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Ficha técnica

Título: En busca del silencio | Autor: Adam Ford | Traducción: Eva Cruz | Editorial: Siruela | Colección: Tiempo de Mirar, 5 | Encuadernación: Cartoné | Páginas:156 | Dimensiones: 130 x 200 | ISBN: 978-84-16964-45-1 | Fecha: feb-2017 | Precio: 15,90 euros

En busca del silencio

SIRUELA

Adam Ford examina el poder creativo del silencio en diversas tradiciones religiosas como fuente de fuerza interior y autoconocimiento, así como su lado más oscuro, cuando se usa como arma política o en una relación afectiva. Este libro demuestra que podemos encontrar momentos de paz para alimentar el espíritu en un mundo cada vez más caótico y vertiginoso.

Introducción

El placer del silencio tiene que ser una de las experiencias más democráticas que existen: está a disposición de cualquiera en este mundo ruidoso, ya sea joven o viejo, rico o pobre, religioso o laico. El silencio siempre está ahí, rondándonos calladamente, en la trastienda de nuestras vidas, esperando a que lo disfrutemos. Puede servir de consuelo en momentos de ansiedad y ayudarnos a regenerar el espíritu; también puede ser fuente de una gran energía creativa, como han descubierto artistas y escritores de todos los tiempos. 

En busca del silencio

El silencio, un ejercicio espiritual

En la generación anterior era raro oír que alguien se iba de retiro. La idea de someterse a un silencio impuesto en algún árido claustro religioso a mucha gente le parecía algo bastante extraño y negativo querer hacerlo, asociado a frailes y a monjas y a una renuncia del mundo; algo casi antinatural.

Los tiempos han cambiado. Ahora irse a un retiro un fin de semana es casi tan normal como pasar tiempo en un balneario o apuntarse a clases de yoga. Buscar silencio en estas vidas ajetreadas y llenas de ruido se ha convertido en un ejercicio espiritual que mucha gente, tanto religiosa como laica, persigue. El silencio no entiende de fes, y un ateo puede explorarlo tan bien como un creyente.

Interrogar al silencio

 Caí en la cuenta del poder del silencio, tanto como consuelo como como fuerza creativa, a una edad ya avanzada; aunque siempre había sido para mí un compañero, rara vez había reparado en su presencia. Me ocurrió escuchando una entrevista en la BBC Radio 4 mientras conducía; estaban hablando de la vida del poeta George Mackay Brown, originario del archipiélago de las Orcadas. Yo había tenido el enorme privilegio de conocer a aquel hombre en Stromness, en las Orcadas; era un personaje dulce y encantador que se complacía en escuchar la descripción de la zona por la que habíamos estado paseando un amigo mío y yo en la isla de Hoy. En sus relatos y en sus 9 Introducción poemas demostraba un talento extraordinario para la descripción de esas islas de bajo relieve, de sus gentes y del mar, siempre presente, como el viento, las gaviotas y las focas. El entrevistado estaba hablando de George y de su obra, y de cómo el poeta buscaba inspiración sentado en su casa de Stromness mientras aquel pueblo de pescadores era golpeado por el océano y las galernas del Atlántico Norte. Atizaba el fuego de madera de turba en su chimenea, se sentaba tranquilamente y «le preguntaba al silencio».

El valor del silencio

Desde aquel momento siempre he llevado conmigo la expresión «preguntarle al silencio», como un mantra insonoro. El silencio es algo tan obvio, tan disponible, tan cotidiano. La mayor parte del tiempo no lo valoramos ni nos molestamos en llamarlo así; y sin embargo es del silencio de donde surgen la paz, la creatividad, el autoconocimiento, la fuerza interior e incluso el poder. Imaginarme a George «preguntándole al silencio» me ayuda a repasar mi propia experiencia de la soledad y la quietud, de la oración y la meditación, bajo una nueva luz. El silencio: ese compañero al alcance de la mano.

[ADELANTO DEL LIBRO EN PDF]

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