Skip to main content
Blogs de autor

'The sound of music'

Por 16 de enero de 2007 Sin comentarios

Marcelo Figueras

¿Cuánto ha cambiado, en los últimos años, la forma en que escuchamos música? Hay un tramo inicial que sigue siendo lo que era: el vientre materno es una cámara líquida que lo asordina todo, por eso en el nacimiento nuestra primera vivencia del mundo exterior es el frío primero, y el ruido después. El mundo es un lugar lleno de sonidos. En algún momento aprendemos a diferenciar lo que es puro estruendo, cacofonía, de las melodías que madre y padre cantan al abrazarnos: nuestra primera experiencia musical. Pero a partir de allí quedamos librados cada uno a nuestra suerte –y a la tecnología.

No había tocadiscos en mi casa cuando yo era pequeño, apenas una radio AM en la que la música constituía tan sólo un elemento entre tanto jingle y tanta noticia. Cuando quería escuchar canciones de Los Beatles, llamaba a la prima de mi madre –que sí tenía tocadiscos- y le pedía que pusiese un disco para poder escucharlo a través del teléfono.

Después llegó el tocadiscos. La adolescencia es para mí el tiempo en que escuchaba música: tenía infinidad de discos de vinilo, de ese tamaño tan generoso y conveniente, y ponía música durante horas mientras leía las letras que venían en los sobres internos o impresas en la tapa misma. Todavía hoy, cuando me encuentro con alguna de esas músicas que no escucho desde entonces, soy capaz de recordar cada nota de cada solo con precisión total.

Después tuve un grabador de esos que reproducía cassettes. Nunca fui hombre de cassette, me gustaba más manipular los discos, que además sonaban mejor. Hoy conservo todos aquellos discos pero ninguna de aquellas cintas: extraño especialmente una de Sally Olfield que me regaló mi amigo Joaquín, a quien le gustaba grabar música para su gente.

Después vino el CD. El primero que tuve fue Peter Gabriel III, que por supuesto ya atesoraba en disco. Todo lo que salió de allí en adelante lo compré en CD, y todavía me falta mucho para recuperar todas las cosas memorables que había coleccionado en vinilo.

Ahora existe el MP3 –todas mis hijas tienen uno- y el iPod –todas mis hijas pretenden uno-, pero yo sigo aferrado al CD. En parte por la costumbre, imagino, y en parte porque aunque vivimos en un mundo de singles yo sigo apegado a la noción del álbum, de la obra que va más allá de los tres minutos de la canción pop, por perfecta que sea. Me parece que manejándome tan sólo con canciones sueltas me pierdo algo, como si pretendiese saborear un postre probando tan sólo los confites que le han echado por encima. Pero supongo que será cuestión de tiempo, nomás; sé que hay un iPod en mi futuro.

Lo definitorio, más allá de la tecnología, es el espacio que se le dedica a la música en la vida. Hace muchos años que ya no me siento a escuchar discos, consagrándoles mi completa atención. En realidad ahora también me siento, pero para hacer otra cosa: el dominio de la música en mi vida se limita al interior de mi automóvil. Subo al auto, lo enciendo y un segundo después estoy escuchando música. No es extraño verme circular cantando a todo pulmón. A menudo me interrumpo para maldecir a algún otro conductor, pero al instante retomo la melodía. Me gusta cantar, y me gusta cantar cuando conduzco. El auto es mi estudio privado, mi cámara de ecos.

Días atrás, por primera vez en siglos, me tumbé en un sillón para dedicarle mi entera atención a un álbum: Continuum, de John Mayer. Me encantó recuperar la experiencia, pasar las páginas del librito interno y leer cada letra, cada crédito. Sin embargo, ahora que estoy instalado en una casa de los suburbios de Buenos Aires, y a pesar de que cuento con un maravilloso equipo de sonido, tiendo a pedirle a mi gente que por favor apague la música. Una de las características de la niña protagonista de mi novela La batalla del calentamiento es su capacidad de oír la música que existe en cada cosa: en el agua que hierve, en los pies al hundirse en la nieve, en la frutilla cuando se la aprieta entre los dedos. Además escucha una radio portátil Spika, pero sabe que la música es mucho más que aquello que los hombres componen e interpretan cuando están convencidos de hacer música. Aquí en Pilar encuentro música en los pájaros, en el frufrú de las hojas al rozarse, en los grillos y en las chicharras, en el viento al rozar el parche del agua. Después de convivir con ella tanto tiempo, debo haberme vuelto un poco Miranda.

profile avatar

Marcelo Figueras

Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) ha publicado cinco novelas: El muchacho peronista, El espía del tiempo, Kamchatka, La batalla del calentamiento y Aquarium. Sus libros están siendo traducidos al inglés, alemán, francés, italiano, holandés, polaco y ruso.   Es también autor de un libro infantil, Gus Weller rompe el molde, y de una colección de textos de los primeros tiempos de este blog: El año que vivimos en peligro.   Escribió con Marcelo Piñeyro el guión de Plata quemada, premio Goya a la mejor película de habla hispana, considerada por Los Angeles Times como una de las diez mejores películas de 2000. Suyo es también el guión de Kamchatka (elegida por Argentina para el Oscar y una de las favoritas del público durante el Festival de Berlín); de Peligrosa obsesión, una de las más taquilleras de 2004 en Argentina; de Rosario Tijeras, basada en la novela de Jorge Franco (la película colombiana más vista de la historia, candidata al Goya a la mejor película de habla hispana) y de Las Viudas de los Jueves, basada en la premiada novela de Claudia Piñeiro, nuevamente en colaboración con Marcelo Piñeyro.   Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País.   Actualmente prepara una novela por entregas para internet: El rey de los espinos.  Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País. Actualmente prepara su primer filme como director, una historia llamada Superhéroe.

Obras asociadas
Close Menu