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Ficha técnica

Título: Un año | Autor: Jean Echenoz | Traducción: Dami án Tabarovsky | Editorial: Mardulce | Distribución en España: UDLibros | Tamaño: 19 x 13 cm. | Páginas: 80 |ISBN: 978-84-942869-0-2 |Precio: 12 euros

Un año

Jean Echenoz

MARDULCE

Victoire, mujer joven y bella, una mañana descubre muerto a su amigo Félix en su cama, a su lado. Sin saber qué ocurrió, abandona de golpe París hacia las playas del sudoeste. Luego le roban, se queda sin dinero, debe dejar el hotel y comienza un lento descenso hacia la pobreza extrema. De aventura en aventura, convertida en mendiga, en ladrona de poca monta, camina casi al azar hasta perderse en un mundo que no es el suyo. Un largo plano secuencia de un año.

Una novela perturbadora, como si la escritura perforase las relaciones sociales y la existencia se volviera otra, irremediablemente lejana. «Un año» es una novela magistral sobre el vagabundeo, la vida errante y también sobre la caída social. Inédita hasta ahora en España, es una de las novelas clave en la obra de uno de los más  destacados escritores franceses actuales, ganador del Premio Goncourt. Echenoz se nutre de la tradición del nouveau-roman, el cine negro, la ironía sutil, y una precisión obsesiva,que desemboca en un estilo sumamente entretenido e inteligente.

Comienzo del libro:  

Victoire, luego de despertar una mañana de febrero sin recordar nada de la fiesta y encontrar a Félix muerto a su lado, en la cama, hizo su maleta, no sin antes pasar por el banco, y tomó un taxi rumbo a la estación de Montparnasse.

Hacía frío, el aire era cristalino, las paredes crujían; un frío como para prolongar la disyuntiva y congelar estatuas; el taxi deja a Victoire en la rue de L’Arrivée.

La estación Montparnasse; tres gotas grises forman un termostato, dentro nieva aún más fuerte que fuera: la antracita encerada de los andenes, el hormigón espantoso del techo, y el metal perlado de los pasillos petrifican al viajante en un ambiente como de morgue. Surgidos de tumbas refrigeradas, con un nudo en el dedo gordo del pie, esas formaciones se deslizan hacia túneles que pronto romperán los tímpanos. Victoire busca en la pantalla el primer tren capaz de llevarla lo más lejos y rápido posible: uno, que sale en ocho minutos, con destino a Bordeaux.

Cuando esta historia comienza, el último lugar en el mundo que Victoire conocía era Bordeaux, ni tampoco el sudoeste de Francia, pero conocía bien febrero que, junto con marzo, es uno de los peores meses en París. Si finalmente no estaba tan mal huir en esa época, al menos le hubiera gustado hacerlo en otras circunstancias. Ahora bien, al no tener el menor recuerdo de las horas que habían precedido a la muerte de Félix, temía que sospecharan de haberla causado. Pero ante todo, no quería tener que dar explicaciones, y además le hubiera sido imposible, al no estar segura de no haber tenido algo que ver.

Después de atravesar varios túneles, Victoire, aturdida, se encierra en el baño para contar el dinero que retiró del banco, donde dejó la cuenta casi en cero. La suma se eleva, en billetes grandes, a alrededor de cuarenta y cinco mil francos, lo suficiente como para tirar cierto tiempo. Después se examina en el espejo: una mujer de veintiséis años, flaca y nerviosa, de aspecto decidido, ojos verdes saltones, y cabellos negros peinados hacia atrás, como un casco en movimiento. No tiene problemas en borrar toda emoción de su rostro, evaporar todo sentimiento, sin embargo no puede sostener esa actitud demasiado tiempo y vuelve a su asiento.

En el sentido del tren y ventanilla en zona fumadores, Victoire hace un esfuerzo por ordenar y clasificar sus recuerdos de la noche anterior, sin lograr reconstruir lo ocurrido durante la velada. Sabía que había pasado la mañana sola después de que Ferrer se fue al estudio, después almorzó con Louise, antes de encontrarse de casualidad con Louis-Philippe en el Central hacia el final de la tarde. Todo siempre es de casualidad en el Central, y frecuentemente era hacia el final de la tarde cuando Victoire se encontraba con Louis-Philippe, por lo tanto, en realidad, solían encontrarse sin planificarlo. Recordaba haber tomado un par de tragos con él, y después haber vuelto a su casa, quizás un poco más tarde que de costumbre. Luego, efectivamente, ningún recuerdo más. Otra persona, en el lugar de Victoire o en un caso similar, hubiera pedido consejo a sus conocidos, pero no ella, sin familia y sin más relaciones.

[ADELANTO DEL LIBRO EN PDF]

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Jean Echenoz

Jean Echenoz (Orange, 1947) ha publicado en Anagrama doce novelas: El meridiano de Greenwich (Premio Fénéon), Cherokee (Premio Médicis), La aventura malaya, Lago (Premio Europa), Nosotros tres, Rubias peligrosas (Premio Novembre), Me voy (Premio Goncourt), Al piano, Ravel (premios Aristeion y Mauriac), Correr, Relámpagos y 14, así como el volumen de relatos Capricho de la reina. En 1988 recibió el Premio Gutenberg como «la mayor esperanza de las letras francesas». Su carrera posterior confirmó los pronósticos, y con Me voy consiguió un triunfo arrollador. Ravel también fue muy aplaudido: «No es ninguna novela histórica. Mucho menos una biografía. Y ahí radica el interés de este espléndido libro que consigue dar a los géneros literarios un nuevo alcance» (Jacinta Cremades, El Mundo). Correr ha sido su libro más leído: «Hipnótica. Ha descrito la vida de Zátopek como la de un héroe trágico del siglo XX. La de un ciudadano sin ideología que fue víctima de los dos grandes totalitarismos» (Miquel Molina, La Vanguardia); «En Correr nos reencontramos con la ya clásica voz narrativa de Echenoz, irónica, divertidísima, y tan cercana que a ratos parece oral... Está escribiendo mejor que nunca» (Nadal Suau, El Mundo). Relámpagos «devuelve a la vida al genial inventor de la radio, los rayos X, el mando a distancia y el mismísimo internet» (Laura Fernández, El Mundo). La acogida de 14 fue deslumbrante: «Una obra maestra de noventa páginas» (Tino Pertierra, La Nueva España). Su última entrega, Capricho de la reina, «es una caja de siete bombones: prueben uno y acabarán en un santiamén con la caja entera» (Javier Aparicio Maydeu, El País).

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