Para encontrar la misma dimensión sensorial que impregna todas las páginas de la Doble fuga hay que acudir a los relatos de Djuna Barnes, Julien Gracq, Violette Leduc o Pierre Michon.
El concepto sensorial hace referencia a la apreciación de la exterioridad a través de la intimidad de los sentidos, y encaja perfectamente con el relato de Legrand, donde la interioridad y la exterioridad forman la misma sustancia indivisa.
El lecho en el que se abordan y desbordan los amantes parece indisolublemente fundido al entorno húmedo, vegetal y lujurioso que lo envuelve, como en las escenas de deseo y horror de El bosque de la noche, donde Djuna Barnes despliega todo el poder selvático y emponzoñado de su prosa salvajemente lírica.
Pero que no se engañe el lector: no nos hallamos ante una narración de fácil lectura, si bien tiene la ventaja de tener sólo cuarenta páginas. Doble fuga de amor y muerte es un relato de una densidad que eleva desde la carnalidad más intensa del deseo, y comienza con la exhaustiva visión de una rosa que reposa en un vaso de agua iluminado por una lámpara cónica. Es la imagen de la rosa de oro de los herméticos, y de hecho Doble fuga es un poema en prosa sobre la alquimia del amor, que convierte el plomo de la existencia en oro ardiente y prístino.
Doble fuga habla de la muerte, pero también del renacimiento y de ese doble de nuestro ser que surge en los momentos más culminantes del amor, cuando nos convertimos en la visión más resplandeciente de nosotros mismos.
Doble fuga es una narración aconsejable para los que amen de verdad la novela lírica, discontinua y con una gran carga de abstracción. No en vano se anticipa claramente al nouveau roman. A continuación transcribo algunos aforismos entresacados del libro que me han parecido especialmente hermosos e incisivos:
“Toda belleza es una mentira cuando se cree eterna.”
“El día danza por la noche.”
“El amor es temible.”
“La habitación estaba suspendida entre los pinos.”
“Nuestros sentidos: pájaros soltados en un océano de maravillas.”
“Aquella voz suya tan clara cuando hablaba de la locura.”
“En ella tenía lugar la danza del fin del mundo.”
“Vencido el pudor, el amor es un don perfecto.”