Skip to main content
Blogs de autor

Polémicas vigentes, polémicas pendientes

Por 6 de marzo de 2007 Sin comentarios

Marcelo Figueras

Durante el último mes el suplemento de cultura de Página 12, Radar, se vio animado por una polémica en torno de la figura de Osvaldo Soriano. La chispa saltó con el número dedicado al aniversario de la muerte del escritor, a quien considero el último gran narrador popular de la Argentina. (Para mí Fontanarrosa sigue siendo ante todo un hombre de la historieta porque fue mediante ese género, al que no considero nada menor, donde reveló su talento.) En aquella edición de Radar, alguien –ya no recuerdo si fue Guillermo Saccomanno u Osvaldo Bayer- recordó que en alguna ocasión Soriano había sido invitado a la Facultad de Letras a conversar con los estudiantes, y que se había sentido agredido y humillado durante la velada. En todo caso, tanto Saccomanno como Bayer defendieron el valor de Soriano como artista, en plena consciencia de que el Gordo ni siquiera terminó la escuela secundaria, y le pasaron el fardo de aquel dolor que se llevó a la tumba a la titular de una de las cátedras de la Facultad, Beatriz Sarlo, reputada intelectual y columnista de la revista Viva del diario Clarín. La cuestión es que Sarlo respondió el domingo siguiente que ella no había organizado el encuentro y devolvió mandobles a diestra y siniestra, lo que motivó que al otro domingo Saccomanno y Bayer volviesen a la carga, y después Sarlo otra vez, y María Moreno tratando de separar la paja del trigo con tan mala fortuna que Bayer la eligió el domingo siguiente como blanco de una andanada… y así hasta este domingo, que nadie puede garantizar que sea el último.

La polémica en sí misma es bienvenida. La vida literaria de la Argentina suele transcurrir en una falsa placidez que apenas oculta que las distintas tribus –que las hay- tratan de vivir como si las otras no existiesen; es una cultura de la negación del otro, que lamentablemente tiene profundas raíces en la historia nacional. Lo cierto es que a esta altura ya no se sabe bien qué están discutiendo; los argumentos han cedido paso a los pases de factura alentados por viejos enconos. Este domingo una columna de Germán Ferrari trajo algo de sensatez al asunto. Ferrari se limitó a buscar evidencias. Encontró varios reportajes que Soriano dio antes de morir en los que hacía referencia a la mítica velada en Letras. “La Facultad de Letras forma gente para entender la literatura de una manera, no de varias. Ciertos sectores que allí se formaron son lo menos pluralista que yo conozco”, le dijo a la revista La Maga en mayo del 92. (Un diagnóstico con el que concuerdo, en términos generales.) Un artículo previo, de diciembre del 91, daba cuenta en el suplemento cultural de Clarín que Soriano había asistido a un ciclo de charlas de la Facultad de Letras, “animándose como visitante y resistiendo firme”. A esta altura queda claro que el ciclo existió; sólo resta determinar quién organizó aquel ciclo universitario, si fue Sarlo como algunos pretenden… o si fue tan sólo alguien que trabajaba bajo su égida.

Lo que queda claro es que existen al menos dos grandes bandos en este asunto: los que reivindican la literatura como una parte importantísima de la cultura popular, con un valor tanto testimonial como transformador de la historia, y los que se contentan con que sea una tarea de iluminados, debatida y disfrutada tan sólo dentro de un cenáculo. (Esta es una clasificación interesada, por supuesto: ¡no imaginarán que yo me pongo al margen de esta dicotomía!) Y también resulta evidente que más allá de esta polémica puntual, existen muchas otras que tenemos pendientes con carácter de urgencia: por ejemplo, cómo hacer para que la literatura, y muy especialmente la literatura que se hace aquí, vuelva a ser un bien masivo en un tiempo de crisis económica, concentración editorial y páramo creativo. (Claro, esta es una discusión que sólo le interesa a uno de los bandos, dado que el otro está contento con las cosas como están. ¡Pero eso no es excusa para que los que estamos de este lado no nos arremanguemos para intentar resolver la cuestión!) Por lo demás, puedo decir que me gustan los libros de Soriano, y que conozco a Saccomanno desde que escribía guiones de historietas, y que admiro al Bayer de Los vengadores de la Patagonia trágica y Severino Di Giovanni, pero soy incapaz de mencionar el título de un solo libro de Beatriz Sarlo. (Para columnista dominical, me quedo con Rosa Montero.) Ya sé que en este caso se trata de una falta mía, de un agujero en el tejido de la información de que dispongo, pero las pocas cosas que sé sobre esta autora –ayer leía que según Horacio Verbitsky, Sarlo dice que Rodolfo Walsh cultivaba “una estética de la muerte”, con lo que sinceramente disiento- me quitan todas las ganas de intentar conocerla. ¡Uno no puede leerlo todo!

Yo soy de los que creen que hay que vivir para poder escribir, en vez de escribir por temor a vivir.

profile avatar

Marcelo Figueras

Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) ha publicado cinco novelas: El muchacho peronista, El espía del tiempo, Kamchatka, La batalla del calentamiento y Aquarium. Sus libros están siendo traducidos al inglés, alemán, francés, italiano, holandés, polaco y ruso.   Es también autor de un libro infantil, Gus Weller rompe el molde, y de una colección de textos de los primeros tiempos de este blog: El año que vivimos en peligro.   Escribió con Marcelo Piñeyro el guión de Plata quemada, premio Goya a la mejor película de habla hispana, considerada por Los Angeles Times como una de las diez mejores películas de 2000. Suyo es también el guión de Kamchatka (elegida por Argentina para el Oscar y una de las favoritas del público durante el Festival de Berlín); de Peligrosa obsesión, una de las más taquilleras de 2004 en Argentina; de Rosario Tijeras, basada en la novela de Jorge Franco (la película colombiana más vista de la historia, candidata al Goya a la mejor película de habla hispana) y de Las Viudas de los Jueves, basada en la premiada novela de Claudia Piñeiro, nuevamente en colaboración con Marcelo Piñeyro.   Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País.   Actualmente prepara una novela por entregas para internet: El rey de los espinos.  Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País. Actualmente prepara su primer filme como director, una historia llamada Superhéroe.

Obras asociadas
Close Menu