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Ficha técnica

Título: Clavícula |  Autora: Marta Sanz | Editorial: Anagrama | Colección: Narrativas hispánicas | Páginas: 208 | Fecha: mar/2017 | ISBN 978-84-339-9829-3 | Precio: 16,90 euros

 

Clavícula

Marta Sanz

ANAGRAMA

Durante un vuelo, a Marta Sanz le duele algo que antes nunca le había dolido. Un mal oscuro o un flato. A partir de ese instante crece el cómico malestar que desencadena Clavícula: «Voy a contar lo que me ha pasado y lo que no me ha pasado. La posibilidad de que no me haya pasado nada es la que más me estremece.»

Aquí, la narración del episodio autobiográfico se fractura como el mismo cuerpo que se deforma, recompone o resucita al ritmo que marcan las violencias de la realidad. La descomposición del cuerpo parece indisoluble de la descomposición de un tipo de novela orgánica donde se mienten las verdades y se usan trampillas y otros trucos de prestidigitación.

En Clavícula -o Mi clavícula y otros inmensos desajustes- no: aquí la palabra busca dar cuenta de los hechos, más o menos difuminados, para llegar a entender.

La dificultad de nombrar el dolor suscita grotescas reflexiones: ¿primero me duele y luego enloquezco?, ¿me duele porque he enloquecido?, ¿el dolor nace del dentro o del fuera?, ¿primero me explotan, luego enloquezco y después me duele?, ¿o me duele y me hago consciente de que me explotan?

Al hilo de ellas se aborda una retahíla de temáticas: el filo que separa el cuerpo de sus relatos científicos y su imaginación; la intolerancia ante el desequilibro psicológico y el desequilibrio como síntoma cada vez menos excepcional; la ansiedad como patología del capitalismo avanzado y, frente a los grandes titulares, la situación concreta de un centro público de salud; lo psicosomático; la hipocondría y las enfermas quizá no tan imaginarias; las enfermedades y el dolor específicamente femeninos; la sobreexplotación y el miedo a la pobreza que castiga, sobre todo, a las mujeres; el dinero y las cuentas familiares, la cifra exacta que agudiza una molestia ósea persistente.

Marta Sanz retoma el tono autobiográfico de La lección de anatomía, pero en lugar de hacer memoria y reconstruir históricamente el propio cuerpo, esta vez se concentra en un solo punto. Un libro sobre el lado patético o reivindicativo del quejarse que, con sentido del humor, negro y autocrítico, conjuga la mirada social con una mirada sobre la literatura misma. Porque la carne a veces se hace palabra y la palabra a veces se hace carne. La segunda posibilidad da mucho miedo.

[Comienzo del libro]

Voy a contar lo que me ha pasado y lo que no me ha pasado.
La posibilidad de que no me haya pasado nada es la que más me estremece.

¿Cuándo empieza el dolor?, ¿el primer síntoma? Quizá yo podría fijar el mío mientras sobrevuelo el océano Atlántico rumbo a San Juan de Puerto Rico. Aunque ése sería más bien el exótico o cosmopolita comienzo de una novela que tendría que firmar alguien que no soy yo. Un escritor peruano residente en USA o una autora de bestsellers entre históricos y sentimentales. Pero realmente sucede así; mientras sobrevuelo el mar constantemente diurno, noto la presencia de una costilla bajo el pecho izquierdo. Y, en la costilla, detecto una pequeña cabeza de alfiler que súbitamente se transforma en una huella de malignidad. Una fractura en la osamenta o el reflejo de una vorágine interior.

Voy leyendo un libro – siempre leo alguna cosa- con el que procuro distraerme del ruido de mi propio cuerpo, que suena, grita, me habla. Estoy harta de escucharlo. Durante unos instantes estoy convencida de que esta vez ya no hay marcha atrás y este viaje será el punto de inflexión hacia lo malo. Un poco más tarde, sé que no pasa nada con la misma seguridad con que hace un minuto se me secaba la boca porque iba a morir. El cuerpo está lleno de señales que algunas veces son la consecuencia de una presión ridícula. Una ventosidad. Pienso en clave cómica, y recuerdo a mi tía Alicia aquejada de un ataque de pedos en una sala de urgencias: ella se había diagnosticado un infarto. Se me tuerce una sonrisa. Malditas benditas malas posturas. Voy leyendo un libro y, como siempre ocurre, mientras uno lee a la vez va pensando en otras cosas y posiblemente ésa sea la gracia de leer. El pensamiento paralelo. Paralelepípedo. Las figuras geométricas y los copos de nieve.

 

[ADELANTO DEL LIBRO EN PDF]

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Marta Sanz

Marta Sanz es doctora en Filología. En Anagrama ha publicado las novelas Black, black, black: «Admirable. Tiene la crueldad y la lucidez desoladora de una de las mejores novelas de Patricia Highsmith, El diario de Edith» (Rafael Reig, ABC); Un buen detective no se casa jamás: «Vuelve a mostrar su dominio del lenguaje (y de sus juegos) y del registro satírico (de la novela de detectives, de la novela romántica), con una estupenda narración» (Manuel Rodríguez Rivero, El País); Daniela Astor y la caja negra (Premio Tigre Juan, Premio Cálamo y Premio Estado Crítico): «Hipnótico, fascinante y sobrecogedor» (Jesús Ferrer, La Razón); una versión revisada y ampliada de La lección de anatomía: «Ha conseguido situarse en una posición de referencia de la literatura española, o, en palabras de Rafael Chirbes, “en el escalón superior”» (Sònia Hernández, La Vanguardia); Farándula (Premio Herralde de Novela): «Muy buena. Estilazo. Talento, brillo, viveza, nervio, inventiva verbal, verdad» (Marcos Ordóñez, El País); Clavícula: «Uno de los libros más crudos, brutales e impíos que haya leído en mucho rato» (Leila Guerriero); una nueva edición de Amor fou: «Una de las novelas más dolorosas de Marta Sanz... Las heridas que deja son una forma de lucidez» (Isaac Rosa), pequeñas mujeres rojas: «Una brutalidad literaria, un despliegue verbal que asombra» (Luisgé Martín), así como el ensayo Monstruas y centauras: «Extraordinario» (María Jesús Espinosa de los Monteros, Mercurio) y Persiana metálicas bajan de golpe: «Una propuesta literaria tan singular, tan diferente a lo que se factura hoy día en España…No, no exagero. Sanz es de las grandes» (Sara Mesa) y el diario íntimo Parte de mí: «Un maravilloso diario de pandemia en el que su origen no empaña la exigencia estilística… Quizá el libro más íntimo de su autora (Carmen R. Santos, El Imparcial). Fotografía © Maria Rapela.

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