Ficha técnica
Título: Rusia imaginada | Autores: Pilar Adón, Víctor Andresco, Jon Bilbao, Óscar Esquvias, Espido Freire, Esther García Llovet, Daniel Sánchez Pardos, Marta Sanz, Berta Vías y Marian Womack. | Edición: Care Santos | Editorial: Nevsky | Género: Cuentos | ISBN: 978-84-938246-7-9 | Páginas: 320 | PVP: 22,00 € | Publicación: Octubre de 2011
Rusia imaginada
Berta Vias Mahou
Existe un dicho ruso que afirma que si pasas una semana en Rusia planearás una novela, si pasas un mes un relato, y si pasas un año entero en el país su compleja realidad te descubrirá la evidencia: jamás serás capaz de escribir nada que recoja su compleja esencia. Hemos querido llevar a cabo el experimento contrario: diez autores contemporáneos españoles escriben cuentos sobre Rusia. La única condición es que los sitúen en un lugar desconocido para ellos: Múrmansk, Vítebsk, Prípiat, Majachkalá, Vyra… Literatura y viaje se unen en un cuaderno de travesía en el que se confunden, a la medida que el escritor va apropiándose del espacio que recrea.
Diez miradas personalísimas y distintas que revelan una Rusia inaudita, fuera de los tópicos y las ideas preconcebidas, pero no menos fascinante. Parafraseando al poeta, no se puede entender Rusia con la mente, solo se puede creer (o crear) Rusia.
9.288 (Epílogo)
Queridos Marian y James:
Acabo de dejar atrás Jabárovsk. Al rebasar el punto kilométrico 8.521 he experimentado una felicidad nueva, de la que deseo haceros partícipes. Nadie puede comprenderme mejor que vosotros. No es la primera vez que siento esta redención de la distancia. He viajado mucho. Aunque no era el deseo de conocer lo que me impulsaba. Era el de alejarme.
Esta carta os llegará junto al original de la última versión del libro, nuestro maravilloso libro, tan ruso, tan evocador, tan brillante. Como los textos no necesitaban corrección ni comentario, en los últimos días me propuse tan solo experimentar las emociones que los relatos despertarán en los lectores. Este volumen es muchas cosas. Ante todo, un viaje. Un viaje emocionante que me ha hecho llorar en más de una ocasión. No sabía si decíroslo, por si poníais en duda mi profesionalidad. ¿Lloran los antólogos? Eso ya no importa. Todo está consumado. La palabra es el único rastro perdurable que vale la pena dejar en el mundo.
En los cuentos abundan los personajes que viajan y también los que renuncian a su vida guiados por incomprensibles afanes. También hay muertos. Algunos dejan este mundo con sigilo, mientras que otros precisan de una gran orquestación para decir adiós. La gente muere como ha vivido. Os maravillará lo muy rusos que se han vuelto nuestros queridos autores, qué camaleónica capacidad demuestran para vestirse una piel eslava. Después de leerles con devoción una y otra vez, comencé a sentir la necesidad de trasformarme. De pisar sus paisajes imaginados. De comprobar. ¿No creéis que de ciertos viajes no se regresa jamás?
He aquí mis razones.
No os alarméis, por favor. Se trata de la decisión de una mujer adulta, cansada de ser sensata, enferma de literatura, que por una vez sabe lo que quiere. Cuando recibáis estos papeles, habré desaparecido. Puede que los míos, incrédulos, me busquen durante un tiempo. Luego, se resignarán. Ningún ser humano es imprescindible. No, si ha dejado bien resueltas las cuestiones legales y algún dinero en el banco. Después de un año, se me dará por fallecida y se abrirá mi testamento. En los últimos tiempos he contratado un seguro de vida y he incluido a mi marido en todas las cuentas bancarias. La soledad requiere tranquilidad de conciencia.