ajo Blanco, El Ciervo, Lateral, Gatopardo, Travesías, Etiqueta Negra, Página 12, Perfil, y Puentes, entre otros medios.

 

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